Los finales
felices son historias sin acabar.
Angelina Jolie (Sr. y Sra. Smith)
Fue difícil salir del hotel el primer día que estuvimos ahí, tan complicado
desde el momento en que me propuse abandonar la habitación.
Sí, todos sabemos y estamos de acuerdo en que las mejores cosas se hacen
en la cama, pero teniendo mis compromisos escolares no era como si pudiera
desecharlos solo por el sexy hombre que se encontraba enredado entre las
sabanas en medio del amplio colchón, ni como si fuera a dejarme manipular por
la tentadora manera en que en más de tres ocasiones me retuvo bajo, encima y a
un lado de él.
Luego de que se aprovecho y manoseo cuanto quiso, logré escabullirme el
suficiente tiempo para alistarme y así ir a la universidad. Desafortunadamente él
me alcanzo justo cuando estaba a punto de huir. Fue entonces que pasamos un
poco de más de una hora consiguiendo el celular perfecto para mí, uno con el
que pudiera mantenerse las veinticuatro horas comunicado conmigo de ser necesario.
Después de eso, pude ir a clases, pero apenas pasé el enrejado del
campus recibí un mensaje de él, “Ven
directo en cuanto termines”, y ahí estaba de nuevo el controlador humano
que se autonombraba ser mi ‘hombre’.
Sin querer arriesgarme a que me llamara en medio de mi clase, me dispuse
a contestarle por lo que con mi vista clavada en las palabras que se iban
formando en la pantalla del teléfono, seguí mi camino por los pasillos hasta
que escuche mi nombre.
—¡Yah Jaejoong, ¿ahora vas a ignorarnos?!
Junsu gritó mientras se sentaba en el barandal de una de las escaleras,
alrededor de él había al menos diez chicos más, entre ellos Minho.
Solo agité la mano, miré mi reloj e hice una seña para indicar que ya
era tarde por lo que no podía quedarme conversando en ese momento. Eso no les
importo cuando uno de ellos fue hacia mí para arrastrarme al sitio donde los
demás estaban.
—¿Cuál es la prisa? Tenemos una hora libre antes de que inicie nuestra
próxima clase.
Incline la cabeza por la declaración de Junsu, repasé en la mente mi
horario y concluí que él tenía razón. Estábamos juntos en casi todo el día, así
que él conocía a la perfección mi itinerario escolar.
—Lo olvide —dije bajando mi mochila al suelo, yendo a recargarme en la
pared.
—¿Así que, volviste con Yunho?
No me sorprendió que Junsu iniciara el tema, ni que lo hiciera de
conocimiento general, porque uno de sus pasatiempos favoritos era hacer de mi
vida un espectáculo al que cualquier persona podía acceder.
—Si —respondí descendiendo los hombros, viendo de reojo la expresión
seria de Minho. Por mucho que quisiera fingir indiferencia, sabía que las cosas
entre nosotros aún debían resolverse.
—Bien porque estabas dañando mi reputación —Junsu continuó, dando un
salto para bajar del pasamano—. Saliendo con cualquier tipo sin mostrar un
mínimo de estándares daba la impresión de que solo te interesaban los
perdedores, y ya que tú y yo un tiempo —Movió sus manos entre ambos
acercándoseme—. Era incomodo que pensaran lo mismo de mi.
—Como siempre, solo piensas en ti —Minho dijo pasando un brazo sobre mis
hombros, comenzando a guiarme a otra parte. El pánico me llego al creer que pronto
estaríamos solo nosotros dos y no tenía una idea en concreto de lo que podría
suceder.
—Yo… —Mi voz se cortó antes de siquiera formar algo coherente, tal vez
una explicación habría sido lo apropiado, pero solo disculpas rondaban por mi
mente—. Siento haberme ido así sin despedirme en persona, pero es que…
Él sonrió poniendo sus manos en mis brazos, parando de tajo lo que yo
decía. —Si me lo hubieras dicho de frente, me habría opuesto a que regresaras
con él y probablemente eso hubiera propiciado un escándalo, así que hiciste lo
mejor.
—Sí pero, después de lo que sucedió aún espero que podamos seguir
llevándonos bien —Egoísta o no, realmente deseaba eso—. Entenderé si no quieres
lo mismo.
—Supe el día que te encontré lloriqueando como una quinceañera que
acabada de ser botada por su novio —Hizo un pausa retirando sus manos de mi—, que
si podía seguir siendo tu amigo.
