Memorias de un mafioso: Capítulo 21


No hay cosa que más avive el amor que el temor de perder al ser amado.
Francisco De Quevedo

Yunho caminaba por una desolada calle mirando constantemente hacia atrás. Arrastraba su pierna derecha mientras que sujetaba su ensangrentado brazo izquierdo, en su rostro reflejaba un amplio dolor. Podía jurar que mi voz retumbaba alrededor sin embargo él parecía no escucharme.

De pronto dos hombres salían de un callejón y tres más se atravesaban en su camino. Mis pies de plomo no me permitían moverme para alcanzarlos y por más que gritaba por ayuda, no había nadie para auxiliarnos.
Dos pistolas apuntaban hacia su cabeza y otra directo al corazón. Un sonido hueco y el cuerpo inerte de Yunho caía sobre la acera en medio de un gran charco rojo.
Los hombres huían y yo enmudecía contemplando la escena con el pánico bloqueando mi garganta y la imposibilidad de que mis ojos derramaran una sola lágrima.
Ese era en general el sueño recurrente que se presentaba cada vez que dormía, ignoro cuantas veces tuve que presenciar la muerte de Yunho en mis pesadillas, pero todas ellas despedazaban mi alma por el terror de que se volvieran realidad.
Había pasado horas pensando en lugares donde él podría estar, había esperado mil veces verlo entrar a la habitación del hotel, me había preocupado hasta el cansancio por no saber de él. Mi estómago era un nudo lleno de incertidumbre que se enfriaba y revolvía ante la expectación.
Doce días transcurrieron desde que Yunho desapareció, pero se sintieron como una infinidad. No existía un solo minuto en que en mi miente no estuviera él, incluso deje de asistir a clases, ¿cuál era el caso de hacerlo de todos modos? no tenía cabeza para nada más que no fuera él.
Los chicos se mantenían dándome llamadas tan solo para informarme que no tenían pista alguna de su paradero y con cada una mi nerviosismo se acrecentaba. Todo sitio me parecía demasiado amplio a tal grado de ser asfixiante. La necesidad de aire me hacia salir a buscarlo aunque no tuviera idea de por dónde empezar.
Me habitué a la absurda rutina de observar el recorrido de las manecillas del reloj que colgaba en la pared mientras continuaba viendo de reojo la puerta, con la esperanza de verlo llegar. Comía solo cuando el protestante ruido en mi interior era tan fuerte como mis ganas de vomitar y simplemente realizaba las mecánicas necesidades de un ser humano.
Recordaba el último día en que lo vi en el hospital, él me hacia visitarlo a diario en cuanto mi horario escolar terminara, y si llegaba a retrasarme, marcaba a mi celular para amenazarme con ir por mí a donde quiera que estuviera. Al final, acababa por correr a la clínica para que eso no sucediera.
Su salud iba mejorando, tal es así que cada vez tenía más fuerza para atacarme con cada descuido de mi parte. Aun cuando el personal médico estuviera presente, él no se cansaba de incomodarme. Sus manos agarrando lo que estuviera a su alcance, sin importarle si se sobre esforzaba o si ajenos eran testigos de sus avances pecaminosos.
Constantemente me quejé por su comportamiento, no obstante lo habría preferido si con ello Yunho hubiera estado a mi lado en ese momento. ¿Pero cómo podía saberlo si para mí el panorama comenzaba a despejarse?, todo lucía como si estuviéramos ante un buen por venir y de pronto el destino lo tergiversó.
Muchos ‘quizás’ circulaban dentro de mi cabeza acarreando la culpabilidad por priorizar mis estudios antes que él. Fui egoísta y lo estaba pagando con creces, casi al grado de destrozarse mis nervios.
En una de mis tardes más angustiosas acudí a Minho, puesto que los chicos se negaron a reportar la desaparición de Yunho ante las autoridades, lo único que se me ocurrió fue pedirle ayuda a él. Me sentí completamente nefasto por recurrir precisamente cuando se que solo le había traído molestias, pero no tenía a nadie más.
Minho dijo que me ayudaría, tal vez fue mi aspecto lo que lo convenció o la desesperación de mis palabras lo que hizo que ni siquiera me cuestionara, podía confiar en él pero eso no hizo que me relajara.
Día con día aguardaba por noticias, hasta que una de estas llegó.
—Finalmente se puso en contacto con nosotros —Myungsoo habló a través del teléfono—. Lo convencí de que primero vaya a una revisión rápida al hospital y luego iremos contigo.
—¿Dónde estaba? ¿Está bien? —inquirí caminado de lado a lado en la habitación.
—Si Jae, lo está, pero es mejor descartar cualquier riesgo de infección y no me dio muchos detalles pero parece que estuvo con el presidente, por eso es que tampoco podíamos comunicarnos con él. Debieron estar en medio de un negocio importante para no informarnos.
La voz de Myungsoo continúo sonando pero mi cerebro la bloqueó. Colgué la llamada en un impulso al escuchar el nombramiento del presidente, estaba aliviado de que Yunho apareciera sano y salvo, no obstante el hecho de que la razón de su partida fuera ese hombre, provoco enojo en mí.
Comencé a sentirme relegado, siendo de nuevo desechado y burlado, quebrantando su palabra como si no representara el gran dilema. Tan casando de la situación estaba, que en un arrebato reuní mis cosas y salí de ahí, porque no quería enfrentar a Yunho en ese momento, huí de la ciudad.
El poco dinero que guardaba en una cuenta de banco me sirvió para sobrevivir por una semana, rentando cerca del mar un cuarto que usualmente servía como almacén de limpieza, alejado de los sitios turísticos, cerca de los barcos pesqueros.
Mis mini-vacaciones que siempre soñé con tener, se convirtieron en una escurridiza escapada llena de olor a pescado y un calor insoportable.
La estancia allí me sirvió para aclarar mis pensamientos. Mi vida había estado repleta de desapego, desde la infancia cuando quedo claro que yo era solo un estorbo para la vida de mis padres, el producto de una relación clandestina de un hombre casado y una mujer que eligió rehacer su vida con alguien que no aceptaba al hijo de un desliz. Siendo dejando a su suerte en una institución para que el gobierno se hiciera cargo de él.
A pesar de que sabía que ninguno de ellos volvería por mí, ilusamente conserve la esperanza de que quizás pudiera ocurrir. Hasta que crecí y mi perspectiva cambio. Creí que no volvería a desarrollar sentimientos de ese estilo por nadie más, pero lo hice y Yunho me recordó lo que era vivir con el desequilibrio de sentirme seguramente amado para después ser botado, teniendo la duda de si volvería o no a estar a su lado.
Definitivamente no era lo que yo deseaba para mi futuro, cortar por lo sano era lo mejor, solo que para ello tenía que hablar primero con él y todavía no estaba listo para eso. Pero al final de cuentas no fui yo quien tuvo que decidir cuándo lo era.
—Deja de fumar, es dañino para tu salud.
