Implantándose
Jaejoong bajó del autobús enfocando los nombres de las calles, metió una
mano en el bolsillo delantero de su pantalón y sacó de este una hoja trozada
donde tenía escrita la dirección de la casa. Apenas una semana antes había
estado ahí, pero dado que el abogado Park lo llevo directamente en su auto, él
no presto la suficiente atención como para encontrar el camino por sí mismo.
Mientras recorría las tres cuadras que lo separaban de su destino,
repasaba en su mente el porqué estaba haciendo eso, ahorrar dinero era lo
principal. Lo que generalmente gastaría en una renta, podría guardarlo y
aunarlo a lo que recibiría de otras personas, de cuatro para ser exactos.
No era fácil el aceptar que conviviría con extraños, pero lo intentaría
siempre pretendiendo mantener su privacidad lo más posible. Además, el
licenciado menciono que se trataban de buenas personas, dos años parecía mucho
tiempo pero consideraba que el resultado bien valía la pena para soportarlo.
Los planes para un futuro eran fáciles de crearse cuando lo primordial
sería que tendría un techo sobre su cabeza con todo y su escueto salario.
Existía la posibilidad de que las cosas entre sus inquilinos y él no
funcionaran, pero de alguna forma se las ingeniaría para lidiar con ellos y de
no ser así, lograr que se marcharan por su propia voluntad.
Reconoció la fachada al instante, regreso el papel a su pantalón y
oprimió el botón del timbre recibiendo un ligero toque de corriente eléctrica,
el suficiente para hacerse para atrás tambaleándose, frunciendo el entrecejo
después.
La puerta se entreabrió dejando a la vista medio cuerpo de un hombre que
lo examinaba de pies a cabeza.
Jaejoong le devolvió la perspicaz mirada antes de hablar. —Estoy aquí
para junto con el abogado Park…
—Ah sí —El sujeto agitó su mano haciéndose a un lado y apartando solo un
poco más la puerta—. Yoochun-ssi ya está aquí, entra.
Jaejoong avanzo en el interior sin vacilación, escuchando el rechinido
de las bisagras al cerrar el portón. Para cuando volteo al frente, el hombre ya
estaba cerca de la entrada principal de la casa, apresuro sus pasos ingresando
por esta casi detrás de él.
Agrupados en la sala, encontró al tipo semidesnudo –ahora con ropa– con
el que había tenido el malentendido en su primer visita ahí, al abogado, y a
dos hombres más.
La similitud de uno de ellos con una persona de tiempo atrás, era
gigantesca, por lo que dedujo que se trataba del mismo individuo. Sin duda eso
fue un punto negativo respecto a todo el hecho de mudarse ahí.
Ya era bastante fastidioso el pensar en compartir un mismo espacio con
otra gente para ahora sumarle la presencia de él. Por lo que por un segundo
deseo mandar el asunto al diablo, rechazar la oferta, volver a su acostumbrada
situación y olvidarse completamente de esto. Pero entonces concluyó que ya no
quería regresar, que estaba cansado de hacer de todo y nunca tener nada.
Tenía años trabajando de sol a sol y cada mañana se preguntaba que había
ganado con eso, lo único que venía a su cabeza era sobrevivir. Ninguna valiosa
posesión estaba a su nombre, absolutamente nada lo respaldaba en caso de
emergencia, no había bienes para solucionar sus males futuros.
Así que existiendo esa latente oportunidad de finalmente hacerse
acreedor de algo meritorio, ¿por qué no deshacerse de la incomodidad
transitoria y encauzarse solo en lo importante? que al fin y al cabo, él no
estaba ahí más que para construir su porvenir y no revivir su pasado.
Firme en sus convicciones, dio un paso adelante fijándose en nadie en
particular. —Mi nombre es Kim Jaejoong y seré su nuevo casero —declaró notando
lo sorprendidos que lucían cada uno de ellos.
—Me alegro de escuchar eso, Jaejoong-ssi —Yoochun dijo mostrando una
ligera sonrisa—. Estoy seguro de que la mayoría de los aquí presentes ahora
podrán respirar con más tranquilidad.
Ninguna de las caras reflejo serenidad en absoluto, sino más bien una
mezcla de asombro e incertidumbre que prolongo el silencio hasta ser incomodo.
Yoochun aclaro su garganta tomando asiento en el sillón individual
desocupado, colocó su maletín sobre las rodillas y sacó de este dos hojas.
—Hablaremos en términos generales sobre la última voluntad de la señora Jang,
tal y como ella quería que lo hiciera.
—Antes de eso ¿alguien quiere té? —Junsu preguntó empezando a prepararse
uno para el mismo.
---
Heechul entró en la cocina dirigiéndose al fregadero, vació en una de
sus manos un poco del detergente de lavaplatos líquido y frotó ambas rociando
un poco de agua unos segundos antes de enjuagarlas por completo.
Sabía que ese tipo de jabón no era el adecuado para su piel, pero no
soportaba el ver la orilla de sus uñas sucia, eso era un hecho que no podía
pasar por alto.
Dobló los diez dedos asegurándose de que todos y cada uno de ellos
estuviera perfectamente limpio, sonrió cuando lo confirmo.