Estuve a nada de protestar, pero en su lugar me mordí la lengua y
asentí. Él había ya hecho demasiado por mí para que yo le reclamara por esa
infame comparación. ¿Que acaso es un delito llorar?, ¿qué solo porque yo tengo
una apariencia impresionantemente genial no tengo el derecho de romperla por un
día? Es difícil tratar de lucir siempre imperturbable, muchos al igual que yo requerimos
de un momento de reflexión y quiebre para luego salir adelante, al fin y al
cabo soy una persona –no como cualquier otra– que tiene básicas necesidades humanas.
Mis pensamientos se estropearon cuando sentí una calidez en mi mejilla,
mis ojos se ampliaron al comprobar que esta provenía de los labios de Minho. Me
aparte poniendo una mano en el lado de mi cara, desconcertado por lo que
acababa de suceder.
—Cuando quieras vengarte del tipo con el que estas, quiero que sepas que
estoy dispuesto a ser la manzana de la discordia —propuso sonriendo con su
cuerpo a medio girar, alistándose para irse—, aún cuando sea solo físico —añadió
antes de alejarse dejándome sin palabras.
El resto de mi estancia en la facultad fue absolutamente normal y tal
cual lo pidió Yunho, después de clases me fui directamente hacia el hotel. Él
había conseguido una tarjeta electrónica también para mí, así que yo mismo me
encargue de abrir la puerta de la habitación. En cuanto puse un pie dentro,
escuche voces por lo que discretamente cerré y caminé hasta la orilla desde
donde vi las espaldas de dos hombres que hablaban frente a Yunho cerca del gran
ventanal.
Afiné mi sentido del oído para capturar la conversación y aunque la
mayoría de lo que entendí fueron frases y palabras entrecortadas, pude deducir
que el tema era la empresa y su nuevo encargado, el sustituto de Yunho.
—Jefe, él pretende unificar a Gangman y Gangbuk en un solo bando e
imponer sus…
—Ssh —Yunho lo calló cuando se dio cuenta de mi presencia, y dado que ya
no había motivo para seguir escondido, di un paso quedando al descubierto de
ellos.
—Hey Jae, es bueno verte de nuevo —Myungsoo saludó con una ligera
sonrisa en su rostro.
—Me alegra verlos a mi también —contesté mientras dejaba mis cosas junto
al florero colocado en una delgada mesa aliñada a la pared—. ¿Cómo han estado?
¿Ahora que no están a las órdenes de Yunho, pueden respirar mejor?
Un resoplido salió de cada uno de ellos al tiempo en que Yunho afilaba
sus ojos hacia mí, movió una de sus manos pidiéndome que me acercara a donde
estaban. Apenas un día antes había considerado que el lugar era bastante grande
pero ahora con esos tres grandes hombres ahí, lucía todo lo contrario. No
obstante que era un espacio largo con dos sillones en el centro, una cama al
fondo y una silla ergonómica para laptop frente a un sofá reclinable del otro
extremo, justo donde me reuní con ellos. Bajo distintas circunstancias, me habría
sentido intimidado junto a personas con ese aspecto de malhechores, pero en ese
momento simplemente estaba cómodo entre ellos, el ambiente era familiar a su
alrededor.
—La oficina ahora es doblemente peor que estar bajo el mando del jefe en
uno de sus peores estados de humor —Myungsoo respondió—. Las malas tácticas del
nuevo encargado han traído situaciones difíciles y pretende echarnos la culpa
por ello. Incluso hace un par de días mientras la mayoría de nosotros estábamos
fuera, hubo una riña entre los subordinados que él trajo de Gangbuk y los demás
de Gangman que permanecían ahí, sin preguntar o averiguar arrastró a Sungmo al
sótano y le dio una golpiza que lo envió al hospital.
—¿Él está bien? —pregunté en un murmullo, sabiendo que ellos solo iban a
hospitales cuando realmente era grave la situación. Entre menos personas ajenas
se involucraran en los negocios, mayor probabilidad de mantenerse fuera del
escrutinio de las autoridades existía.
Myungsoo se encogió de hombros mirando al suelo. Tanto Yunho como yo
aguardamos a que él dijera pero fue otro de ellos el que habló. —Tuvo fracturas
en costillas y brazo, pero el gran problema es la manera en que su cabeza fue
golpeada, los doctores dijeron que fue una suerte que su cerebro no resultara
tan dañado.
—¿Tan? —Yunho no ocultó la molestia en su voz, ni mucho menos el tono
demandante que lo caracterizaba. Esta vez fue Myungsoo quien tomó la palabra.
—Su visión resulto afectada, probablemente en un cincuenta por ciento,
quizás menos, eso no se sabrá hasta dentro de unas semanas.