Escucharlo me hizo saltar en mi lugar pero el verlo de reojo quitándome el cigarro de la mano para llevárselo a su boca, consiguió que frunciera el entrecejo. ¡¿Era malo para mí, pero para él estaba perfectamente bien? ¿Acaso sus pulmones eran especiales?!
—¿Lo de irte sin avisar fue tu manera de vengarte de mí? —Sus piernas que colgaban junto a las mías estando sentados en el viejo muelle del puerto, empezaron a moverse de atrás hacia delante. Era extraño como es que ni siquiera oí el crujir de la madera cuando él se aproximo a mí—. Ojo por ojo, es como se dice ¿cierto?
No contesté ni me inmute por tenerlo tan cerca, mi mirada fija en las gaviotas que volaban a lo lejos era lo único que ocupaba toda mi atención.
—Hice mal en marcharme sin decírtelo, pero…
Antes de que él pudiera terminar, me puse de pie para caminar calmadamente de regreso a mi lugar de hospedaje. Con largos pasos Yunho se adelanto para bloquear los míos. —No es el momento para comportarse infantilmente, incluso no tengo la paciencia para soportarlo, te he buscado hasta por debajo de las piedras y fui a encontrarte aquí donde hace un calor infernal.
Afilé la mirada tratando de esquivarlo pero su cuerpo no me lo permitió. —¿Quién te pidió que lo hicieras? Si me fui fue precisamente para no verte más. ¡Vete por donde viniste y a mi déjame en paz!
Exploté dándole un manotazo en el brazo, solo lo justo para apartarlo y correr, correr y correr como si con eso lograra deshacerme de él. Alguna vez escuche que si estas huyendo no debes mirar hacia atrás porque con ello solo conseguirás que te atrapen, pues eso me entró por un oído y me salió por el otro, ya que me viré constatando que Yunho estaba sobre mis talones a casi nada de alcanzarme, lo cual logró en menos de un minuto.
—Realmente quería que nos arreglaremos por las buenas Jaejoong, pero tú no estás dejándome muchas alternativas —siseó sosteniéndome del cuello de mi playera con una mano y con la otra tratando de inmovilizarme por el brazo.
—Si no me sueltas gritaré —gruñí entre dientes retorciéndome para complicarle el afiance—. Haré hasta lo imposible para conseguir la atención de todo el mundo.
—Perfecto, hazlo, sabes que siempre he tenido el morbo del exhibicionismo —musitó pegando su pecho a mi espalda, ya con sus brazos alrededor de mi cintura y tórax—. Démosle un magnífico show a los espectadores.
—Yunho —pronuncié en tono bajo al sentir sus labios cerca de mi cuello.
—O podemos ir a un sitio privado y actuar con discreción —Lejos de querer aceptar su ofrecimiento, deseaba enfrentar las consecuencias de rehusarme –aun con sus bochornosas amenazas–, y ya que el miedo se manifiesta a través de la agresividad o de la sumisión, no tuve más remedio que guiarlo a donde me estaba alojando. Naturalmente mi personalidad siempre optaba por la salida más cobarde.
Le dejé que entrara primero en la habitación, con el ruido de la puerta metálica al ser cerrada como último sonido.
—Cuando vi que no estaba ese estúpido oso, supe que lo tuyo no se trataba de una simple desaparición —Yunho mencionó apuntando al peluche en el piso recargado en mi maleta.
—¿Qué es lo que quieres?
—Antes que nada comer, y tú también deberías de hacerlo, estas en los huesos.
—No tengo hambre —solté tumbándome en la colchoneta que utilizaba como cama.
Quedamente se acercó, alterándome súbitamente. —Entonces deberíamos hacer algo para conseguir que la tengas.
—¡Diablos! ¿Por qué eres tan desesperante? Si te dije que no quiero verte mucho menos pienso hacer otra cosa contigo —Con los talones me impulsé hacia atrás, llegando a la pared del otro extremo—. Solo habla y terminemos de una vez con esto.
—Bien —De su bolsillo derecho sacó un cigarrillo y lo encendió ágilmente—. El presidente me ofreció el hacerme su hijo legalmente —declaró yendo a deslizar hacia arriba la ventana tipo guillotina. Sentándose luego en el suelo pegado a la pared de esta—. Debido a que él tenía prisa por hacerlo, tuvimos que viajar precipitadamente. Los médicos dijeron que mis condiciones eran buenas así que durante la madrugada me fugue y tomé un taxi hacia la mansión del viejo.
—Nadie estaba reteniéndote, ¿para qué escaparte?
—Él no quería que se supiera hasta que fuera oficial —explicó sacando el brazo por la ventana para tirar la ceniza fuera—. Y los chicos se habían vuelto como perros guardianes a mí alrededor. Con cualquier movimiento, ellos estaban encima de mí. Además de haberlo dicho, te habrías enterado y sabía que la idea no te iba a gustar.
—Qué más da, lo que opine o no nunca te ha importado —articulé doblando las piernas para cruzarlas entre sí. Exteriorizar la verdad dolía más que mantenerla en mi cabeza.
—Creí que el haberte elegido lo dejaba más que claro —gruñó soltando el humo del cigarro por la nariz.
—No lo hace cuando a la primera oportunidad cambias de parecer. Yo no soy un juguete que puedes usar y tirar cuando te viene en gana. Si prefieres estar con ese hombre, excelente, pero conmigo no sigas contando.
—¡¿He dicho que es así? Él me ofreció un gran trato y después de todo el que deje de verlo no significa que no siga estimándolo! —Oprimió la colilla contra el suelo de cemento y apagada la arrojó a la puerta—. Mi vida ha sido complicada pero él me facilito las cosas, es normal que aún le tenga agradecimiento.
—La mía tampoco ha sido un lecho de rosas pero eso no implica que por ello voy a tolerar algo con lo que no estoy conforme si puedo evitarlo. Esto de estira y afloja no es para mí, así que lo nuestro se acaba aquí mismo.
—¿Podrías dejar de exagerar? No volví con él, no en el sentido en el que estábamos antes. Sus planes de retirarse no han cambiado y con lo que sucedió se dio cuenta de que no tiene a una persona confiable a quien dejar como encargado, por eso recurrió a mí, después de todo durante años me preparo para ocupar ese puesto. Solo tenemos el vínculo de los negocios, lo de la adopción es solo para calmar a sus socios, probarles a que soy leal y fiable.
—Como sea, no me interesa, ya lo que tenga que ver contigo me da igual.
—Jaejoong… —Yunho protestó haciendo el intento de levantarse pero desistiendo un segundo después—. ¿Dónde hay un lugar decente para ir a comer?
Me encogí de hombros dispuesto a recostarme de lado, dándole la espalda, pero sus manos me atraparon para alzarme hasta dejarme sobre mis pies.
—La desnutrición está empezando a afectarte.
Lanzando su brazo por detrás de mi espalda me obligo a acompañarlo. Y puesto que me negué a hablar, él se las arreglo para encontrar un restaurante, mostrándose extrañamente amable con aquellos a los que les pedía información, fue lo suficientemente inusual como para clasificar su comportamiento como tétrico.