—¿Hyung, cómo te fue? —Changmin abrió la puerta del refrigerador
guardando su yogurt de beber a medio terminar.
—Fue la cita más aburrida que he tenido en meses, él se mantuvo hablando
de prótesis y extracciones dentales —habló recargando su cabeza en uno de los
gabinetes de la alacena—. Una carrera más para tachar en las profesiones de mis
futuros prospectos.
—Eso deja entonces muy pocas posibilidades para que consigas a alguien
honesto, quizás a este paso acabaras saliendo con un vago.
—¡Yah, ¿qué estas insinuando?!
Changmin dejo escapar un ronco quejido al recibir un puñetazo en su hombro
siguiendo de inmediato a Heechul a la sala para devolvérselo, desechando la
idea al verlo sentado en la escalera con su barbilla apoyada en sus brazos y
estos en sus piernas.
—¿Cómo les fue con el tipo ese?
Heechul se había disculpado para retirarse antes de que Yoochun siquiera
comenzara a leer los documentos en sus manos, él realmente odiaba la
impuntualidad en cualquiera de sus compromisos y su reloj le indico que si no
se iba en ese momento, él llegaría tarde. Pero si hubiera sabido que unas horas
después estaría ampliamente fastidiado del tipo con el que comía, simplemente
no se habría presentado en el lugar.
Changmin se acomodó a su lado estirándose a lo largo de los escalones,
mirando hacia el techo poniendo el dorso de una de sus manos en su frente y la
otra sobre su estómago. —No se quedo mucho después de que te fuiste, solo subió
a ver su habitación. Pero dijo que regresaría en la semana.
—¿Vivirá aquí? —Heechul cuestionó ladeando su cabeza hacia Changmin.
—Así parece.
—Presiento que será un problema lidiar con él.
Con un gran resoplido, Heechul se puso de pie para subir al segundo piso
casi tropezando a la mitad del camino al sentir un leve empujón en su espalda,
reaccionando justo cuando Changmin corría sonriendo hacia su recámara.
---
Jaejoong pasó una parte de su tiempo buscando –sin obtener éxito– empleo,
y la otra empacando. Sus pertenencias se reducían a ropa y viejos
electrodomésticos que había adquirido seminuevos. A la mayoría de estos no los
necesitaría mas, con lo poco que observo en su pronto-nueva casa, sabía que
esta estaba bien equipada, un poco rudimentaria, pero esencial.
En cajas de cartón con el emblema de bebidas alcohólicas, colocó todas
aquellas cosas que no cupieron en sus dos –únicas– maletas deportivas. Gracias
a Hyunjoong, quien era uno de los barmans del club donde trabajaba, ahora no
tendría que utilizar bolsas de plástico para trasportar los objetos. Jaejoong
no estaba completamente seguro si podía llamarlo amigo, pero en definitiva de
entre los empleados que ahí laboraban, solamente a él era con quien sentía la
confianza para pedir un favor.
Cruzó las correas de las dos valijas desde su cuello hasta su cadera por
ambos costados y sujetó una de las cajas con sus brazos libres, salió de su
departamento emparejando la puerta tras de sí, bajó las escaleras y escondió
las cosas debajo del hueco de esta antes de regresar por las cajas restantes.
Una vez con todo ahí, detuvo un taxi y le pidió al conductor que abriera
la cajuela del vehículo. El hombre lo ayudo a ajustar el equipaje para después
partir rumbo a la dirección que se le dio.
Jaejoong pagó el viaje luego de que sitúo sus cosas fuera de la casa,
aun no tenia llave por lo que tendría que tocar el timbre, frunció el ceño solo
de pensar en recibir otra descarga eléctrica.
Para su alivio personal, uno de los hombres que vivían ahí emergió
quedándose paralizado al casi chocar contra él. Desafortunadamente Jaejoong no
lo hizo y pegó su frente contra la de este al intentar pulsar el botón.
—Lo siento.
Heechul afiló su mirada sin moverse de la entrada ni responder a la
disculpa. —Voy salir a comprar algo, pero puedes pasar —dijo apartándose
siguiendo caminando por la acera.
Jaejoong bufó optando por solo concentrarse en meter el cúmulo de
objetos sobre el pavimento. Heechul volvió para cuando ya los tenía todos
apilados a un lado de la puerta de la casa, los esquivo e introdujo la llave
dándole una suave sacudida a la chapa para abrir.
Como en la ocasión anterior, Heechul entró dejando al otro atrás,
destapó su helada paleta de piña colada y se sentó en el brazo del sillón
observando calmadamente como Jaejoong ingresaba a duras penas con las maletas y
cajas, riendo discretamente cuando a nada estuvo de que una de estas vaciara su
contenido en el suelo.
Jaejoong observó al hombre por el rabillo de su ojo derecho mientras
subía y bajaba las escaleras para llevar las cosas a su dormitorio. Abandonó
todo en medio del cuarto, hincándose frente a la caja con la palabra
‘utensilios’, levantó los extremos unidos de esta y buscó dentro un empaque y
desarmador de cruz.
