Contratiempos
Junsu despertó con el
sonido de la oxidada puerta del portón al ser cerrada, tal parecía que las
bisagras necesitarían otra dosis del aceite en spray que según le había dicho
Changmin, era capaz de aflojar cualquier metal, aunque él sospechaba que lo
mejor sería darle una ajustada.
Estiró amplio sus brazos
antes de sentarse y bajar sus pies al suelo. Casi de inmediato la revolución
dentro de su estómago le hizo recordar que llevaba más de diez horas sin comer
y necesitaba urgentemente algo.
Perezosamente salió de
su habitación rascando su cuello y oreja mientras lanzaba múltiples bostezos al
aire, sus ojos aún no recuperaban la completa visión solo alcanzando a percibir
imágenes nebulosas a su alrededor. Afortunadamente conocía el camino a la
cocina como a la palma de su mano, así que sin contratiempos entró en esta.
Tomó la agarradera de
metal de la puerta inferior del refrigerador jalándola hacia la derecha hasta
dejar al descubierto el interior. Las tres charolas transparentes estaban
totalmente vacías –incluso el compartimento para los vegetales– y eso solo
ocasiono que su estómago se quejara más.
Frustrado apretó a la
agarradera todavía en su mano y cerró la puerta abruptamente. Ahora necesitaría
ir a comprar algo y para su mala suerte, no tenía el suficiente dinero para
conseguir algo decente. Su mente se iluminó al recordar la caja de barras de
granola que Changmin le había obsequiado hacía apenas dos días, aún no la había
abierto y estaba bien guardada en el cajón de su buró.
Movió uno de sus pies
dispuesto a regresar a su dormitorio cuando escucho el comandante grito de un
extraño a pocos centímetros de él. —¡No te muevas o te parto la cabeza en dos!
Por instinto Junsu alzo
los brazos mirando a los lados, no muy lejos estaba el feo armatoste que servía
para colgar las también horribles tazas de porcelana, quizás era tiempo de
darle un buen uso al viejo ornamento barato que a nadie le gustaba y matar dos
pájaros de un tiro, deshacerse del hampón y de esa espantosa reliquia.
—¿Qui…Quién es usted?
—tartamudeó al ver al sujeto que lo amenazaba con un sartén, sus manos fueron
de inmediato hacia al frente como si con ello pudiera impedir que este se
aproximara a él.
—Las preguntas aquí las
hago yo —Jaejoong contesto haciendo un vago movimiento del objeto en su mano.
—No tengo dinero, y
realmente no hay nada de valor en la casa, de hecho se está cayendo de vieja,
mira —Junsu fácilmente quito una de las tablillas de madera que cubrían la
alacena, el resto de estas fueron cayéndose consecutivamente en el piso.
—¡Yah! ¡Dije que no te
movieras! —Jaejoong frunció el ceño al ver el desorden que había ocasionado el
hombre, pateo una de las delgadas tablas sin dejar de empuñar en alto el
sartén—. Esto es propiedad privada y tu estancia aquí es considerada
allanamiento de morada.
—¿Cómo? Pero si yo vivo
aquí, el único que está cometiendo un delito eres tú —Junsu comenzó a
retroceder volviendo a poner sus manos adelante sin dejar de mirar al intruso—.
Si te vas ahora mismo, fingiré que nunca estuviste aquí.
—Que tipo más loco
—Jaejoong pronunció entre dientes—. Mira, imagino que estas atascado en una
penosa situación económica, pero eso no significa que puedas ir a invadir casas
de otras personas, existen albergues y…
—Yo no estoy invadiendo
nada, estoy pagando una renta —Junsu bajó sus brazos colocándolos sobre su estómago
cuando este volvió a protestar.
—Eso es imposible
porque yo…
—Perdón por la
interrupción —Yoochun entró apresuradamente guardando su celular en el bolsillo
delantero de su pantalón de mezclilla—. Oh —exclamó cuando vio a un semidesnudo
Junsu.
—Licenciado Park, este
hombre de aquí es un paracaidista —Jaejoong espetó señalando al susodicho con
su dedo índice y depositando al mismo tiempo el sartén en la encimera.