La comida fue normal, nada excepcional, no obstante la devoré. Fue el hambre atrasada y las vanas expectaciones de que al salir de ahí, Yunho me dejaría solo.
Obviamente no fue así, contradictoriamente él se empeño en regresar pronto para alistar mi equipaje y volver a Seúl, juntos. Al rechazarlo, supuse que tendríamos una acalorada discusión pero lejos de eso, Yunho salió azotando la puerta para en seguida casi derribarla a golpes al exigirme que le abriera de nuevo.
Pasamos la noche ahí, compartiendo el mismo techo mas no permitiéndole que se acostara a mi lado. Refunfuñando se fue a un rincón –usando a mi oso como almohada– y dio señales de estar dormido, aunque yo sabía que no era así.
Al día siguiente me desperté con la sensación de que viajaba en una embarcación, con las olas moviéndome de lado a lado, aumentando a cada segundo. Sin embargo lo que en realidad ocurría es que Yunho estaba golpeándome con su pie, provocando que me ladeara sin cesar.
—Es hora —dijo colocándose sus lentes de sol, apartando de una patada la delgada manta que me cubría.
—No molestes —rezongué haciendo el amago de volver a taparme pero similar al día anterior, fui forzado a abandonar la colchoneta.
—Necesito ducharme, ¿cómo es posible que puedas estar en esta porquería de cuarto cuando ni siquiera tiene un baño? Esto es peor que la basura de casa en la que solías vivir.
Rasqué mi cabeza con furia caminando a donde tenía la maleta, rápidamente tome un cambio de ropa y me puse los zapatos, a continuación comprobé que las llaves del lugar estuvieran en el bolsillo de mi pantalón.
—¿Acaso eres sordo? Te mencione que hay un negocio de baños públicos a unos metros de aquí, incluso te indique la dirección —dije abriendo la puerta, permitiendo que la salada brisa inundara nuestros pulmones.
—No puedo despegarme de ti, ¿quién me garantizara que no te fugarás?
—No lo haré, no hay necesidad de eso porque tú y yo no tenemos más nada —Salí y sin esperarlo emprendí el camino.
Su conducta era insólita, en el resto de la mañana y tarde no aludió nada acerca del tema, si hablaba solo era para contarme sobre los trámites que tuvo que hacer para convertirse en el hijo del presidente, poniendo hincapié en cada uno de los detalles, como si con eso quisiera que yo no volviera a desconfiar de la relación entre ellos. Aunque fuera así, estaba seguro de que el separarnos era lo correcto.
Transcurrieron tres noches más y el fin de semana llegó. Yunho se mantenía frecuentemente haciendo y recibiendo llamadas por teléfono. Todavía recuerdo el berrinche que desato al percatarse de que el único tomacorriente de la habitación no servía y su celular estaba a punto de descargarse. Era lógico, las condiciones del sitio eran precarias, fue una fortuna que por lo menos el foco encendiera al tercer intento de presionar el interruptor.
Estar ese tiempo con él fue estresante. Por su insistencia recorrimos los alrededores, aunque para su decepción no había más que mercados y módicas tiendas relacionadas con la pesca.
Era como en el pasado, donde la etapa tranquila y feliz estaba presente pero que era proseguida por una llena de desdichas. Precisamente era de ese círculo que no poseía fin ni principio del que tenía que salir.
—Yunho, mañana vamos a despedirnos y que cada quien siga con su vida sin el otro.
Su respuesta fue el silencio, un mutismo que me hizo incluso pensar que él ya se había dormido, estando en total oscuridad era imposible que lo confirmara, no obstante fue su repentina proximidad lo que hizo que descartara esa idea.
—Debes estar volviéndote loco si crees que haré eso —dijo afirmándose a mi espalda con un brazo deslizado por debajo de mi cuello y el otro descansado sobre mi abdomen.
—Lo estuve cuando pensé que lo de nosotros funcionaria, ahora estoy más cuerdo que nunca porque veo la realidad.
—Basta con tu absurda obsesión de una revancha contra mí. Ya te expliqué el porqué lo hice, te digo que no estaré mas con él, de vez en cuando nos pondremos en contacto por cuestiones de la compañía pero…
—Esto no es una estúpida venganza Yunho —hablé en medio de un suspiro reprimiendo las ganas de rendirme ante su abrazo, conteniendo las manos empuñadas lejos de las suyas—, no estoy dejándote porque tú hiciste eso conmigo, sino porque estoy fastidiado de este desequilibrio emocional en el que me pones, estoy harto de pensar que quizás esta sea la última vez que te vea, no quiero vivir con esa incertidumbre de imaginar lo que podría sucederme si no estás mas junto a mí, simplemente no puedo soportar el sentirme tan dependiente de ti. Estoy apartándome antes de sea demasiado tarde.
—Eres un idiota, ya es demasiado tarde —Me forzó a girarme, quedando frente a frente—. Puedes huir cuanto quieras, porque el final siempre será el mismo, tú junto a mí.
Bufé soltando sus dedos de mí, pero de inmediato estos volvieron a sujetarse. —Eres tan egocéntrico. ¿Presumes que solo porque tú lo dices, yo olvidare lo quiero y te obedeceré? Debes darme más crédito que eso. He vivido muy bien y no te necesito para seguir haciéndolo.
—¿Ah sí? Supongo entonces que el haber dejado de asistir a tus clases fue por mero interés de estar en casa, o que dejar de ver a tus amigos se debió a que te aburriste de ellos, que el que parezcas un esqueleto es porque estabas a dieta y que las ojeras que tienes son producto de tu nueva moda.
Oprimí los ojos cerrándolos con ímpetu, queriendo ensordecerme para no escuchar lo que él decía, odiándome por ser débil demostrándolo en mis pasadas acciones. Mi resolución ya no era tan imperturbable y mis reservas estaban flaqueando. —¡De cualquier forma quiero alejarme de ti, entiéndelo! —exclamé apresándolo de las muñecas con el impreciso empeño de liberarme. En lugar de lograrlo, me rodeó en un restringente abrazo.
—Yo también tengo los mismos temores que tú, pero si te vas me destrozaras y por ello voy a engancharme a ti con todas mis fuerzas para no dejarte ir jamás —La voz de Yunho era como un murmullo para mis oídos, que aunque habló pegado a mi oreja, fue tan suave al grado de faltar poco para ser inaudible—. No importa si tengo que amarrarte a mí, aun puedo ponerte un grillete —Hubiera reído sino es porque sabía que él no estaba bromeando ni era el momento para hacerlo.
—Eres un psicópata que… —Me callé al darme cuenta de lo caliente de su piel, la había tocado antes pero ocupado en mis propios asuntos no lo noté—. Tienes fiebre —reconocí después de poner la palma de mi mano en su rostro.
—No es nada, pasara, es el maldito calor.
—¡¿Cómo puedes decir eso?! ¿Qué tal si es por una infección? Yunho tú no has estado tomando ningún medicamento ¿verdad? —Forcejeando conseguí que me soltara para así revisar su herida.
—No hubo tiempo de empacar nada, si no venía de inmediato, tal vez tú te habrías ido a otra parte —Con firmeza me impidió alzar su camiseta, pero llegando a sentarme le fue imposible continuar con su resistencia.