Con ambos artículos en sus manos se dirigió a la puerta y comenzó a
desatornillar la perilla en esta. Cuando la desmonto por completo la dejo en el
piso y abrió el envoltorio de plástico de una nueva. Depositó cada una de las
piezas junto a sus pies para leer en el instructivo la sección donde indicaba
como separar el picaporte. Hizo lo que mostraba las ilustraciones impresas en
blanco y negro y consiguió desunir las dos partes de la cerradura. Encajó
adecuadamente cada una en el círculo vacio de la puerta y recogió el desarmador
junto con la pequeña bolsa con tornillos.
Mientras giraba su muñeca para atornillar, se apoyó en el marco mirando
a Heechul quien lo vigilaba desde el comienzo del pasillo. —¿Ustedes cuánto
pagan de renta? —inquirió.
—¿No lo mencionó Yoochun-ssi ya? —Heechul contestó comiendo de su –a
nada de acabarse– paleta.
Jaejoong rodó los ojos, era obvio que si preguntaba era porque él no lo
había hecho. —No —soltó volviendo su vista a la perilla para ajustar otro
tornillo.
—Entonces supongo que es confidencial —explicó rodando el palito de
madera entre sus dedos.
Jaejoong interrumpió la instalación para verlo fijamente. —¿Le han
estado pagando a él? —argumentó ignorando la falta de disposición del otro,
acostumbrado a ser paciente y tratar con gente poco amable, no se permitió
irritarse por él.
—No —Heechul confesó cruzándose de brazos descansado su cuerpo en el
filo de la pared—. Hemos estado usado el dinero para arreglar esta casa, espero
que ahora que llegaste, hagas las pertinentes reparaciones.
—Primero debo examinar las condiciones para saber que es necesario y que
no —Le respondió rotando la perilla, comprobando que estuviera fijada
correctamente y despejó el piso para poder cerrar la puerta.
Abrió sin ningún problema, colocó el seguro y luego lo quitó con una de
las llaves que incluía la cerradura.
Satisfecho, Jaejoong limpió su desorden poniéndolo dentro de una caja.
Vio sobre su hombro como Heechul ahora estaba en el pedazo de pared frente a la
entrada de la habitación, resopló mirando alrededor. —¿Nunca nadie ha ocupado
este espacio?
—Este era de halmoni —Heechul respondió acercándose pero aún sin
entrar—. Yunho, uno de los chicos que viven aquí, sugirió donar los muebles y
ya que ninguno de nosotros los ocupaba, estuvimos de acuerdo con ello.
Jaejoong asintió yendo a recorrer las persianas que cubrían la ventana.
—¿Cuánto tiempo llevan aquí?
—¿Por qué nada de esto se discutió con Yoochun-ssi? ¿Por qué tengo que
ser yo el que te de ese tipo de información? —Heechul rebatió.
—Bien, le preguntare a él —Frustrado, Jaejoong desplazó sus cosas con
sus pies hasta uno de los rincones.
Heechul asintió dando una palmada en el marco de la puerta, yéndose
hacia su propia recámara.
---
Yunho dejó cinco bolsas verdes en la encimera de la cocina antes ir a
ayudar a Junsu con las tres que llevaba él.
—Hyung, no le digas a nadie lo que pasó en el supermercado —dijo Junsu
cuando Yunho sin preguntar, desocupó sus manos.
—Solo fue un accidente, no tienes de que preocuparte.
—No importa, no les digas —Junsu insistió empezando a vaciar las bolsas,
agrupando los productos de acuerdo al tipo de estos—. Sabes que se reirán de
mí.
—Entonces deberías ir a cambiarte, si no quieres que pregunten por qué
tu pantalón esta blanco de atrás.
Junsu torció su cuello lo más que pudo para ver su parte trasera, marcas
blancas lo abarcaban desde sus muslos hasta la mitad de sus pantorrillas, dejo
sobresalir su labio inferior dirigiéndose al baño.
Cuando Yunho se ofreció a ser quien lo acompañara a realizar las
compras, Junsu consideró que era una excelente idea ir con él y no con Changmin
–con quien usualmente acudía–, puesto que podrían ahorrarse lo del taxi que
tendrían que pagar si iban por su cuenta. Nunca creyó que estaría agradecido
por ser precisamente Yunho quien fuera con él ese día.
Con el carro del autoservicio prácticamente lleno, Junsu seguía a Yunho
quien llevaba la lista de lo que debían conseguir, simplemente porque de esa
manera evitaban perderla ya que las ineficientes habilidades de Junsu por
conservarla hasta salir del lugar, les había hecho aprender que él no debía
hacerse responsable de esta.
Al pasar por el estrecho y extenso pasillo de pastas y granos, recordó
que en la lista había omitido apuntar la harina, así que se acercó al estante
donde estaban diversas marcas de esta. Alcanzó uno de los paquetes en el cuarto
entrepaño colocándolo en la punta de la montaña de artículos que llevaba, y
siguió caminando.
Tan solo unos metros más adelante, percibió un sonido hueco y a una
espesa nube de polvo blanco elevarse a la altura de sus hombros, bastó que
volteara al suelo para darse cuenta de que el paquete que hasta hace unos
minutos tenía en su carro, ahora estaba plenamente esparcido en los moteados
mosaicos de la tienda departamental.