Como si el asiento lo hubiera propulsando, Yunho se levanto acercándose
al vidrio de la ventana, con sus puños apretados a sus costados y rectitud en
su postura. —¿En dónde está internado?
Por un segundo me desconecté para asimilar las noticias, para cuando
reaccione Yunho y los demás estaban casi afuera de la habitación sin pensarlo
dos veces los seguí sabiendo que se dirigían al hospital y aunque Yunho se
había rehusado al principio, termino aceptando cuando le dije que de alguna u
otra forma yo conseguiría ir.
Para mí el trayecto fue como en un tipo de neblina, aun no recuerdo
exactamente de lo que se hablo dentro del auto donde viajábamos, solo sé que
fue respecto a la situación en la que la compañía se encontraba.
Cuando entramos en el cuarto de Sungmo el olor a antiséptico se hizo más
profundo, es por eso que a la mayoría de las personas no les gusta estar ahí,
es la esencia de enfermedad que se respira en cada rincón de la institución.
Por reglas del propio lugar no pudimos quedarnos por mucho tiempo,
imagino que las enfermeras nos extendieron lo mas que pudieron la hora de
visita, quizás porque se conmovieron al ver a un grupo de feroces hombres
rodeando la cama de un paciente o tal vez porque el aura de ellos se imponía
ante cualquiera.
El optimismo de Sungmo era alto, constantemente haciendo bromas como si
aquello fuera una visita casual en circunstancias mejores. Y ya que nunca he
sido bueno tratando de levantar el ánimo de nadie, puesto que no puedo siquiera
levantarme el mío, me mantuve callado escuchando lo que los demás decían.
Al parecer el nuevo jefe que les habían impuesto era el hombre que
alguna vez había ido a buscar pleito a la empresa, Yoon Eunkwang, el líder de Gangbuk. Un tipo
despreciable que estaba utilizado cualquier serie de métodos que le trajeran
más ingresos, sin importar cuán ilícitos fueran.
Constantemente yo bromeaba con Yunho sobre los negocios ilegales
disfrazados en una cooperativa de crédito, pero la verdad es que nada de eso me
constaba. Como el semi-contador que solía ser yo para él, jamás pude descubrir
algo incriminatorio. Por lo que llegue a pensar que escondían muy bien las
evidencias o en realidad todo estaba limpio.
Ese hombre al que los chicos describían, sonaba como alguien nefasto que
estaba derribando rápidamente lo que según ellos, Yunho había enderezado desde
que estuvo al mando de la compañía.
Sabía que como la rara especie
de familia que eran, le tenían a Yunho algo así como cariño y respeto, tanto
como un superior como la persona que era, aunque no por eso dejaban de tenerle
temor, aún cuando la mayoría de ellos poseían el doble de músculos. Pero no
esperaba que con tanto fervor le insistieran en que regresara, en que hablara
con el presidente para que arreglara el caos dentro del personal y porque se
deshicieran de Eunkwang.
Y yo empecé a sentirme culpable, no podía evitar pensar en que por mi
obstinación de querer a Yunho lejos del presidente no depare en las
consecuencias que acarrearía, solo viendo por mi propia felicidad. Todos ellos
habían sido tan agradables conmigo, y yo no lo pensé dos veces al darles la
espalda y continuar como si no existieran. ¿Cómo alguien podía ser feliz con lo
que era producto de la desdicha de otros?
Volvimos al hotel en un taxi ya que Yunho rechazo la oferta de Myungsoo
por llevarnos, probablemente porque también él necesitaba un momento para
digerir las noticias. Había sido un día lleno de emociones, tanto que me sentía
drenado de energía, fastidiado hasta conmigo mismo así que cuando él trato de
acercárseme yo lo evadí.
Sin un lugar donde poder resguardarme, me deje caer
en el centro de uno de los sillones percibiendo inmediatamente como el espacio
a un lado de mi se hundía por el peso de Yunho. Sus brazos se estrecharon sobre
los míos y en un impulso intente zafarme de ellos. Forcejemos en los siguientes
minutos hasta que agotado me rendí, permitiéndole que me sostuviera contra él y
que mi cabeza reposara en su hombro.
No hubo palabras entre nosotros, durante toda la
noche compartimos solo miradas mientras nos aferramos a lo que teníamos. Estando
juntos en medio de la incertidumbre, deseé que pudiéramos encerrarnos en una
burbuja donde el exterior no pudiera afectarnos. Porque estar con él era
tranquilidad, como si el mundo desapareciera o nosotros estuviéramos en un
propio, demasiado metido en este, que no pensé en que el avance del tiempo no
se congelaría por ambos.