Lo que vi provoco que mis ojos se desorbitaran. La venda en su estomago que debía ser blanca estaba profundamente teñida de carmesí, tanto que el color traspasaba a la faja que le servía de soporte. Una alarma se disparo dentro de mí, no tenía idea de cuánto exactamente llevaba desangrándose pero la gravedad era evidente.
—Tienes que ir a un hospital, tenemos que pedir una ambulancia —recité con la poca lucidez que me quedaba, el ver la sangre me había mareado pero en esa ocasión no podía desmayarme dejándolo a la deriva.
¿Cómo es que no lo había notado? ¿Cómo pude ser de nuevo tan egoísta para no estar pendiente del estado de él? ¿Cómo podía perdonarme esta vez si algo delicado le sucedía?
—Se veo peor de lo que es.
—¡Cállate, no lo es! —reñí instándolo a que se pusiera de pie, sin embargo él continuaba empecinado en no hacerlo—. ¡Se reabrió tu herida, tenemos que irnos!
—Mañana, estoy muy cansado ahora mismo.
—No seas terco, debemos irnos ya —insistí apoyándome en las rodillas para levantarlo por los costados de su torso.
—Lo que en realidad quieres es distraerme para así poder escabullirte, te conozco.
—Basta de tonterías, Yunho por favor, haz un esfuerzo no puedo yo solo contigo.
El ruego valió la pena para obtener que él pusiera de su parte y acomodando su brazo izquierdo sobre mis hombros y uno mío por detrás de su cintura, nos desplazamos a la puerta. Si bien la posición en que íbamos le incomodó –dado que él aseguraba poder sostenerse por sí mismo– le dije que lo tendría que soportar ya que no cedería en eso.
Puesto que su celular estaba descargado y yo ni siquiera traía uno, tuvimos que caminar hasta la primera tienda de conveniencia que encontramos en servicio, nunca un trayecto me ha parecido tan eterno como ese. Con desesperación marqué el número de emergencia en el teléfono público, lanzando constantes maldiciones porque del otro lado de la línea demoraban en contestar.
El arribo de los paramédicos fue anunciado con un estruendoso sonido de sirenas y la parpadeante luz roja de las torretas. Curiosos aparecieron de la nada pero mis ojos jamás dejaron de ver a Yunho, quien se oponía a ser recostado en la camilla. Y pese a que me subí en la ambulancia e iba junto a él, todo el camino se mostró intranquilo respecto a mi estadía ahí. Dentro de mi pecho un dolor se propago al saber que él estaba más preocupado por mí que por su salud. Imbécil.
Permanecí un par de horas en la sala de emergencias viendo salir y entrar a lesionados y médicos por doquier, no había nadie que me diera alguna noticia de Yunho y yo me sentía desfallecer con cada minuto que transcurría.
—Jaejoong ¿cómo esta? —Había distinguido los pasos acelerados que resonaron por el vacío pasillo del hospital, pero aún así Myungsoo me sorprendió al colocarse delante de mí.
Olvide el hecho de que en cuanto Yunho desapareció por las puertas abatibles y no se me permitió el acompañarlo, me había apresurado en avisarle a Myungsoo lo ocurrido.
—No sé —contesté viendo hacia donde el personal médico se lo había llevado.
Myungsoo no dijo nada, solo se dirigió con la enfermera sentada detrás del mostrador para charlar con ella, luego regreso y ocupó una de las sillas a mi lado.
—No puede dar informes hasta hablar con el médico encargado —dijo frotándose las sienes, ajustando su espalda en el respaldo—. ¿Qué fue lo que sucedió?
—Los puntos se le abrieron, él tuvo que darse cuenta de ello y de todos modos… aun cuando estaba sangrando él no me lo dijo —Temblé al hablar, no existía una frase coherente que pudiera formular en mi cabeza, no hallaba el ánimo para expresar lo que me atemorizaba—. Es mi culpa.
—Hey, no lo es —Me aseguro palmeando mi rodilla—. El jefe sabía que no debía hacer grandes esfuerzos, acababa de volver de un viaje y a pesar de ofrecerme en ser quien fuera por ti, el insistió en ir personalmente sin permitir siquiera que alguno de nosotros lo acompañara o llevará, tú lo conoces Jaejoong, no hay quien pueda persuadirlo.
—Pero si yo no fuera tan obstinado como él. ¿Por qué no pudo simplemente olvidarme? —mascullé apoyando los codos sobre mis mulsos, escondiendo la cara entre las manos.
—Desde un comienzo me pregunté qué tan en serio era él respecto a ti. Sin ofender, pero había supuesto que eras solo alguien con el que pasaba el rato, como tu amigo Junsu. Y que después del pleito que tuvieron en aquel bar-café donde el jefe terminó destrozando el lugar, renunciaría a ti.
Con tantas peleas entre Yunho y yo, fue difícil distinguir a cuál de ellas se refería Myungsoo, sin embargo solamente una era de la que no salimos juntos –fuera o no por consentimiento mutuo–, y esa fue la ocasión en la que Junsu le confesó sus sentimientos hacia a mí, en la que debido a mi oportuna intervención, él pudo salir bien librado. Ni idea tenia de lo que sobrevino inmediato a mi partida.
Rememorando esto, separé el rostro de mis manos para darle una correcta atención a lo que Myungsoo decía. —Entonces el jefe emprendió un arduo régimen sobre todos. Nos exigía que nos reuniéramos en el gimnasio dos horas antes de nuestro horario laboral y otras dos luego de este. Nos hacia gastar hasta la mínima gota de energía que tuviéramos y si observaba que alguno se daba por vencido, se cercioraba de imponerle el doble de ejercicio para el día siguiente. Fue como volver a estar en la milicia para la mayoría de nosotros.
El cansancio sobresalía en las palabras de Myungsoo pero su semblante era una mezcla de diversión y melancolía mientras continuaba con el relato. —El que tu nombre fuera mencionado era el equivalente a una maldición en contra de él. Así que muchos salieron perjudicados por no morderse la lengua a tiempo antes de soltarlo. Aunque te extrañábamos, la mayoría creímos que no volveríamos a verte, fue entonces que la limpieza en la oficina fue imposible de manejar y él quiso volver a contactarte. Así es como te descubrimos enfermo en tu casa.
Aw, la insulsa gripe que casi me costó la vida. Uno de los tantos episodios bochornosos de mi vida del que no deseaba jamás nunca volver a escuchar.
—Sus ordenes fueron encontrar a como diera lugar un buen médico que diera consulta domiciliaria incluso si era domingo. Entonces ahí comprendí que para él tú eras especial.
Dadas las circunstancias, era sumamente inapropiado sentirse halagado por un comentario de ese tipo, sin embargo lo hice, al menos atine a no ruborizarme.
—Lo siguiente fue el presenciar el inicio y desarrollo de la relación entre ustedes. Con sus altas y bajas pero más que nada, particularidades, no solo porque ambos sean hombres, sino por la mezcla de amor-odio que ambos manejan para con el otro.