—¿Soy un qué? —Ofendido
Junsu, colocó sus manos sobre su cadera.
—No es así
Jaejoong-ssi, deseaba poder hablar sobre esto con más calma pero ya que ha
conocido a Junsu-ssi creo que iré directamente al grano —Yoochun ladeó su
cuerpo apuntando hacia la sala—. ¿Podemos discutir esto allá?
Ambos hombres lo
siguieron, cada uno tomando asiento en uno de los tres sillones y sin decir
palabra mantuvieron su vista en el abogado.
—La señora Jang
alquilaba las habitaciones desocupadas de su casa —declaró abriendo su maletín
sacando de este un conjunto de documentos hojeándolos uno tras otro.
—Entonces él es…
—Uno de sus inquilinos
—Yoochun termino por Jaejoong.
—¿Inquilinos? ¿En
plural? —preguntó viendo el asentimiento del abogado—. ¿Cuántos?
—Cuatro.
La espalda de Jaejoong
cayó directamente en el desinflado respaldo del sillón. —¿Por qué no mencionó
esto antes?
—Como le dije, estaba
esperando una oportunidad.
—Bien, bueno no importa
—Puso sus manos sobre sus rodillas regresando su vista a Yoochun—. ¿Esto de
alguna manera impide que yo tome posesión de la casa?
—En lo absoluto
—Yoochun abandonó la lectura de los papeles en su poder, para mirarlo.
—Entonces supongo que
después de que lo haga, podré darles un plazo para que se muden a otro sitio.
—¡No! —Junsu gritó
negando con la cabeza—. No puedes hacer eso, ¿verdad que no puede? —Se dirigió
a Yoochun quien lo miro un segundo para después volver a Jaejoong.
—Eso se tendrá que
discutir, existen detalles que deben cumplirse antes de poder hacer eso.
—¿Cuáles?
—Bueno realmente
preferiría hablarlos en mi oficina, aunque usted es el único heredero, es
necesario hacer una lectura oficial del testamento. Por ahora solo conozca la
casa y en la semana agendaremos una cita para tratar el asunto.
Jaejoong asintió
mirando de reojo a Junsu quien se inclino hacia Yoochun para susurrar algo.
—Lo siento Junsu-ssi,
pero eso es confidencial —respondió el licenciado.
El decaído rostro del
hombre fue lo último que vio Jaejoong antes de levantarse y dirigirse hacia las
escaleras. —No pueden entrar en las habitaciones, no sin nuestro permiso —Le
escucho decir.
—Es verdad
Jaejoong-ssi, será mejor que nos mantengamos alejados del segundo piso y solo
examine esta planta.
De nuevo solo asintió
dando media vuelta para regresar a la cocina, esta vez saliendo al patio
trasero.
El verde cubría todo el
espacio, césped pulcramente recortado con dos árboles creciendo en cada
esquina, un limonero y un naranjo.
Las paredes blancas
daban la sensación de que el área era más grande de lo que en realidad y el
beige del columpio de jardín, inspiraba tranquilidad.
Jaejoong se acerco para
tocar los cojines removibles que servían como asientos, simples cuadrados
acolchonados con estampado de finas líneas cafés que hacían juego con el techo
de tela del mismo color.
—Está muy bien cuidado
este lugar —Jaejoong se sobresaltó por las palabras de Yoochun, a quien no
había percibido que estaba a su lado.
—¿Cuánto tiempo me
tomara arreglar los papeles? —cuestionó.
—No puedo darle una
fecha en concreto, pero yo estimo como mínimo un mes.
Inconscientemente
Jaejoong pasó sus dedos entre sus cabellos, desalentando porque su plan de salvación
estaba yéndose por la borda. —¿Habrá una manera de que pueda trasladarme aquí
antes?
—El hecho de que el
predio no esté a su nombre no significa que no pueda ocuparlo, es decir, no
puede tomar acciones legales sobre este, pero hay una habitación disponible y
dado que no existe ningún otro pariente sobreviviente para la señora Jang, no
hay inconveniente para que usted la utilice en lo que se reglamenta su
posesión. Conozco a los inquilinos y sé que son buenas personas, así que no le
darán problema alguno.