Un vergonzoso calor se propagó por su rostro mientras miraba
disimuladamente alrededor buscando testigos de lo sucedido. Nadie, no encontró
ni a una sola persona observándolo, por lo que se propuso huir de la escena del
crimen lo más pronto posible.
Al frente, notó a Yunho entretenido examinando las servilletas
desechables, por lo que Junsu maniobró logrando que las llantas esquivaran el
sucio desastre, no fue ese el mismo caso de sus tenis, cuyas suelas derraparon
fácilmente en la sustancia provocando que resbalara, primero impulsándose hacia
delante mandando el carrito de compras lejos y después cayendo de sentón sin
control alguno.
Junsu tuvo miedo esta vez de inspeccionar a los demás clientes, por lo
que solo trato incorporarse rápidamente. Ya que la superficie le estaba
complicando demasiado el lograrlo, tanteó el contorno hasta deparar con un
mueble al que calificó de suficientemente fuerte como para soportar su peso si
se sostenía de este.
Apreciación fallida, ya que la débil mesa de plástico cubierta por un
mantel de terciopelo rojo no fue capaz de mantener su balance entre el peso que
ya sostenía y el agregado del cuerpo aferrado a esta.
Una falsa pirámide se derrumbó sobre Junsu junto con la mesa, dejándolo
sepultado por rollos de papel higiénico. ¡Él
pensó que eso solo sucedía en las películas!
—¿Estás bien? —Oyó la disminuida voz de Yunho desde el exterior—. Dame
la mano.
Pero Junsu se negó a obedecer porque aún sin ver, indudablemente había
gente observándolo, incluso el podría jurar que burlándose de él.
Sin su consentimiento, fue instado a levantarse por Yunho quien lo
estudiaba de arriba-abajo revisado cualquier daño. —¿Te duele algo? —Le
preguntó.
Decir el orgullo quizás no era la mejor respuesta para dar, así que
Junsu murmuro ‘no’ antes de fijarse en los preocupados ojos de las personas que
los rodeaban, empleados se encargaban ya de re-ordenar el desastre y otros
clientes solo eran espectadores por un segundo antes de continuar su camino.
Junsu hizo lo que comúnmente alguien apenado haría, poner una sonrisa
tonta y pretender que no fue nada mientras sacudía su pantalón.
Y luego de localizar su carro estampado en uno de los stands a un metro
de ellos, partieron rumbo a las cajas registradoras. A él le pareció eterno el
sinuoso trayecto y solo volvió a respirar con tranquilidad cuando estuvo dentro
del automóvil.
Yunho no mencionó nada que pudiera interpretarse como mofa o sarcasmo,
como lo hacían todos los que alguna vez habían presenciado sus “torpezas”.
Yunho era alguien que siempre le mostraba comprensión y apoyo, y eso era algo
que Junsu apreciaba mucho.
Antes de abandonar el baño, se envolvió desde sus hombros con su gigante
toalla naranja, hizo de su ropa un bulto que abrazó en su pecho y espió el
pasillo para saber si este se encontraba desolado para poder salir sin que
nadie viera las partes que deseaba conservar escondidas.
No encontrando moros en la costa, se apresuro a su habitación.
---
—El nuevo dueño estuvo hoy aquí —Heechul declaró sacando del
refrigerador un envase con gelatina –light– de fresa.
—Oh —Yunho dobló las vaciadas bolsas de tela y las metió en el cajón
inferior del mueble integral junto a la estufa—. ¿Te dijo algo?
—Nada importante —Puso encima de la formica la tapa metalizada del
recipiente de plástico y clavó una cuchara desechable en el postre—. Solo que
el viernes por la tarde vendrá junto con Yoochun-ssi y que desearía que todos
estemos presentes porque quiere discutir nuestra nueva situación —Heechul
terminó la frase con una media sonrisa.
—Tendré que cancelar mis citas vespertinas entonces.
—Ese tipo no puede disponer de nuestro tiempo como si él fuera dueño de
este.
—Creo que no estamos en la posición para protestar —Yunho tomó la
envoltura y la tiro en el bote de basura a un costado de la puerta trasera—. Recuerda
que no debemos empezar con el pie izquierdo.
—Díselo a él —rebatió después de comer una porción de la gelatina— Yo no
soy el que lo primero que hizo al llegar aquí, fue cambiar el pomo de la puerta
por uno con llave.
Yunho lo miró por un segundo y se encogió de hombros. —No nos conoce.
—Lo que sea.
Heechul arrojó el envase –con cero muestras de cuál era su contenido– en
el cesto y caminó hacia el patio, sonriendo después cuando Yunho lo alcanzó y
pasó un brazo sobre su espalda. —Eventualmente todo saldrá bien —aseguró.
Aunque Heechul lo dudaba, no lo contradijo porque sus esperanzas
deseaban que él estuviera en lo correcto.
---
Jaejoong llegó justo a las cinco en punto tal como lo pactó para ese
viernes por la tarde. La reunión estaba llevándose a cabo en el comedor ubicado
en el rincón de la sala. Casi llena con cada uno de ellos sentado en una de las
sillas, solo restando la posición que ocuparía Yunho una vez que llegara.