No pude estar más de acuerdo con él en eso. Lo que Yunho y yo teníamos era bizarro. Por fuera muchos lo catalogarían como masoquista y perjudicial tomando en consideración el temperamento de los dos, pero entre nosotros prevalecía algo significativo que nos hacia aferrarnos entre sí. Una empatía emocional cuando estábamos juntos.
—Al enterarnos de que se habían separado, supimos por experiencia qué medidas eran las idóneas a tomar respecto a ti. Nadie te mencionaba ni comentaba algo a lo que te hiciera referencia. Fue bastante evidente la afectación del jefe luego de que te fueras, pero nos mantuvimos al margen a la expectativa de lo que él haría. Era obvio que existía ese hilo invisible que lo unía a ti, por lo que era de esperar que hiciera algo por recuperarte. No me preguntes por qué, pero yo sabía que el rompimiento era más que nada culpa del jefe. Entonces inesperadamente me pidió que investigara a un tal Lee Minho. En apariencia se trataba de un chico común y corriente, pero respaldado por una poderosa familia adinerada compuesta primordialmente por abogados y políticos destacados del país. Sin saber los motivos de su interés por él, le advertí que involucrarse negativamente con esa gente, acarrearía consecuencias para la compañía. ¿Sospecho que ese hombre tiene algo que ver contigo?
Asentí bajando la vista al suelo. Tenía conocimiento sobre la riqueza de la familia Lee, pero desconocía el origen de esta. Intuyendo que esa era la razón por la que Yunho se había rendido tan fácilmente la primera vez que fue por mí a casa de Minho, no era de extrañar el que no menospreciara el ultimátum de llamar a la policía, viniendo del miembro de una familia influyente, lo dejaba contra la espada y la pared.
—Tomó la costumbre de desaparecerse por horas, era anormal en él que no se comunicara con nadie sabiendo que la zona de Gangman estaba a su mando, pero dejaba la responsabilidad en nosotros, era como si no le importara más el negocio. Y un día sencillamente no se presento ni era posible localizarlo, hasta que recibimos una llamada del establecimiento que solíamos frecuentar, para decir que el jefe estaba ahí completamente ebrio y renuente a marcharse.
Definitivamente podía confiar en esa versión, era como si yo mismo pudiera verlo en ese instante, agazapado en una de las mesas lanzando miradas de odio a quien le digiriera la palabra y amenazando a cuanto se atreviera a contradecirlo. Eso era una escena sumamente familiar y tan característica de él.
—Yo fui el único que se atrevió a acercársele, alcanzando a esquivar una botella vacía que fue a estrellarse contra la pared. Le dije que era mejor salir rumbo a su casa, pero él se mantenía diciendo que no tenía sentido estar ahí, que estar allí le recordaba al infeliz que lo había abandonado y solo acrecentaba sus ganas de ir por el aunque para ello tuviera que llevarlo a rastras. Pero que no lo hacía porque al mismo tiempo estaba tan desgastado de estar con él, sabiendo que solamente podrían estar bien si cumplía lo que él le pedía. Lo justo.
Myungsoo me miró como aguardando a que completara la expresión, dejar al presidente, eso era. Al no emitir ni un sonido, él continúo:
—Directamente le pregunté qué era lo que le impedía buscarte, de esa manera me enteré de la disyuntiva en la que lo pusiste —Intenté decir algo a mi favor pero él me detuvo alzando la palma de su mano—. Yo no tengo hijos, pero tengo padres y sé que tenemos el derecho de escoger nuestro propio camino, y quizás era tiempo de que él buscara el suyo, aunque fuera lejos del presidente, eso fue lo que le dije. Probablemente siguió mi consejo puesto que a la otra mañana me nombró como sustituto en lo que asignaban al nuevo encargado, y después entregó la mayoría de sus pertenencias. Entonces tuvimos a Yoon Eunkwang como jefe y armamos el complot en su contra en cuanto descubrimos sus intenciones, pero de eso ya conoces la historia. Lo que no sabes es que cuando retorno del viaje que hizo con el presidente hace pocos días, y eras tú ahora el desaparecido, nos mandó a buscarte sin descanso. No contábamos con muchas pistas para dar contigo, habías retirado dinero directamente del banco y dejaste tu celular en la habitación del hotel, fue una suerte el que un empleado de la central de autobuses te reconociera en la foto que uno de los chicos le enseñó.
Ni se me había ocurrido el saber cómo es que Yunho me encontró, pero a esas alturas ya era innecesario reparar en ello. Desconocía tantas cosas de él, cada uno enfrento nuestras separaciones a su estilo, y lo que antes me parecía el gran problema se convirtió en ser no más que un leve obstáculo que ambos brincamos.
—Jaejoong, si te digo todo esto es para que tengas claro que solamente tú eres capaz de sacar al mismo tiempo lo mejor y lo peor del jefe, y a juzgar por tu apariencia, creo que estas tan perdido como él lo está cuando permanecen apartados del otro. Así que si me permites darte un consejo, no importa lo que pase, permanezcan juntos, porque todo es relativamente menor a cuando no lo están.
Me encogí de hombros esperando que eso lo considerara como mi contestación. ¿Qué podía decir respecto a eso?, solo deseaba tener pronto buenas nuevas sobre Yunho. Solo pensar en que eso pudiera no suceder, hacía que la vista se me nublara con lagrimas.
El interior de mi mejilla ardía ya por las continuas mordidas que le daba para controlar mi ansiedad. Incapaz de soportar un minuto más, me levanté resuelto a entrar hasta las zonas restringidas con tal de recibir información. Justo entonces fue cuando una enfermera se acerco preguntado si éramos familiares de Jung Yunho, ambos asentimos y ella nos guío a la habitación donde lo tenían. Estable, es que lo puedo resaltar de su resumen clínico y francamente era lo único que me interesaba.
El cuarto era compartido por seis pacientes mas, y su sedación es el porqué no había protestado por ello. No hubo necesidad de decírselo ya que antes de que despertara fue trasladado a un cuarto individual.
A causa de los demás, fui –forzadamente– a una cafetería cercana siendo escoltado por Sungmo, quien agradablemente se encontraba mejorado de su vista aunque no recuperaría jamás el cien por ciento de su visibilidad.
Cuando regresamos nos topamos con otro de los chicos esperándonos en el pasillo. —El jefe despertó y está preguntando por ti —dijo, apurándonos por caminar hacia la habitación.
—Jaejoong, ven —Myungsoo alentó haciendo a los demás visitantes a un lado, dejando espacio para que yo lo ocupara.
—Así que en verdad no te fuiste.
Fruncí el ceño ante el tono áspero en la voz de Yunho, ¡¿Por qué siempre tenía que dudar de mi?! Si bueno, yo tampoco le di mucha confianza, ¿pero no podía alguna vez mostrar algo de fe en mí?
—Estaba a punto de alistarme para ir tras de ti.