Las cosas nunca son como uno quisiera, a pesar de que anheles solo
felicidad, la tristeza se interpone en un santiamén sin advertencia alguna. Así
lo comprendí una semana después cuando salía de la universidad, esporádicamente
acudía a ver a Sungmo para conversar un rato de cosas tan vánales como a los
partidos deportivos a los que iríamos una vez que él se recuperara. Supongo que
ninguno de los dos se conformaba con las malas expectativas que los resultados
médicos daban.
Yunho había hecho algunas llamadas, jamás me daba detalles pero
sospechaba que por lo menos una de ellas fue con el presidente. Él me pidió que
no me afectara lo que estaba pasando y que tampoco me sintiera culpable, de
hecho dijo que eso era un riesgo de trabajo al que todos ellos estaban
predispuestos a sufrir. Pero de todos modos no por ello se aligero mi apatía.
—Jaejoong-ah, ¿cuánto ha pasado desde la última vez que nos vimos?
—Heonyong, por quien estuve a nada de ser asesinado al hacerle un favor, estaba
de pie delante de mí—. Yah ¿por qué me miras así? ¿no me reconoces?
¡¿Y cómo diablos iba yo a olvidarlo?! Los errores son para aprender de
ellos y definitivamente el me había enseñado que no por miserable que se viera
una persona debía “ayudarle” si todo mi ser decía que era incorrecto hacerlo.
Sobre todo cuando esto implicaba desfalcar la cuenta bancaria de un hot-demon como lo es Yunho.
—Si lo hago, es solo que no creí que te volvería a ver —dije con
sinceridad.
—Caminaba por aquí y recordé que estudiabas por este rumbo, así que creí
que quizás podría pasar a saludarte e invitarte unos tragos.
—¿Por qué? —La pregunta salió sin pensar, él había dejado claro que los
“homos” como yo le daban asco, ¿para qué querría entonces reunirse con uno de
ellos?
—Porque todavía te debo una comida ¿lo olvidaste? —Suspiró mirándome a
los ojos—. Gracias a ti salí bien librado del jefe y aún no he tenido la
oportunidad de hacer nada por ti, no me gusta deberle favores a nadie.
Ladeé mi cabeza examinando su expresión, tratando de encontrar alguna
señal de dobles intenciones de su parte, pero no encontré nada.
Irreversiblemente había perdido mi capacidad innata de saber leer a los
hombres.
—No es necesario, no me debes nada —solté retomando mis pasos con él
siguiéndome sobre mis talones.
—Insisto, vamos, solo una cerveza —Sujetó mi mano haciendo que me
detuviera, rápidamente sacudí esta desenganchándome de la suya—. No lo
compliques —musitó cerca de mi oído y justo cuando me decidí por apartarlo, el
frío de un metal puntiagudo tocó mi cuello—. Vas a quedarte callado y me
acompañaras a donde yo te indique —ordenó pasando su brazo por detrás de mi cintura
ajustando su mano en el extremo de esta.
Estaba completamente seguro de que él tenía en su poder un arma blanca,
quizás un cuchillo o una navaja, no me atreví a cuestionarle y tampoco le vi la
razón de hacerlo. Me guió a un auto con vidrios polarizados donde fui obligado
a entrar en los asientos traseros con él junto a mí. Pude notar que dos sujetos
más iban allí, antes de que mi nariz fuera cubierta por un paño húmedo y mi
cuerpo pareciera caer dentro de un profundo abismo negro que no tenía fin.
—¡¿Tenias que drogarlo?! ¡El jefe va a matarte!
Ese ronco grito fue lo me trajo a la conciencia, mis ojos solo podían
distinguir manchas de colores difusos que flotaban en el aire, había algo que
resultaba ser tan conocido que creía que estaba alucinando.
—Él no quería cooperar, estoy seguro que hubiera hecho un escándalo.
De nuevo los murmullos me trajeron familiriadidad y en cuanto los
ligeros mareos se desaparecieron, pude enfocar mis sentidos en mi alrededor. Y
no me había equivocado, ciertamente estaba en la oficina.
—¿Qué hago aquí? —El sonido que provino de mi garganta fue casi como un
chillido, como si hubiera inhalado gas helio.
—Jae, ¿cómo te sientes?
Myungsoo se arrodillo para quedar a la altura del sillón en donde yo
estaba recostado. —Como que alguien me dio un martillazo en la cabeza —bufé
poniéndome los dedos en las sienes.
—No debiste poner resistencia en primer lugar —Heonyong protestó
recargado en uno de los escritorios.