Yoochun palpó con la
palma de su mano sobre el bolsillo de su pantalón sacando luego de este su
celular y murmurar de nueva cuenta un ‘ahora vuelvo’ para apartarse antes de
contestar la llamada. No mucho después, regreso guardando su teléfono deteniéndose
a medio camino.
—Tengo que retirarme
—Puso su mano sobre la espalda de Jaejoong alentándolo para que caminara. La
expresión que el otro le dio, hizo que de inmediato la retirara—. Lo llevaré de
regreso a su departamento.
Sin decir más subieron
la pequeña rampa de cemento que los separaba de la casa, atravesaron la cocina
pasando a la sala, Junsu aún permanecía sentado en el mismo lugar.
—Hasta luego Junsu-ssi.
Yoochun se despidió a
nada de la puerta principal no esperando a ser correspondido. Con sus pasos
rápidos llego hasta el portón antes que el otro hombre, con el tiempo
suficiente para abrirlo para cuando este estuvo a su par.
Jaejoong lo miró con
recelo pero solo subió en el auto cuando la puerta del pasajero fue abierta
para él, apresurándose en acomodarse en el asiento una vez que el motor fue
encendido y comenzaron a moverse por la calle.
El trayecto al viejo
edificio fue tranquilo, aprovechándolo Yoochun para mencionar algunas de las
cuestiones en las que ahondarían cuando se vieran en su despacho. Antes de que
Jaejoong descendiera del vehículo, estiró su mano para tomar la tarjeta de
presentación que le ofrecían y luego correspondió a la inclinación que le dio.
—Esperaré su llamada —mencionó Yoochun presionando el acelerador poniéndose en
marcha.
---
Risas inundaron la casa
cuando Changmin abrió la puerta permitiéndoles el paso a los otros dos hombres
que lo acompañaban, cerrando después de que él mismo entrara.
—Siwon-ah, ¿quieres
tomar algo? —Yunho pregunto avanzando hacia la cocina.
—Hyung, no puedes
ofrecer nada sin antes ver si en verdad hay algo para dar —Changmin habló
mientras se quitaba su sudadera y la doblaba por la mitad.
Se escucharon ruidos de
gavetas siendo cerradas hasta que finalmente la voz de Yunho surgió. —Entonces
Siwon ¿quieres agua?
—No, de eso tengo
bastante en mi casa, gracias —contestó sonriendo de lado.
—De hecho tú tienes un
amplio surtido en tu alacena —aclaró Yunho emergiendo de la cocina con una
botella con menos de la mitad de agua—. Nosotros nunca podremos competir contra
eso.
—Aunque claro, si el
encargado de hacer las compras las hubiera hecho, al menos habríamos podido
darte algo más que agua —Changmin comentó sentándose a un lado de Junsu,
abandonando su sudadera en el brazo del sillón—. Por cierto, ¿a quién le
tocaban esta semana? —preguntó aún sabiendo que el responsable estaba junto a
él.
—Si Junsu, ¿a quién?
—Yunho siguió el juego mirándolo fijamente.
Esperando por una
respuesta, Changmin presionó en varias ocasiones su meñique en el brazo de
Junsu. —¿Otra semana que deberemos reemplazarte, uh?
La leve sacudida
recibida por Changmin le sirvió para salir de sus pensamientos y reencontrarse
con la realidad de su entorno, por lo que levanto su cabeza enfocando su vista
en Yunho. —Hyung, estuvo aquí Yoochun-ssi y trajo a un tipo que nos quiere
desalojar, hyung, parece que halmoni le dejo la casa a él.
—¿Cómo? —Changmin dijo
subiendo su pierna derecha apoyando el peso de su cuerpo en esta.
Junsu se viró hacia
Changmin y luego de nuevo a Yunho. —Hasta hace un rato estuvieron revisando la
casa, les dije que no podían entrar en los cuartos a menos que los dejáramos,
así que no lo hicieron pero, hyung, no tengo dinero para otro lugar.