—Deja de decir eso. Tú esta vez permanecerás en esta cama hasta que te den oficialmente de alta —declaré viendo de reojo como de uno por uno fue despejándose el área—. ¡Si hubieras cumplido con las instrucciones de los doctores, no habrías causado tantos disgustos!
—Yah, ¿por qué me gritas?, recuerda que estas tratando con un moribundo, ¿por esto cambie el seguir la luz al final del túnel?
—Cierra la boca, no bromees con eso —giré la cabeza para que él no fuera capaz de ver como limpiaba mis ojos con el dorso de mi mano. Porque odiaba siempre sacar a flote mi fragilidad ante él.
—¿Te marcharas en cuanto me descuide?
Desconcertado froté de nuevo mis ojos y jalé uno de los dos bancos metálicos en la orilla de la cama hasta el otro extremo, quedando a la altura de la cintura de Yunho. —¿Eh? —Escudriñé su seria expresión mientras cruzaba la pierna derecha sobre la izquierda.
—¿Si dejo de vigilarte, te largarás?
La primera sonrisa en mucho rato surgió con su duda, aunque fue socarrona, fue relajante tener un gesto que no provenía del temor o dolor. —¿Si fueran esas mis intenciones crees que estaría siquiera aquí? Piensa Jung Yunho.
—¿Recuperaste la cordura entonces?
—En realidad instituyo que si estoy loco, porque por el momento no tengo el propósito de ir a ninguna otra parte.
—Posiblemente la causa es el amor —planteó pretendiendo enderezarse, pero mis brazos fueron más rápidos para impedírselo.
—Quizás —pronuncié tomando la mano que él extendía para mí.
—Si es así, ya somos dos.
—Infiernos, estoy enamorado de un criminal ¿lo captas? es similar pero igualmente lo contrario a estarlo de un bombero o policía —Como pudo, se las ingenió para abarcar menos espacio en la estrecha cama, dejando algo de esta disponible para mí.
Aceptando la implícita oferta, subí para recostarme de medio lado quedando aglutinados en el pequeño colchón. —Aish, no soy un criminal, soy un héroe, no muchos en este mundo pueden vanagloriarse de ayudar a emerger de problemas financieros a la gente de bajos recursos —presumió como si ciertamente fuera así.
—Por supuesto, San Yunho —solté con ironía en tanto me encargaba de cubrirme con la sábana sin destaparlo a él.
—Yah, no me hagas reír, no puedo hacer movimientos bruscos ¿recuerdas?
—¡Eso es lo que te digo yo a ti! ¡Quítame las manos de encima! —protesté dándole manotazos cada vez que sus dedos trataban de avanzar por debajo de mi ropa.
—¿Hey, que tal si te quedas a dormir? En la noche las rondas del personal de los hospitales son esporádicas, lo que nos daría un lapso suficiente para…
—¡Olvídalo! No seré parte del obsceno plan de realización de tu fantasía sexual, no hoy y no nunca.
—Aguafiestas —resopló retorciéndose para adoptar una posición más cómoda.
Por la victoria sonreí para mis adentros, dejándome envolver por la calidez de su cuerpo a un lado del mío. La vorágine de calamidades sucedidas en tan corto tiempo origino que de pronto el dormir sonara tan tentador, por lo que consentí que mis parpados bajaran hasta dejarme en la penumbra. Poco después sentí su mano sujetar la mía y lleno de despreocupación, atraje a sus dedos para que se unieran a los míos entrelazándose entre sí.
Ambos éramos caprichosos y no cedíamos fácilmente, pero tenía que aceptarlo, los buenos momentos superaban a los malos. Concluyendo eso, era ridículo auto-martirízame al forzarme en evadir lo que quería recibir, la alegría de estar a su lado.
Meses después, llego el día mas anhelado para mí. ¡La graduación!
Admito que fue sumamente complicado lograr que no me suspendieran en las materias a las que deje de asistir, todas. Inclusive tuve que hablar con el rector de la universidad para que anulara mis faltas y recobrara el derecho a una calificación ordinaria. Eso sí, se me asignaron miles de trabajos extras pero sin más problemas pude continuar con normalidad. Básicamente mi excepcional e intachable historial académico fue lo que me salvó. Ja, por fin un buen beneficio tangible de ser nerd.
Recibí mis papeles en la ceremonia y me escabullí antes de que mis compañeros lo notaran. Habían organizado la típica fiesta en un pomposo salón, glamur por doquier era lo que argumentaban, pero desde que me entere de los preparativos descarte la idea. Irrebatiblemente Yunho me acompañaría y tenerlo ahí significaba brindarle atención solo a él. Conociendo su personalidad y la de mis amigos, era como arrojar un cerillo encendido a un aljibe con gasolina, peligrosamente explosivo.
Minho había rebatido acerca de lo importante que era cerrar adecuadamente un ciclo escolar con tus propios compañeros, pero Junsu consiguió distraerlo al proponerle el presentarle a un amigo de su nuevo novio, al que no lograban emparejar. Pasaba que, bajo el acuerdo de la monogamia, Junsu mantenía satisfactoriamente una relación con un chico que conoció en un centro comercial. Yo estaba contento por él, porque él era feliz.
A mí llegada al nuevo penthouse que Yunho y yo compartíamos, lo primero que observé fue el enorme oso blanco colocado en el sillón de cuero color beige, al centro de la sala. La luz natural que se filtraba por el ventanal que abarcaba toda una pared, era suficiente para aluzar el lugar.
Descalzándome camine hasta llegar al sofá para dejarme caer a un lado del peluche, sonriendo cuando el material afelpado y su fresco olor me hicieron suspirar. Ese era el producto de la culpa moral que le infligí a Yunho, por ser quien propició que perdiera a mi antiguo oso, dadas las prisas con las que salimos para conseguir que él recibiera atención médica. No es que en verdad se lo reprochara ni mucho menos que me arrepintiera, solo era por molestar. Y con eso, obtuve lo que quería, uno nuevo.
Revisé la hora en mi reloj digital de pulsera –todavía el mismo chic y trendy que él me había obsequiado tempo atrás–, para comprobar los minutos que faltaban para que él llegara a casa. Graduado o no, tenía impuesto la misma estricta política en cuanto a los retrasos, y puesto a que a partir del próximo lunes comenzaría a ser formalmente el contador de la compañía, tenía augurado el solemne acoso empleado-empleador durante las veinticuatros horas del día de toda la semana. El serle también asignado el cargo de Gangbuk le dejaba el doble de estrés que solía tener, lo que le daba el estupendo pretexto para descargarlo conmigo, y puesto que le prohibí presentarse en el acto académico, suponía que él exigiría alguna compensación por el desaire.
La idea de esconderme atravesó como un flash mi mente, sin embargo en ese instante el sistema electrónico de la puerta sonó y supe que reaccione tardíamente. Daba igual, Yunho tenía razón, como quiera que fuera, el resultado sería el mismo. Él y yo juntos para bien o para mal, y sinceramente no podía estar más conforme con ello.