—¿Pero por que estoy aquí? —Volví a decir.
—El jefe nos dijo que te vigiláramos y cuidáramos de ti.
Lejos del malestar que me abrumaba estaba sumamente confundido, ¿cuidarme
de que y por qué ellos daban vueltas por todos lados como si estuvieran
alistándose para algo importante?
—Dijo que si algo te pasaba nos lo cobraría, así que Jaejoong por favor,
no hagas nada.
Yo no podía decir nada respecto a eso, porque no tenía ni maldita media
idea de lo que hablaban, solo que debía tratarse de algo relacionado al peligro
y que en eso estaba involucrado Yunho.
—¡¿Qué demonios esta ocurriendo? Hablen claro de una maldita vez!
Mi cara debió deformarse monstruosamente porque ellos palidecieron al
mirarme, posiblemente los agarre con la guardia baja y tratándose de mí era
obvio que no se lo esperaran. Presenciar las muestras de intimidación de Yunho
y ser también objeto de ellas me había enseñado a como ejercerlas para mi
propio beneficio.
Myungsoo palmeó mi espalda antes de explicarme lo que venían tramando
desde hace meses, desde que Heonyong había dejado de trabajar ahí. Cuando Yunho
acudió a él para decirle que lo dejaría libre a cambio de que le devolviera el
favor, mismo que precisamente finalizo al llevarme –secuestrado– ahí. El que
Yoon Eunkwang fuera un lame
botas nunca fue desconocido para ellos, Yunho lo sabía perfectamente y fue por
eso que le prestó más atención a la que normalmente le tomaba a cualquiera. De
esa forma se dio cuenta de sus propósitos por ganar de a poco, terreno en el
negocio y embaucar a cuanto pudiera para reemplazar el sitio que Yunho ocuparía
una vez que el presidente se retirara.
Propuso metas
ridículamente imposibles como el de incrementar las ganancias en un tiempo
record por lo que Yunho opto por infiltrar a alguien, el indicado fue Heonyong quien
apenas había sido echado y por ello tenía motivos para vengarse. Entonces comenzó
a ganarse su confianza, al grado de que el hombre le propuso hacer un lio con
los libros de contabilidad para que el fisco acusara a la compañía de evasión
de impuestos, eso traería una exhaustiva investigación y aunándosele las
pruebas falsas acerca de extorsiones que él mismo hizo a nombre de Gangman, pretendía
derivar la culpa en Yunho. Una redonda revancha por los múltiples desplantes
que el hombre había sufrido.
De antemano Yunho sabía quién sería su suplente, por lo que hizo a
Myungsoo participe de sus averiguaciones, aunque el mismo ya no trabajaría más
ahí. Entonces Myungsoo permaneció aún cuando detestaba tener que obedecer a ese
sujeto, pero al menos su presencia sirvió para detener a los demás de linchar a
Heonyong cuando todo lo apuntaba como un compinche más de Eunkwang. Siguieron con el engaño hasta que
recabaron las pruebas suficientes para desenmascararlo e informaron al resto de
lo que sucedía.
—El jefe debe
haber llegado ya, será mejor que nos vayamos ahora mismo.
El comando de Myungsoo me sacó de mi análisis, demasiada información en
tanto poco tiempo me desubicó en tiempo y espacio, pero ver cuán preparados
estaban como para unirse a una guerra hizo que la preocupación se construyera
en mi estómago.
—¿A dónde irán? —Fue lo único que se me ocurrió decir, y realmente por
lo revuelto que estaba mi cerebro, me sorprendió que algo sensato saliera de mi
boca.
—A la guarida de Yoon Eunkwang
—Uno de ellos dijo—. Lo persuadiremos para que confiese por su propia voluntad
—El énfasis que puso al tronar los dedos de sus manos me dijo que no se
limitarían a usar sutiles palabras.
Atacar en el territorio del enemigo no me parecía una buena idea, pero
quién era yo para contradecirlos, ni por un segundo tomarían mi opinión en cuenta,
pero creí que al menos debían tomar más medidas de seguridad para aumentar las
posibilidades de triunfo. Lo único que se me ocurrió y pese a mi repudio, era a
llamar al presidente.
Favorablemente eso fue algo en lo que estuvieron de acuerdo y aún con
renuencias lo hicieron. El hombre fue difícil de convencer, enormemente ya que
yo mismo tuve que hablar con él. Mis modales siempre han sido muy buenos, pero
cuando me exaspero los pierdo fácilmente, así que no fue de extrañar que para
el final de la llamada, mi voz estaba varios decibles más alto de lo que fue al
inicio. Si, tiendo a ser altanero cuando me irrito.