—Debe haber algo que
podamos hacer —La voz de Changmin sonó apagada.
—Le pregunté a
Yoochun-ssi, si el testamento de halmoni mencionaba lo que pasaría con nosotros
pero no quiso decirme nada —Junsu frunció el ceño apoyando los codos en sus
rodillas y su barbilla en las palmas de sus manos—. Quizás si Yunho hyung habla
con él.
Yunho ajustó la tapa de
la botella para después recargarla en la esquina del sofá. —Bueno, sabíamos que
algo así sucedería, el mismo licenciado nos lo dijo, tal vez podamos hacer un
arreglo que nos permita seguir rentando aquí, quizás con un reajuste de la
mensualidad.
—¡No, un aumento no!
—Changmin y Junsu gritaron al unisonó negando con sus cabezas.
Siwon sonrió levemente
retirando la sudadera para sentarse ahí. —No se adelanten, probablemente
hablando consigan convencer al nuevo dueño, aunque por lo que ustedes pagan,
dudo que no quiera obtener más —opinó poniendo una mano en el hombro de
Changmin—. En todo caso, sabes que no me molestaría tener un compañero de
departamento —aseguró dándole un firme apretón antes de retirar su mano.
—Gracias —Changmin
asintió con una pequeña sonrisa.
Enseguida de ver como
Junsu torcía los ojos, Yunho se levanto anunciando que iría a buscar el número
de Yoochun.
---
Jaejoong destendió una
por una las prendas colgadas en el tendero plegable de aluminio colocado en su
módico patio. Sujetó sólidamente entre sus brazos el bulto de ropa llevándolo a
su habitación, lo dejo sobre su cama y verificó la temperatura de la plancha a
un lado de este. Considerándola correcta, extendió sobre la colcha una de sus
camisas de su uniforme de camarero y comenzó a deslizar la gruesa lámina de
metal sobre la tela, borrando las arrugas y dejando una perfecta superficie
alisada.
Conforme fue
disminuyendo la pila de ropa, la calidez que había rodeado su recamará provoco
que una leve capa de sudor cubriera su frente y cuello. El clima frío que dejo
el invierno, estaba siendo remplazado por el abrasador calor de la primavera en
estos últimos días. Su departamento no contaba con las suficientes formas de
ventilación, solo las –muy– reducidas ventanas en la cocina y sala, por lo que
sabía que dentro de un mes, vivir ahí seria como estar dentro de un horno. Pero
entonces recordó que para esa fecha, él ya no se alojaría ahí.
Acomodando
cuidadosamente su pantalón dentro de un gancho, apagó y desenchufó la plancha yendo
a colgar todo dentro de su armario.
Los eventos de ese día
lo habían hecho olvidar de su precaria situación, momentáneamente haciendo
lucir a su futuro completamente resuelto, contemplando las posibilidades que le
brindaría la casa, su casa. Suficientemente
grande como para obtener una buena cantidad si la vendía o poner un beneficioso
negocio si la conservaba.
Había reaccionado como
si la oportunidad hubiera sido factible, sin detenerse a analizar el porqué y
cómo llego. Las probabilidades de que algo como eso le pasara rayaban casi en
lo gracioso. Él entre todas las personas, era de los que era más fácil que
perdiera un won a que se lo encontrara tirado en la calle.
Sabía que la suerte
para algunos existía, que inexplicablemente un día una buena noticia llegaba a
sus vidas y esta las cambiaba drásticamente para bien. Tenía claro que podía
suceder, pero no a él. Desconfiar de todo y no fiarse en nada, lo había ayudado
a mantenerse por varios años ya. El no atarse y ser desprendido, a salvarse del
vacío.
¿Por qué entonces de la
noche a la mañana había puesto sus ilusiones en algo así? ¿Por qué todo le
pareció tan sencillo y sin complicaciones? Su experiencia personal le indicaba
que no basara su futuro en repentinas salidas inciertas, aunque tampoco había
nada mas en que hacerlo.