.+.+.+.+.

—¡Yah! ¿Qué estás haciendo? —Jaejoong gritó cerrando y alejando su laptop de Yunho—. ¿No conoces la palabra privacidad?
—¿Eh? ¿Privacidad dices? ¿Qué hay entonces con lo que cuentas ahí? —dijo señalando el notebook color blanco en los brazos de Jaejoong—. ¿Pretendes ventilar mi vida en una publicación?
—Es… es una especie de diario —tartamudeó dando dos pasos atrás, no existía ninguna duda de a lo que Yunho se refería.
—¿Tienes una maldita idea de cuánto se malinterpretaría mi conducta si eso sale a la luz? ¡Te he dicho un trillón de veces que mis negocios son limpios!
—Una cosa es decir y otra comprobarlo con hechos —La mandíbula de Yunho se endureció al apretar sus dientes, Jaejoong notó el gesto por lo que de inmediato clarificó—: Además no tengo intenciones de publicarlo, te he dicho que es un diario.
—Por los menos cámbiale los jodidos nombres —Yunho soltó levantándose de la silla detrás del escritorio de Jaejoong—. Y suaviza mi imagen.
—¿Quieres que mienta en el relato de mis propias vivencias? —cuestionó retrocediendo un poco más para que Yunho pudiera pasar.
—¡Por favor, lo hiciste en al menos la mitad de toda la historia! ¡Convenientemente exageraste mis acciones y omitiste lo que te dejaría mal parado!
Jaejoong mordió su labio inferior desviando la vista a la única ventana en la oficina. —No tengo memoria fotográfica por si no lo sabías, es natural que algunos detalles escaparan de mis recuerdos —Se excusó oprimiendo la computadora portátil contra su pecho.
—Como sea, haz lo que te digo y también mantén eso fuera del alcance de lo demás, ¿que hubiera sucedido si alguien distinto a mí lo leyera?
—¿Te habrías encargado de que ese alguien conservara la boca cerrada? —Jaejoong propuso sonriendo ligeramente.
—Sí —Yunho reafirmó empujándolo hasta que este topó con la pared—. Con lo que odio hacer esa clase de cosas —declaró poniendo una mano a cada lado de la cabeza de Jaejoong—. Comportarme como un tipo malo no va con mi nuevo estilo.
Por el repentino acercamiento, el aliento de Yunho pegó por encima de la boca de Jaejoong, causando que los delgados bellos en su piel se alzaran. —Es una lástima, ese es el estilo que me gusta más.
—Lo sé honeybun —Yunho habló casi rozándole los labios con los suyos—. En compensación te confesaré algo —Con su dedo índice, le trazó una línea invisible desde su barbilla hasta la mitad del puente de la nariz—. De uno de los tantos viajes que realizó el viejo, me trajo como suvenir un valioso jarrón y amenace a todos de que si le llegaba a suceder algo se las verían conmigo. Pero un día por accidente lo tumbe y quedo completamente destrozado, así que compre otro para sustituirlo en dado caso de que él me preguntara donde es que lo tenía.
—¿Uh? —Jaejoong susurró atónito, más por la forma en que la mano de Yunho jugaba con su rostro que por la confesión de este.
—Luego me di cuenta de que estaba tenuemente despostillado, pero no me importó —La sonrisa que Yunho mostraba se achicó al darle un beso en la mejilla, arrastrando su boca después a la oreja de Jaejoong—, porque lo que tú quebraste en realidad solo se trataba de una réplica barata.
—¿Entonces me preocupé por nada?
—No exactamente, porque te lo habría hecho pagar de cualquier forma —explicó separándose no sin antes presionar a Jaejoong de los costados, atrayéndolo hacia él—. Y todavía puedo hacerlo.
Jaejoong tragó hondo por su sentencia, no despegando la vista de la lasciva sonrisa en las facciones de Yunho. —No, no puedes —Le dijo esforzándose por lucir firme.
—Ya veremos —Apenas Yunho acabó de hablar, su boca se unió a la de Jaejoong borrándole a este cualquier argumento que fuera a decir. Ensimismados en sus sensaciones era inútil pensar en algo que no fuera el otro, estuvieran de acuerdo o no, siempre existía la posibilidad de convenirlo después, cuando la urgencia de obedecer a sus instintos no estuviera presente.
—Jefe —Myungsoo entró en la oficina, apenándose al percatarse de la escena que interrumpió—. Lo siento.
—¡¿Acaso no sabes que debes tocar antes de entrar?! ¡¿Dónde está la jodida educación que te dieron tus padres?! —Yunho vociferó abrazando a Jaejoong, impidiéndole que se soltara de él.
—Perdón señor, pero se nos hace tarde —Myungsoo dijo manteniéndose bajo el marco de la puerta.
Yunho resopló abriendo sus brazos empezando a caminar hacia su empleado, le indico a este con su mano que se retirara y luego volteo para con Jaejoong. —Nos vemos en unas horas y no quiero que llegues…
—Si si, ni un minuto tarde o me castigaras —pronunció Jaejoong rodando los ojos al mismo tiempo que dejaba su laptop en el escritorio.
—Bien, veo que nos entendemos —Pasó las puntas de sus dedos entre su cabello y salió. Un suspiro escapo de Jaejoong al sentarse en la silla y levantar la pantalla de la computadora—. Ah y esta noche te probaré que tan hot devil puedo ser —Jaejoong se sobresalto por el inesperado retorno de Yunho quien volvió a partir tan rápido como había reaparecido.
—Hot devil —repitió sonriendo para sí mismo, examinando con sus ojos la posición donde el cursor parpadeaba. La última página del documento.
Por ello, Jaejoong estuvo satisfecho. Intencionalmente había dejado encendido su notebook, donde el acceso directo colocado en el centro del escritorio que abría el archivo “Mis memorias”, estaba seleccionado y señalado por el puntero del muñequito que bailaba sin cesar, el que tanto desesperaba a Yunho pero que Jaejoong adoraba.
No sabía por qué, pero se había propuesto conseguir que Yunho lo leyera aunque deseaba que lo hiciera por voluntad propia. ¿Y qué mejor manera que hacerle creer que estaba echándole un vistazo a escondidas?
Cuando Jaejoong considero que le otorgo el tiempo prudente a Yunho para que lo finalizara, regreso fingiéndose indignado al descubrirlo con la vista clavada en la pantalla. Afortunadamente acertó y ahora él no ocuparía de una segunda “accidental” omisión.
Contento consigo mismo, insertó una hoja en blanco al principio y en ella comenzó a redactar las líneas que rondaban en su cabeza. Luego de volver a colocarle la contraseña de apertura al documento, lo cerró y tildó la opción de ‘oculto’ en sus propiedades.
Apagó la máquina decidiendo irse temprano a casa. Ideando que tal vez esa noche revertiría el papel de sumiso y sería él quien tomara la iniciativa, repasó en su mente las palabras que acababa de escribir:



A Kim Junsu, por propiciar el mejor error de mi vida, 
convertirme en un mafioso y reunirme con mi gánster personal.

“A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.”
(Jean De La Fontaine)

FIN

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Me tarde más de un mes pero, lo hice!! uds disculpen por la demora... creo que esto significa que será la última vez que trate de hacer una adaptación XD
Ya bueno, agradecimientos para quien me convenció de que escribiera esto, a quien me dio consejos, sugerencias, criticas, a quien me apuro y regaño para que lo continuara, a quien me dio ánimos, a quien me dio libros/fics para leer, a quien se lo recomendó a alguien más, y por sobre todo a quien comento.
Se acabo este pero sigo con el otro fic que tengo, así que para l@s que lo leen, ahí y/o en otras cosas nos mantendremos en contacto ^^

26 comentarios:

  1. *salen globos y serpentinas*
    Qué bueno que terminaste la adaptación!
    Conque hay cosas que la memoria olvida, pues yo creo que Jae no olvidó las noches de reconciliación pero tal vez fueron demasiado XXX para plasmarlas
    jejeje
    Felicidades ilz :D

    pd. Exhibicionistas? Pues yo sí me hubiera apuntado para verlos

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    1. quizás no olvidamos solo lo recordamos a nuestra conveniencia XD

      saludos...

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  2. Wooooo te quedo genial!!!!
    de verdad
    que valio la pena la espera
    Aunque quedo pendiente la
    noche de la reconciliacion
    jejejeje *pervermode*
    Pero aun asi me encanto!!!
    Felicidades Ilz fue genial....
    esperare el siguiente fic....

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    1. cual noche, la del hospital? ahí no hubo porque el hombre estaba convaleciente, y una cosa es querer y otra poder, no importa cuantas ganas le eche XD

      gracias y espero nos leamos después ^^

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  3. Ohhh gracias por el cap ^^ me gusto mucho esta adaptación....

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  4. me encanto muchas gracias por el fic,
    ia estaba con la incertidumbre de lo q
    habia pasado con la desaparicion de Yunho,
    este estara dendro de mis favoritos

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    1. el que no estaba muerto ni andaba de parranda sino de viaje de "negocios" :P

      gracias y que bueno que te gusto

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  5. ahh muchas gracias por tomarte tu tiempo en escribir esta adaptacion, muy diferente a las historias que acostumbro leer;pero me encanto,me da penita que este haya sido el ultimo capitulo, en fin muchas gracias!!!

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    1. diferente pero agradable quiero suponer XD

      Gracias por comentar :)

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  6. me alegro tantisimo de q no le pasara nada malo a YunHo

    waa ya termino T.T
    me da tanta pena xq le cogi un enorme cariño a este fic
    lo voy a extrañar
    hiciste un gran trabajo adaptandolo, mil gracias Ilz *O*

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  7. Wooooooooo........ siempre amere tus adaptaciones....
    y esta te quedo excelentee!!!!
    ameeeeeeeeeeeee el final.... y toda la historia....
    me fuera gustado el lemon... final.... pero no me quejoooo...!!!!!!!!!!!!
    Gracias amiii XDDD

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  8. Holaaa!!!!

    Soy nueva en tu blog y no sabes lo feliz de habermelo topado!!

    Una amiga me habia hablado de este fic que estaba genial pero no supo darme razon de en que blog estaba y me super mega feliz al navegar encontrarme tu blog y ver que tu lo tenias!!!!

    Volviendo al fic... dioooss estuvo genial!!!!!

    Aunque debo decirte que odie al presidente ¬¬ y a Yunho por aceptar tener amorios con el a Jae como si nada!!! assshhh les juro que hasta llore de coraje!!!

    Pero bueno, dejando eso a un lado, lo demas me encanto, me fascina esa relacion que tiene el YunJae de "te odio" pero "tambien te amo" y esa posesividad que tiene Yunho con Jae wuuuaaa morii.

    Lo lei de corridito, por eso decidi comentarte hasta el capo final.

    P.D. aaahhh tambien fue gratisima mi sorpresa al ver que tu eres la autora de "enredos de amor" !!!!

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    1. A mi también me gusta leer historias donde la relación sea amor-posesividad :D gracias por comentar, me alegro que dieras con el y que te haya gustado.

      saludos...

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  9. WOW!...... Osea..... LO AME >Ow<...
    y su forma de ser...
    y las peleas...
    y el amor-odio...
    AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
    LO AME *¬*!!!!
    *se muere*
    Me encanto esta adaptacion! DEOX... de verdad que super!
    TOT. por que tienen que acabarse fics tan buenos?
    >o< tienes que hacer otro asi! Son GENIALOSOS *O*
    *salta con una banderita que dice Iilz*
    me encanta *O*
    *se va a leer el final de nuevo*

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    1. *o* una bandera con mi nombre~ casi la imagino hondeándose con el aire

      gracias por comentar ^^

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  10. woooooooooooooooow......en verdad muy buena adaptación

    me desvele al leerlo...xDD...eso significa que me

    gusto mucho!!!

    muchas gracias por terminarlo y por compartirlo!!! >_<

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  11. *-*
    El Fic estuvo genial ,gracias por compartirlo ~

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  12. Me descargue los pdf de tus historias y las que trdujiste
    Esta historia me encanto...
    Me gusto mucho el Yunho malo pero a la vez con un tono infantil(? Y celoso
    El final me encanto mucho Hihi YH leyó todo
    Esta historia me gusta mucho

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    1. la historia original es genial, me alegra que te gustara lo que yo hice :)

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  13. Uff lo lei casi en un dia! Me gusto mucho! Es un estilo nuevo y me encanto. ....un Yunho Rusia y masculino siempre es sexy.......
    Jajajja asi que Jae solo conto en su diario lo que su memoria recordó, tal vez omitió uno que otro dato inadecuado de el. .......
    Hot Devil Humm fue aproposito.. .....esa sera una gran noche.. ....^\\\\\^
    Me fascino.. ...mil gracias por adaptarla. ....creo que fue hace tres años que la publicaste pero aun así.. ......^^

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  14. Me encanto, ese amor-odio de ellos me fascino.

    Gracias por compartirlo con nosotras (os).

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  15. Realmente hermoso pase por todas las emociones ,me divertí me angustie ,se me cayo una lagrima, no es la primera vez que lo leo pero siempre me pasa lo mismo....gracias por el esfuerzo....pero pasan los años y lo seguimos leyendo ese es tu premio a tanto trabajo ....gracias ...muchas gracias

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    1. Ahora es a mi a quien se le cae la lágrima 😢 gracias por tan bonitas palabras

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