Rechazando el solo aguardar por noticias, esquive cualquier movimiento
que hicieron por retenerme, y puesto que ellos estaban perdiendo valioso
tiempo, permitieron que me les uniera. Y es que aunque yo no sería la gran
ayuda, no podía sencillamente confiar deseando que pronto volvieran para saber
que sucedió.
El viejo edificio donde una hilera de autos negros se detuvieron, estaba
en buenas condiciones no siendo así el barrio en general. Era totalmente lo
opuesto a lo que solíamos tener en Gangman. Era lógico porque ese tipo tenia
envidia.
Con sigilo subimos las escaleras de concreto, Heonyong siempre liderando
el camino. Al dar con las puertas cerradas de donde se suponía era la oficina
principal, unos cuantos pegaron sus orejas en la pared, tratando de escuchar
algo que indicara si había alguien ahí. Con un asentimiento ellos comprobaron
que el lugar se encontraba ocupado y a la casi silenciosa cuenta de tres,
forzaron la entrada.
Un grupo de hombres formaban un semicírculo y derrumbado en el centro de
este, Yunho yacía con claras huellas de violencia sobre él. Su ropa sucia y
ropa fue un gran impacto pero lo fue más el verlo escupiendo sangre, si en
alguna ocasión creí que él era invencible, con esa imagen concluí que era tan vulnerable
como yo.
—Yunho —murmuré pretendiendo acercarme pero uno de los chicos me detuvo
por el brazo, haciéndome a un lado para que el presidente entrara, robando la
atención de todos los presentes.
—¿Por qué tardaron tanto? —Yunho pronunció girándose para sentarse—. ¿No
les dije que mantuvieran a Jaejoong fuera de esto?
—Asuntos personales después —El presidente decretó—. He sido puesto al
tanto de tus ilícitos manejos Eunkwang
—Sus manos palmearon los documentos que le habían proporcionados durante el
trayecto, por lo poco que pude ver de estos y lo que antes había dicho
Myungsoo, creo que eran reportes de contabilidad—. Dudo que tengas una buena
explicación que justifique tu comportamiento, pero si es así, te sugiero que la
digas antes de que entregue esto y te consignen por evasión de impuestos y
soborno.
—Señor, no olvide
todos aquellos delitos como asalto, asesinato, acosamiento y todo lo que se derive,
tenemos pruebas fehacientes de ello. —Heonyong agregó.
La cara de pánico del hombre no tuvo precio, sobre todo cuando Yunho se mofó de que le conseguirían
una larga condena en prisión. Al quedarse mudo, el presidente dio media vuelta ordenando
que lo vigilaran en lo que la policía se presentaba. Por un instante dude de lo
que había oído, jamás imagine que alguien como ellos fueran a utilizar el
servicio –legalmente– de las autoridades, fue shockeante.
—Luego me
comunicaré contigo —Le dijo a Yunho antes de marcharse.
Y cuando por fin creí
que la situación estaba controlada, mi respiración se atoro en la garganta
cuando Eunkwang empuño una navaja automática, con su dedo pulgar accionando el
botón y una fina hoja de metal en zigzag salió del mango.
Él daría batalla
hasta el final, sus ojos lo decían inconfundiblemente. En el instante en que la
contienda comenzó fui empujado hacia la pared, el golpe dolió pero no lo
preciso para que apartara mi vista de lo que acontecía.
Yunho se levanto
tambaleándose, el esfuerzo que puso se denotaba en lo flojo que sus piernas lo
sostenían. Mi primer pensamiento fue ir con él, pero no sabía si le estorbaría
más que beneficiarlo. Ambos bandos estaban enfrentándose, demasiado ocupados
para prestar cuidado en mi, por lo que aproveche esa falta de interés para
revisar el área, un bat en el rincón fue lo más útil de lo que me pude
apoderar.
Resuelto a
descalabrar cuanto cabeza enemiga se pusiera a mi paso, repartí golpes
abriéndome camino, mi verdadero objetivo amenazaba con apuñalar a Yunho y aunque
este estaba complicándoselo, su estado no era el adecuado para resistir por
mucho más. La valentía y adrenalina surgidas por el temor de perder algo
importante lleno mi cuerpo, sin nada que discernir ni que estudiar, me abalance
contra él.
Lastimosamente mi
ataque no fue lo adecuadamente rápido como para ser cien por ciento victorioso,
ya que para cuando mi arma acertó en la nuca del sujeto, este ya había encajado
la suya en el estómago de Yunho.