No teniendo demasiado
que perder, decidió continuar, después de todo, los milagros ocurrían y alguno
de ellos podría haberlo elegido finalmente a él.
---
Heechul miro el reloj
D&G en su muñeca izquierda después de dejar dos bolsas de plástico en el
comedor, dirigiéndose ahora hacia las escaleras para subir al segundo piso. Un
silencio por demás extraño abarcaba toda la casa, casi como si no hubiera
nadie, inconcebible.
Para esa hora, deberían
estar hambrientos y a menos que hubieran optado por cenar fuera –lo cual
dudaba–, estarían aglomerados en la planta baja esperando por él, no
exactamente a su persona, sino a la comida que por ser su turno, debía traer
consigo.
Uno de los tres
dormitorios a la derecha del pasillo estaba entreabierto, por lo que asomó su
cabeza encontrando a Junsu recostado sobre su estómago con su mentón descansado
encima de sus manos unidas en puño. —Hey Junsu —llamó captando su atención—.
Traje la cena, ¿podrías avisarles a los demás en lo que me cambio? —Luego de
que este asintiera caminó al lado opuesto girando la perilla del primer cuarto,
entrando y desplazándose directo al baño.
Diez minutos después
salió vistiendo un cuadriculado pantalón de pijama y una bata del mismo color
gris que lo cubría hasta sus rodillas, el estrecho espacio en su torso que esta
dejaba al descubierto, permitía ver a la delgada camiseta de algodón azul claro
que llevaba por debajo.
Con calma, bajó los
escalones cruzando la sala recorriendo hacia atrás una de las sillas
desocupadas del comedor para seis personas, antes de sentarse frente a Changmin
y Junsu, agarró el contenedor desechable con una ‘V’ escrita en su tapa y un
par de palillos que permanecían en la ya vacía bolsa.
Levantó la cubierta
desprendiendo casi al mismo tiempo los palillos y movió de un lado a otro los
vegetales al vapor que ordenó. No tenían condimentos o aderezos extras para
agregar, tan solo el verde predominaba en su muy saludable comida.
Los frondosos brócolis
fueron los trozos iniciales que escogió, los odiaba y por lo tanto entre más
rápido terminara con estos, mejor. A una semana para su sesión de fotos como
modelo de ropa casual de primavera-verano, no podía darse el lujo de recabar calorías
que equivaldrían a horas de ejercicio para intentar deshacerse de esos
centímetros de mas, no, ni por muy pocos que estos fueran. Aun con su rápido
metabolismo, era un riesgo que se rehusaba a tomar.
Con un rápido vistazo a
los recipientes de Changmin y Junsu, notó como sus brochetas de res seguían
intactas, ladeó la cabeza observando con más detenimiento sus rostros
ensimismados, algo definitivamente estaba mal.
—¿Qué pasa con ustedes?
—cuestionó poniendo sus manos en el borde de la mesa.
Ambos suspiraron al
mismo tiempo y justo cuando Heechul iba hablar de nuevo, Yunho apareció
sosteniendo una bandeja con una jarra y cuatro tazas, lo que hizo que sus
sospechas se confirmaran. Ellos solo tomaban té cuando se encontraban frente a
circunstancias desfavorables. La última había sido para discutir si respetarían
la decisión de la señora Jang de permanecer sus últimos días en su casa o la
internarían en un hospital. Ahora no tenía ni idea de cuál era la ocasión.
Una taza humeante fue
colocada delante de él, sin precaución puso sus dedos alrededor de la porcelana
haciendo que el ardor que esta provoco en sus yemas lo ayudara a tomar el valor
para averiguar. —¿Qué ocurrió?
Yunho arrastró hacia sí
el contenedor sobrante, destapándolo antes de contestar. —Apareció el nuevo
dueño de la casa.
---
Jaejoong arrojó de mala
gana sus cosas sobre la mesa en cuanto entro en su departamento. La reunión con
el abogado Park había sido como un detonador para su mal humor. Para empezar él
había llegado diez minutos antes y la secretaria le comunicó que su jefe estaba
ocupado con un cliente, lo cual para Jaejoong no fue ningún inconveniente
puesto que aún restaba tiempo para su cita, pero entonces media hora después,
él continuaba sentado en la sala de espera.