—Realmente sigo sin creer lo que pagan de renta. Es casi inaudito,
técnicamente están viviendo aquí de forma gratuita —Jaejoong soltó poniendo sus
manos en la lisa superficie de la mesa.
—¿Y nuestras comidas? ¿Y los demás gastos? esto no se mantiene solo,
sabes —Heechul señalo el espacio con ambos brazos.
—¿Como han estado pagando los servicios? —Ya que se dio el tema,
Jaejoong preguntó acerca de ello.
—Yunho hyung ha cubierto la mayoría —Junsu indicó.
Jaejoong asintió entregándole a cada uno, tres hojas engrapadas.
—Haremos un contrato, a partir de ahora yo pagaré los servicios de agua, luz,
gas y teléfono.
—E internet —añadió Changmin.
Jaejoong lo miró arqueando una ceja uniendo sus manos al frente. —No
necesitamos eso.
—Claro que si, ¿cómo se supone que haga mis tareas sin internet?
—No lo sé, supongo que para eso existen lugares donde rentan por hora —expuso.
—¿Moteles? —Heechul musitó con diversión.
—Cibercafés —Jaejoong aclaró sin prestarle mayor atención—. Respecto al
contrato, si leen el segundo párrafo, podrán ver que para solventar dichos
servicios, es necesario incrementar la mensualidad.
—¿Qué? ¡No! —dijeron Heechul, Junsu y Changmin al unisonó.
Jaejoong miró al callado licenciado Park buscando en él apoyo, al no
obtenerlo, especificó: —Dado que el aumento no lo estipulaba el testamento y
tampoco será una democracia el decidirlo, les diré que a partir de mañana la
renta mensual será de…
—¡No! ¡Ni siquiera ha pasado un mes! —Junsu resaltó.
—Ese no es problema, me pagarán solo lo equivalente a los catorce días
que faltan para el fin de mes —explicó hacia los tres—. Tendrán un plazo de
tres días al inicio del siguiente para hacerlo, si esto no sucede tendré que
recurrir a otros medios, como por ejemplo la ley.
—¿Estas amenazándonos? —Heechul reclamó frunciendo el ceño—. ¿Qué harás
si no firmamos esto? —Zarandeó en su mano las hojas.
—Están obligados a ello puesto que de eso depende la renta de sus
habitaciones y ustedes fueron informados de que si no cumplían con ella, no
podrían permanecer más tiempo aquí. ¿No es así Park-ssi?
—Sí, así es —Yoochun afirmó.
Detectaron el click de la puerta al ser cerrada mandando su atención
hacia ella. —Perdón por la tardanza —Yunho rápidamente se sentó en la silla en
el extremo contrario a Jaejoong—. ¿Alguien puede resumir lo que han hablado?
Suspiros llenaron el ambiente mientras compartían miradas para decidir
quién sería el encargado de comunicar las malas nuevas.
---
—Habrá un reglamento —puntualizó Jaejoong—. Todavía no lo tengo del todo
formulado, pero se los haré saber en cuanto lo termine.
—Y supongo que cualquier violación a este, será una excusa para sacarnos
de aquí —Heechul canturreó.
—Sería un mal comportamiento, por lo tanto, si —aseveró—. Pero además,
ayudará a que nuestra convivencia sea cordial.
Gestos de indiferencia fue lo único que recibió y con tal, él reacciono
igualmente. —¿Hay algún acuerdo especial para la comida? —preguntó en general.
—Asignamos la responsabilidad por semanas —habló Changmin—. Cada uno de
nosotros debe conseguirla para los demás durante siete días hasta que sea el
turno de alguien más.
—¿Eso quiere decir que todos cocinan?
—Solo yo solía hacerlo, pero ya no mas —Junsu proclamó enderezándose en
su asiento.
Desechando el deseo de cuestionar el porqué ya no lo hacía, Jaejoong
continuó con su idea original. —Yo estoy acostumbrado cocinar, por lo que no
sería el gran problema hacerlo para más personas —ofreció cruzando sus piernas
por debajo de la mesa—. Pero tendrá un costo adicional.
—¡¿Más?! —Junsu soltó con incredulidad, la suma que él establecía en el
contrato era ya casi el doble de lo que solían pagar.
Jaejoong asintió sencillamente. —Mi propuesta es que podemos dividir los
gastos de los alimentos en partes iguales y sobre eso hacerme una rebaja del
sesenta por ciento —Levantó su mano derecha para detener las protestas que
pretendían dar—. O pueden seguir como antes, solo que, puesto que no preparan
su propia comida, tendré que prohibirles el uso de la cocina ya que no
compartiré nada de lo que yo haga.
Sus caras de asombro se enfatizaban por la apertura de sus bocas. Algo
en su expresión les hacía creer que realmente eso pasaría y que no eran vanas
palabras. Podían jurar que el hombre los dejaría morir de hambre solo para
probarles que estaba siendo serio al respecto.
—Está bien, aceptamos el trato, será el sesenta por ciento menos para ti
—Yunho declaró seriamente captando la mirada del resto.
Jaejoong espero un minuto por la desaprobación de alguno, cuando solo
permaneció el silencio, se levantó mientras revisaba la hora en su reloj.