Mi golpe había
sido efectivo como para demolerlo pero para asegúrame de que no estuviera
fingiendo, di uno más en su espalda. Efectivamente lo había noqueado.
La preocupación
invadió a todos por igual, haciéndolos terminar con cualquiera que se
enfrentaran para acudir a nosotros. Por instinto presioné mi mano en la herida
–ignorando las protestas de Yunho– y Myungsoo la reafirmo con la suya. Poco
después las sirenas se escucharon y otra vez todo se volvió borroso para mí.
—Nada, no es para
tanto, es solo que he estado mejor.
El olor del
alcohol inundo mis fosas nasales, resucitándome para distinguir que Yunho era
quien hablaba. Con ayuda de una enfermera pude sentarme en el sillón en el que
me encontraba, una escena muy similar a la que no hacía mucho había vivido.
—Oh, el bello
durmiente despertó —Escuché a Myungsoo decir.
Yunho reposaba en
una cama, cubierto hasta el abdomen por sabanas blancas, con pequeñas vendas y telas
adhesivas en algunas partes de su cuerpo. Al pie de la cama había varios
hombres –en mejores pero no muy buenas condiciones– mirando de él hacia mí. El
brillante blanco por doquier y el uniforme de la mujer que me tomaba la presión
indicaban que estábamos en un hospital.
—Que niña eres,
desmayarte solo por ver un poco de sangre —Yunho mencionó. El muy estúpido aun
después de darme un susto de infarto se atrevió a burlarse de mí.
Bufé frunciendo
el ceño poniendo los brazos en mi pecho cuando la enfermera termino de
revisarme. —Todo está bien —dijo hacia Yunho y se retiro.
—Fuera —Yunho
pidió y cuando me disponía a hacerlo yo también, él me miro entrecerrando los
ojos—. Tú te quedas.
La puerta sonó al
ser cerrada alertándome de que estábamos solos, provocándome inseguridad
repentinamente.
—Estas pálido.
—Sí, me siento
como si me hubieran arrojado de un tren en marcha —declaré debatiéndome entre
regresar al sofá o aproximarme a él.
—Aquí, siéntate
aquí —Señaló la orilla de la angosta cama.
Si me negaba
sabia que él insistiría y estaba lo bastantemente cansado como para discutir
por el lugar en el que debía colocarme. Accedí sin más, estableciendo muy poca
distancia entre ambos.
—Me dijeron que
fuiste tú el que venció a Eunkwang, ¿quién lo diría eh? casi como David contra Goliat.
Sonreí débilmente
por eso, evadiendo el hecho de que prácticamente me insulto al compararme con
un niño. ¿Así de débil era yo ante sus ojos?
—Si me hubieras
dicho lo que estaban haciendo ustedes, yo habría estado prevenido y…
—Y asustado como
un insecto que es descubierto al encender la luz —Sus dedos rozaron el pliegue
de mi codo asiéndome de ahí para jalarme hacia él.
—Yah, es una cama
para una sola persona —refunfuñé cuando mi espalda estaba sobre el colchón.
—Soportará a dos
—insinuó removiéndose bruscamente causando que la base de metal rechinara
levemente—. Es resistente.
—Deja de moverte
—urgí resistiéndome a su progresivo agarre que ya iba en mi cintura—. Vas a
lastimarte.
—¿Yah, tú también
vas a recordarme que tengo un hoyo? Lo siento cada vez que respiro, así que
ahórratelo —reveló apartando con una de sus manos la sábana—. ¿Quieres ver la
herida?
El brillo en sus
ojos demostraba sinceridad en su oferta, él realmente quería mostrármela. —No
—contesté.
—Cobarde —soltó
en un suspiro deslizando su brazo por debajo de mi cuello, apegándome a su
hombro—. No debiste meterte en mis negocios, no importa si tu intervención fue
provechosa, no debiste hacerlo.
—Alguien tenía
que levantar tu molido trasero del suelo.
Su risa que
sonaba mas como un silbido, surgió de la nada, remplazando mi inquietud por
serenidad. —Puedes abrazarme —declaró pasando la palma de su mano a lo largo de
mi brazo—. Solo no me aprietes, todavía no estoy listo para que me saltes
encima.
¡Como si!, renegando me cruce de brazos quedando inmóvil. Fue él quien hizo el
primer movimiento al girar mi cara quedando frente a frente. —Cuando salga de
aquí te llevaré al museo del oso, dentro de lo que cabe tu comportamiento ha
sido bueno, te mereces un premio.
—A veces pienso
que me tratas como si fuera tu mascota —pronuncié desdoblando los brazos para
acomodarme mejor.