La mujer le ofreció
disculpas por el retraso y aun cuando sabía que ella no era la responsable,
Jaejoong no pudo evitar fruncir el ceño al escucharle decir que pronto lo
atenderían, era la tercera vez que le decía eso y comenzaba a cansarse.
Cuando por fin salió el
elegante hombre causante de la demora, concluyó en el porqué Park Yoochun mostró
preferencia, ese sujeto emanaba poder y dinero, todo lo contrario a Jaejoong,
clara ventaja para que las personas siempre hicieran distinción entre sus
tipos.
Ya predispuesto con el licenciado,
ingresó en su oficina tomando asiento en las sillas frente al fastuoso
escritorio de madera. Cuadros con diplomas y su cedula profesional enmarcaban
la habitación, y lejos de lo que había imaginado, todo lucía demasiado
contemporáneo y sencillo para como el resto del edificio se mostraba.
Yoochun se colocó sus
gafas sacando una carpeta de uno de los cajones del gran librero detrás de él.
Rebuscó entre los documentos tomando una sola hoja de entre el conjunto,
sonriendo levemente antes de informarle que comenzaría con la lectura del
testamento.
Inicialmente todo había
sonado tan perfecto para sus oídos, su nombre estaba rotundamente ahí
declarándolo como el heredero universal de la casa y la cuenta bancaria. Se
había confirmado también lo que el abogado le había mencionado sobre sus
honorarios previamente pagados. Y casi sintiéndose en un maravilloso sueño,
todo su panorama se vio sombrío al enumerar las cláusulas.
Tres, solo ese número
de estipulaciones lo separaban de la estabilidad financiera. Debía de reconocer
que al principio le había restado importancia al hecho de que gente extraña
habitaba en la vivienda, nunca creyó que la propiedad viniera con ese plus,
mucho menos que tuviera que consérvalos.
Los cuatro hombres que
vivían ahí, tenían absoluto derecho de seguir haciéndolo por dos años,
pagándole el correspondiente alquiler mensual claro está. En caso de ser
imperiosamente necesario para él, que ellos se mudaran, debía explicar
detalladamente la razón y esta ser aprobada por el licenciado Park. De
cualquier forma, por ser un inconveniente de él y no un mal comportamiento de
ellos, se les otorgaría un año como plazo para encontrar un nuevo lugar de
residencia. ¡¿Qué arrendador en su sano juicio concedía trescientos sesenta y
cinco días para cambiarse de domicilio?! ¡Nadie
con un mínimo de tacto para los negocios!
Él por supuesto no
conoció a su tía, por lo que no podía juzgarla, no después de que sin tratarlo,
le dejo su completo patrimonio.
Por si esto fuera poco,
el escrito enfatizaba la frase «El
beneficiario no puede vender, transferir o hipotecar el inmueble, dentro de los
próximos dos años a partir de que tome posesión del mismo».
Esto lo dejaba atorado
por ese lapso de tiempo sin poder disfrutar o decidir con entera libertad, y
encima encadenado a huéspedes que no eligió ni deseaba mantener. Por supuesto
que había otros puntos a su favor que les daban a ellos obligaciones, pero eran
tan básicos que dudaba pudiera echarlos con estos. De ahí en fuera ¿cuál era la
gracia de hacerlo si estaba forzado a cederles esa ridícula prórroga y saldría
perdiendo incluso la renta durante ese lapso? Por donde se viera, nada era miel
sobre hojuelas para él.
Notando a Jaejoong
desconforme y plenamente abatido, Yoochun añadió una básica propuesta: “Conózcalos y luego decida”.
Bastante fácil de decir
para él, quien no tendría que convivir bajo el mismo techo con desconocidos, ni
había planeado diferentes opciones de las que realmente tenía derecho. Sin
embargo, ¿qué otra alternativa había? Estando a un pie de la calle y sin otro
sitio a donde ir, residir junto a ellos ya no sonaba tan desalentador.