—Entonces, si tienen alguna duda respecto al contrato, Park-ssi dijo que él
podría aclarárselas y agradecería que le entregaran también el contrato en
cuanto lo firmen —Alineó su silla retrocediendo un poco—. Hasta luego.
Sujetó su mochila por el asa de esta y velozmente se desplazo hacia la
salida. Una vez que la puerta se cerró, todos aprisionaron el contrato entre
sus manos resoplando al comenzar a leerlo.
---
—¿Changmin-ah, sabes a dónde fue Yunho? —Changmin se detuvo luego de
bajar las escaleras para girarse hacia Heechul.
—No —negó avanzando para con él—. Ni siquiera sabía que había salido.
¿Intentaste llamarlo a su celular?
—En realidad no soy yo quien lo busca sino…
—Hola —Siwon saludo moviéndose desde la cocina—. Creí que lo encontraría
aquí, así que vine a invitarlo a cenar.
—Ah, ¿por qué no lo llamas? quizás no tarde en regresar —Changmin
planteó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—Acabo de hacerlo —Siwon agitó su teléfono delante de ambos hombres—.
Está ocupado, así que amablemente me dijo que tendría que cenar solo.
—La maldición del soltero —Heechul comentó dejándose caer en el sillón
más cercano, liberando la revista médica que estaba en el pliegue del mueble.
Imitó el gesto del bebé en la portada antes de hojearla.
Siwon rascó el lado izquierdo de su cabeza guardando el celular con la
otra mano. —¿Y tú Changmin? ¿Tienes algo que hacer esta noche? Podría invitarte
a cenar.
—¿Uh? De hecho si, alguien me llamó hace unos minutos y me tengo que ir
ya, lo siento.
—Oh —Siwon sonrió pasando sus dedos entre su nuca y cuello—. ¿Otro día entonces?
Changmin mordió su labio inferior notando la palabra ‘cita’ implícita en
la pregunta y la promesa que su respuesta proporcionaría a esta. —Claro, hyung,
¿qué tal si vienes uno de estos días y cenas con todos nosotros? —Distinguió la
vacilación en la sonrisa de Siwon al mencionar a los demás, pero pretendió lo
contrario.
—Ok.
Changmin asintió ligeramente antes de marcharse. Abrió el portón
checando su billetera, llaves y celular en su pantalón.
Corrió directo a la parada del autobús deseando que este pasara pronto.
Últimamente sus clientes iban en descenso y eran muy pocas las llamadas que
recibía los fines de semana. Si quería completar el dinero para seguir teniendo
donde vivir, necesitaba atender a cada una de estas.
---
Había pasado una semana desde que oficialmente Jaejoong se mudo por
completo. Su nueva cama arribó apenas tres días atrás junto con una cómoda y un
espejo rectangular de cuerpo entero que le hacían juego a la recámara.
El depósito de su antiguo departamento resulto ser lo bastante
conveniente como para conseguir otros muebles. Era demasiado penoso el tener
que contratar un camión de mudanza cuando lo que tenía era tan viejo que podía
destrozarse solo al tratar de moverlo. Entregó el lugar con todo lo que no
podía llevar por sí mismo.
Su habitación estaba perfectamente arreglada, y él nunca había estado
tan satisfecho como lo estaba ahora mismo. Recostado sobre su abdomen en la
cama, releyendo el cuaderno a la altura de sus ojos.
Siendo sincero, había esperado encontrar más fallas en sus inquilinos,
muchas más de las que descubrió. Aunque en el tiempo que llevaba ahí, no tuvo
verdaderamente una oportunidad de tratarlos para darse cuenta de estas. Pero
con las que sabía, bastaba.
Dejando pasar el hecho de que ellos no se tomaban la molestia de
quitarse los zapatos para andar dentro de la casa, argumentando que nadie podía
hacerse cargo del aseo diario para así mantener sus pies limpios, y agregando
que el jardín en el patio trasero era un sitio especialmente frecuentado por
todos, provocaba que los mosaicos de cerámica del piso tuvieran un delgada capa
de tierra la mayoría de las veces.
Jaejoong se rehusó a ser el único en tomar el compromiso de las labores
de limpieza, por lo que acepto a seguir tal cual lo venían haciendo. Usando
calzado en el interior y repartiéndose por turnos las tareas domesticas.
El cocinar no había sido tan sencillo como lo creyó cuando los gustos
variaban así como los horarios que tenían para comer, por lo que recurrió a crear
un menú semanal y a separar en contenedores de plástico las raciones que a cada
quien le correspondían.
Ahora solo era necesario tratar con las condiciones actuales. Rodó fuera
del colchón con la libreta en su poder, se colocó sus sandalias negras de pata
de gallo y salió cerrando la puerta tras de sí. Atravesó el pasillo para tocar
la puerta enseguida del baño.
—¿Oye, podrías decirle a todos que los espero en la sala? —Junsu sacudió
de manera afirmativa su cabeza y él caminó a las escaleras después de darle una
breve sonrisa—. Gracias —habló sobre su hombro.