—¿Cierto? yo
también lo he pensado —Corté su risa oprimiendo el puente de su nariz con dos
dedos—. ¡Hey, me duele todo el rostro!
De inmediato
retire la mano siendo esta capturada por la suya. —Es broma —dijo mordiendo
suavemente mis nudillos. Antihigiénica su extraña tendencia por morder piel
ajena—. Si me duermo no dejes que me inyecten demasiados sedantes, me dan
sueño.
Sus parpados
lucían como que estaban resistiéndose a cerrarse, los míos estaban casi igual.
Asentí suspirando, conservando la unión de nuestras manos entre los dos. No
tardo mucho en dormirse y yo también lo hice unos minutos después.
Los días
transcurrieron con tantas idas y vueltas entre la universidad y el hospital,
que para cuando me di cuenta ya habían pasado dos semanas. Siempre corriendo
con prisa estando al pendiente de lo que Yunho pudiera necesitar, iba sanando
pero debido a la profundidad de su herida y lo maltrecho de su cuerpo en
general, ocupaba sumos cuidados. Pero de alguna manera estaba recuperando mis
normales niveles de estrés. Eso hasta que la pantalla de mi celular parpadeo el
ID de Myungsoo.
El que me estuviera llamando al instante trajo un nudo en mi estómago,
esos chicos estaban demasiado ocupados para hacer llamadas de cortesía,
obviamente se trataba de algo importante. Y por ende, solo un nombre
resplandecía en mi memoria. —¿Pasó algo con Yunho? —musité al momento de
contestar.
—Ha desaparecido.
Wooooo me encanto
ResponderBorrarel capitulo!!! de verdad
es genial, no quiero que
se termine pero
todo lo bueno
tiene un principio y un fin
gracias por actualizar, tu fic es perfecto!!!
Esperare el final con ansias ñ_ñ!!!
nah esta lejos de ser perfecto, pero con que este entretenido me doy :P
Borrargracias por comentar, saludos.
Nooo, en un capítulo me quedó sin honeybun y sin señor pulpo. Achis, y yo que quería que me llevaran al museo del oso!
ResponderBorrarMe gustó Minho, sobre todo por lo que le dijo a Jae. Ay esos niños.
Me muero de curiosidad por saber que sigue! Anda ilz, yo se que puedes hacer un capítulo más.
ya duro mucho, como medio año >.< es hora de decirle adios
Borrarnooo!!!!
ResponderBorrarq paso con Yunho????
quien se lo llevo??? TOT
como voy a extrañar este fic
me da penita q ya termine T.T
XD pero a poco no da felicidad saber que ya esta completo, hay que verlo por ese lado.
BorrarHasta el próximo ^^
buuu es una lastima que termine el fic
ResponderBorrarxk me gusta mucho XD
te kedo muy bn el cap me gusto y me dio un poco de risa
el imaginarme a jae pergandole con el bate pero menos mal k savo a yunho de que lo matara el otro
k lastima k es el penultimo y no abra eplilogoo TT.TT pero lo leer con mucho gusto
bye bye ;D
Gracias, hasta el siguiente :D
Borrarwuaaaaaaaaaaaaa!! T-T dodne esta YH!!!! snif snif !!
ResponderBorrarwuaa quiero el capo pronto , sniff hubiera querido q no acabara pero aww esta historia me encanto y agradesco q mi amix me la haya recomendado!! y a ti por traducirla!! n.n
XDD este no es traducción, jeje tomare eso como un cumplido :P
Borrarjejej gracias por el cap y por no dejar la hitoria tirada.... en verdad es laetable que estes super enrollada con una historia cuandopronto. pummm la historia queda hay no hay mas.... en verdad es fustrante
ResponderBorrarEsperare con ansisas el ultimo cap ^^
Wooooooo como amo esta historia!!!
ResponderBorrares una lastima que ya llegue a su fin XDDD
Pero que paso con Yunho??
Capaz fue el viejo...!!!!!!!! XDDD
el carcaman!! que bueno que te gusta aun después del tiempo que paso XD
Borrarjajajajaj LOOOL.......... Si de verdad que tenia tiempo..!!! pero la amooo!!!!
BorrarEh, cono que ha saparecido.. ....casi me da un mini-infarto cuando lo apuñalaron,mas con la frase de Angelina Jolie, creo que moria ....y ahora desapareció.. ...no.
ResponderBorrarOh! Deaparecio Yunho, quien se lo llevaría, quizás fue el pedófilo, para que no lo deje.
ResponderBorrarGracias!!!