Así que solo se limito
a pedirle si podía arreglar una reunión con ellos. Una simple llamada y
Jaejoong ya tenía día y hora para esta.
Recargado en la pared
del departamento, meditó acerca del dilema en el que se estaba metiendo.
---
En un sábado por la
mañana, normalmente el interior de la casa estaría insonorizado. Hoy que
tendrían visitas poco gratas, había despertado a los habitantes desde muy
temprano.
Aparentemente la
estancia simulaba estar aseada, así que no hubo necesidad más que de una
superficial limpieza. Changmin había trabajado exhaustivamente el fin de semana
anterior en el jardín, una apuesta perdida y fue el encomendado de embellecer
los exteriores –como Heechul nombro a la tarea de podar el pasto–, acción que
abarco cerca de tres horas. Afortunadamente Siwon les había donado su inutilizada
cortadora de césped, y solo precisó de comprar gasolina para que con esta dejara
los alrededores perfectos. La cocina prácticamente brillaba, sin nada que
cocinar, era ilógico que no fuera así.
Como recomendación
adicional del abogado Yoochun, le había dicho a Yunho que trataran de presentar
un ambiente cálido y acogedor, algo que hiciera sentir cómodo. Así que olvidándose
de la escasez de ropa en Junsu en aquel atropellado encuentro, todos ellos
ahora aguardaban por él presentablemente al igual que el resto del lugar.
Conjuntamente la noche
anterior idearon un buen argumento que les permitiera su estadía ahí. Nada
faltaba e incluso había un termo con agua caliente y una caja de sobre
instantáneos de té por si en cualquier momento alguien quería prepararse uno de
estos. Dado que no lo hacían ceremonialmente, no interesaba cómo y cuando lo
tomaran.
El chirriante sonido
del timbre se escucho sorprendiendo a Junsu y Yunho sentados en uno de los
sillones, este último se levanto andando hacia la puerta sin mayor explicación.
Los pasos apresurados de Changmin y Heechul bajando la escalera terminaron
justo con Yunho regresando con Yoochun deteniéndose a menos de un metro de
ellos.
—Ah —exclamaron ambos
con indiferencia—. Creí que ya había llegado —agregó Changmin volviendo sus
pasos hacia arriba.
—¿Tardará mucho?
—preguntó Heechul cruzándose de brazos—. Tengo un compromiso en dos horas.
—¿Trabajaras en sábado?
—Yunho cuestionó señalando un espacio disponible para que el licenciado se
sentara.
—¿Qué tiene de raro?
¿Ya lo he hecho antes? —refutó descansando su espalda en el umbral de la
abierta entrada.
—Pero solo porque era
en un centro recreativo —interpuso Junsu—. Y juraste que no volverías a
hacerlo.
—Dije, no si no recibo
siquiera el doble de mi sueldo normal —aclaró alzando su dedo índice—. Como
sea, se trata de una cita con mi nuevo dentista.
—¿No acabas de ir la
semana pasada? —rebatió Yunho arqueando una ceja.
—Esta vez no será en el
consultorio —Heechul guiño un ojo acariciando su barbilla—. Quién sabe y las
cosas resulten bien, no estaría mal conseguir un dentista de cabecera.
Los tres hombres
sonrieron por el comentario dirigiendo sus vistas a la cochera un segundo
después al oír de nuevo el timbre.
—Iré yo —Heechul frenó
con su mano los movimientos de Yunho—. ¿Olvidas que me especializo en leer a
las personas con la primera impresión? Un vistazo y sabré con quien estaremos tratando
—dicho eso, se desplazó fuera de la casa.
—¿Ya está aquí?
—Changmin habló desde el barandal en la parte superior, viendo a Yunho
confirmarlo, bajó calmadamente los escalones yendo a sentarse junto a Junsu.
Heechul retornó siendo
seguido por Jaejoong quien se viró para cerrar la puerta y luego pasó su
atención a los demás.