Diez minutos después, estaba rodeado y siendo contemplado por los cuatro
hombres. —Tengo el reglamento —Reajustó su espalda a la curva del respaldo del
sofá individual y respiró hondo al iniciar su predicamento—. Básicamente me
basé en sus hábitos, puede que crean que estoy siendo irracional, pero
realmente son cambios que necesitan ser hechos.
En medio del silencio, el bufido de Heechul se escucho como una ráfaga
de viento que se filtró por alguna rendija, distraídamente giró la cara cuando
todos voltearon a verlo.
—Para empezar, me he dado cuenta de que algunos no cuentan con llave y
que por ello alguien más tiene que abrirles. Como podrán darse cuenta, esto no
es un hotel, así que nadie está en la obligación de estar al pendiente de la puerta.
Junsu juntó sus manos sobre su regazo moviendo sus pulgares golpeándolos
entre sí. Jaejoong no había mencionado nombres, pero sabía que el único al que
constantemente se le perdían era a él mismo, sin embargo, en silencio siguió escuchando.
—Tengo tres juegos de llaves extras —Sacó los metales atados con una
simple argolla y los dejo en el centro de la pequeña mesa del café—. Si alguien
las necesita, puede tomarlas. De esta forma ustedes se aseguraran de tener
acceso libre a la casa y no tendrán que buscar donde pasar la noche si nadie
acude al sonido del timbre.
Esta vez, Jaejoong miró a Junsu remembrando el primer día que durmió
ahí. Cerca de las tres de la madrugada, el insistente ruido lo hizo removerse
de un lado a otro en su cama, hasta que finalmente malhumorado se levanto
andando con pasos pesados hasta llegar al portón. La mirilla estrellada no
permitía una clara visión de la persona del otro lado, así que pegó su oreja al
frío metal preguntando altamente quien era, la titubeante voz de Junsu fluyó
perceptiblemente haciendo que la apariencia de Jaejoong se endureciera. Después
de permitirle entrar, en reiteradas ocasiones Junsu detuvo su camino para
disculparse, exponiendo que olvidó su maletín con todas sus pertenencias en el
auto del compañero de trabajo que le dio el aventón. Jaejoong no dijo nada al
respecto pero sin duda no había olvidado el hecho.
—Continuando con el tema del acceso, me gustaría también dejar claro que
aunque ustedes pagan una renta, el uso de la habitación esta exclusivamente
restringido solo para ustedes, mas en específico, preferiría que las visitas
que tuvieran, sean en zonas alejadas del segundo piso y que también estas sean
las menos posibles.
—¿Estas limitándonos también en eso? —Heechul elevó su tono, controlándose
cuando Yunho colocó una mano en su muslo.
—No me gusta la idea de regresar y tener que encontrarme con más
extraños a mí alrededor —Jaejoong añadió.
—Mis padres viven en provincia, y cuando vienen a visitarme siempre se
quedan aquí —Changmin declaró encimando sus talones para frenar el repentino
tambaleo de su pierna derecha.
—En ese caso, solo avísame con anticipación, mientras sea una visita
temporal de tu familia no hay problema. Cualquier ajeno, queda fuera de toda
discusión.
Jaejoong repasó la lista apuntada en el cuaderno, tratando de comprobar
si había cubierto los puntos citados ahí. Al no encontrar algo olvidado, alzo
la vista—. ¿Alguna pregunta?
—¿Esto es todo? —Junsu cuestionó moviéndose incómodamente en el asiento.
—Por el momento, si algo se presenta después, entonces se los haré
saber.
—Respecto al internet —Changmin habló apresurándose en continuar cuando
Jaejoong se proponía a interrumpirlo—. Yunho hyung dijo que él podía pagarlo,
¿eso está bien?
—Si el contrato estará a su nombre, no hay problema —manifestó
seriamente.
Yunho y Changmin asintieron, con lo cual Jaejoong se puso de pie dando
por terminada la conversación.
---
—Ja, este tipo dijo, no quiero llegar y encontrar más extraños, MÁS
—Heechul puntualizó.
Changmin caminaba de un lado a otro en su habitación, recolectando los
libros desperdigados en su pequeño escritorio y muebles contiguos. —Bueno hyung
es su casa, no nos conoce por lo tanto lo somos para él.
Heechul valoró la respuesta hallándola similar a la que Yunho le había
dado antes, resopló deteniendo sus movimientos. —Yah, ¿de qué lado estás? —Se
dejó caer sentado en la cama recién tendida, la cabecera de esta resonó al friccionarse
contra la pared.
—Solo adaptémonos a lo que él diga y así podremos quedarnos —Changmin
razonó alineando la pila de libros en un banco de plástico.
Suspirando, Heechul estiró sus brazos contemplándolo ordenar el estante
que utilizaba como librero. —¿Hoy no te han llamado? —cuestionó.
Negó girando después la cabeza hacia él. —Apagué el celular —Heechul
arqueó una de sus cejas por lo que Changmin agrego—: Necesito estudiar
—¿Es eso o es que esperabas que Junsu saliera hoy contigo? —Changmin
simplemente se encogió de hombros—. ¿Por qué no le llamas a Siwon?
—¿Para qué?