Reconoció a uno de los
hombres sentados en el sillón frente a él al igual que a Park Yoochun en el
aledaño a este. Entonces sus ojos se fijaron en quien se encontraba de pie
correspondiendo a su mirada. Su rostro familiar hizo que su estómago diera un
rápido vuelco y un leve flash resplandeció en su memoria.
—Mi nombre es Kim
Jaejoong y seré su nuevo casero.
:::: .::::. ::::
Jaejoong caminaba velozmente evadiendo a la gente que transitaba
dentro de los concurridos pasillos del hospital. Iba retrasado para su trabajo,
la segunda vez en esa misma semana, estaba seguro de que el señor Yoon le diría
que no se preocupara, que todo estaba bien, pero lo que menos deseaba Jaejoong
era mostrarse como un irresponsable. Llevaba más de dos meses encargándose del
puesto fuera de la cafetería y aunque las ganancias estaban siendo más que
favorables, él quería que también su desempeño lo fuera.
Sin embargo el cansancio le había hecho una mala jugada prolongando
su sueño más de la cuenta, aún durmiendo en una incómoda silla de metal, sus
ojos parecieron no tener dificultad en quedarse un poco más de tiempo cerrados.
Las personas con sus propias prisas, torpemente conseguían
esquivarlo cuando el corredor se hacía un tanto más estrecho, chocando con
alguno de ellos sin mayor problema lograba recuperar su ágil paso. Eso fue hasta
que dio vuelta en una esquina topándose con algo, por la fuerza fue impulsado
hacia atrás cayendo directamente en el duro suelo.
—¿Estás bien? —Le pregunto el dueño de la mano que extendida
aguardaba porque esta fuera tomada.
Jaejoong solo afirmo agitando su cabeza, sujetando la mano y levantándose de un solo tirón.
—Lo siento, iba distraído y no te vi antes de tiempo —dijo el hombre
que con preocupación lo observaba de un lado a otro, tal vez buscando algún
daño importante.
—No hay problema —Jaejoong contestó sacudiendo y alisando su ropa
antes de bajar su vista al piso en donde sus cosas se hallaban esparcidas.
—Permíteme —El chico se agachó juntándolas y mezclándolas con sus
propias pertenencias que también salieron volando—. Por casualidad ¿tienes
alguna idea de donde se encuentra el área de traumatología? —mencionó
devolviéndole su mochila y suéter.
Jaejoong lo pensó por un instante y luego asintió comenzando a darle
una breve descripción del camino que tendría que recorrer. Él podía darse el
lujo de proclamar que casi conocía todo el hospital al derecho y al revés, no
en vano eso le habían dejado las horas deambulando por ahí o encontrando por sí
mismo la oficina de la especialización a la que lo enviaban.
Después de escuchar un ‘gracias’ por parte del otro, Jaejoong salió
casi corriendo dejándolo con la frase a la mitad y sin escuchar su grito porque
se detuviera. Tarde descubrió que había olvidado recoger su manta y que esa
noche, el pronóstico del clima anunciaba temperaturas bajas.
*O* gracias x el cap!!!
ResponderBorrares cierto esperaba cap del otro
pero no importa...soy feliz con este =D
gracias a ti por comentar ^^
Borrargracias por actualizar
ResponderBorrarme encanto el capitulo!!!
espero que subas pronto el de memorias ñ_ñ
pero aun asi todo lo
referente a Yunho y Jaejoong me encanta!!!
XD ya espero y confió en que este el capitulo para este fin de semana
Borrarwuaa capo pronto please T-T lo veo interesantee!!! snif snif!!!
ResponderBorrarquiero saber que paso!!!
gracias ppor compartirlo!!
¡Muchas gracias por los caps! Acabo de llegar hace apenas unas horas a tu blog ^^ pero debo decir que me gusta mucho el trabajo que tienes por aquí ^^ Gracias por escribir y compartir ^^
ResponderBorrarQue rari porque no se ven mis comentarios o_O?
ResponderBorrarhay señores...casa lero con inquilinos incluido hahaha todos a la expectativa
ResponderBorrarJae por lo que leo ya conoce a alguien mas de Yoochun y Junsu de los chicos.
ResponderBorrarGracias, me encanta!!