—Para decirle que esta noche si puedes aceptarle su invitación a cenar
—Changmin tornó los ojos antes de negar por segunda vez dirigiéndose ahora a su
escritorio—. Sabes, no tengo nada en contra de Junsu, pero creo que él se está
aprovechando de ti, el pasado sábado tú pagaste la apuesta que él perdió y que
conseguiste a cambio ¿un gracias y una sonrisa? ¿y después qué? se fue a comer
con su amigo en turno y tú te pusiste hacer lo que a él le correspondía.
La entrecerrada mirada de Changmin abandonó el lapicero y montón de bolígrafos
esparcidos alrededor del mueble para enfocarse en Heechul. —Yo me ofrecí, él no
me obligo ni me lo pidió, yo lo hice porque así deseé hacerlo.
Heechul exhaló sonoramente levantándose de un brinco. —Es por esto que
no creo en el amor, te convierte en un esclavo ciego de otra persona —declaró
sin más, saliendo del cuarto.
---
En un segundo, Junsu apretó fuertemente su puño lanzándolo contra la
mandíbula del hombre sentado en el lado del conductor. —¡Te dije que no!
Jaló la manija de la puerta y luego de bajar del auto, la azotó tan
bruscamente que se disparó la alarma del vehículo estacionado detrás de este.
Mientras avanzaba, escuchó como su nombre era gritado seguido de docenas
de malas palabras, a Junsu no le importo, continúo caminando limpiándose constantemente
sus labios con el dorso de su mano derecha y enderezándose la ropa.
Al llegar a la esquina de la calle, notó como el autobús se aproximaba
por lo que apresuró sus pasos llegando a la parada justo al tiempo que este se
detenía para que una mujer pudiera descender de el.
Ocupó uno de los asientos individuales de la parte trasera ladeando su
cabeza para recargarla en la ventanilla a su lado. La incomodes por el ligero
retumbe del vidrio que provocaba el movimiento del transporte público, era insignificante
en comparación al ardor de sus nudillos al pasar las puntas de sus dedos
izquierdos por ellos. Cerró sus ojos ocultando su mano lastimada detrás de su
chamarra de mezclilla pensando en porqué en primer lugar salió con ese tipo que
gritaba patán a simple vista.
Cuando el autobús se detuvo para que más pasajeros lo abordaran, Junsu
miró hacia fuera deparando en la pareja que caminaba por la banqueta con sus
manos entrelazadas. Con envidia, sus ojos se mantuvieron en ellos hasta que el
conductor volvió a ponerse en marcha. Él quería eso, alguien con quien poder
compartir su tiempo, para hablar, divertirse y apoyar. Alguien a quien poder
dar y recibir amor.
Pero esa noche y muchas otras anteriores, solo había conseguido tener un
mal rato. Manos inquietas y proposiciones apresuradas para ser la primera cita.
Junsu no era un puritano ni pretendía aparentarlo, pero sin duda tampoco era un
libertino.
Supuso como sería el final de la reunión con ese hombre desde el momento
en que las simples muestras de afección se convirtieron en incómodos toqueteos
más allá de su espalda. Pero no dijo nada, porque creyó que no era para tanto.
Entonces cuando estuvieron dentro del automóvil, el tipo menciono algo acerca
de ir a su departamento y aunque Junsu rechazo la oferta, aparentemente no fue
lo demasiado convincente como para que él desistiera en sus intentos por
deshacerse de sus ropas o por sujetar partes que no estaban permitidas tocar.
Junsu se percató de que estaba acercándose a su destino así que se puso
de pie y presionó el timbre. Cuando el autobús se detuvo, bajó y empezó a
caminar las tres cuadras que le faltaban para llegar a casa.
Con la mirada al suelo, metió las manos en sus bolsillos del pantalón,
luego en los de sus demás prendas no encontrando lo que buscaba. Se recargó en
la barda junto al portón mordiendo su labio inferior sacando su celular para
teclear un mensaje en este. Después de tres minutos la puerta se abrió dejando
ver a Changmin vistiendo su pantalón para dormir y una larga gabardina.
—Lo siento, no sé donde deje las llaves —Le dijo en cuanto estuvo dentro
y escucho el rechinido al cerrar.
—¿Cómo te fue? —Changmin preguntó caminando detrás de él.
—Nada especial —soltó aludiendo los detalles al no desear oír un certero
‘te lo dije’.
Changmin había hecho hincapié en los contras de salir con un sujeto que
conoces en una farmacia examinando el área de preservativos y lubricantes,
mientras tú buscas un tubo de pasta dental en el estante adverso. Dónde estuvo
su raciocinio en ambos momentos, Junsu aún lo desconocía.
—¿Volverás a verlo? —Junsu negativamente movió su cabeza y él resistió
la sonrisa que sus labios querían formar. Definitivamente estuvo lejos de ser
especial, concluyó.
---
Jaejoong plegó el periódico y lo situó encima del buró junto a su cama
antes de bajar de esta e ir hacia la ventana. Era el primer viernes libre que
tenía en mucho tiempo y estaba aburrido. Apartó las nuevas persianas para poder
asomarse hacia fuera, la fresca brisa movía su cabello al tiempo que se perdía
en el ruido que el movimiento de las hojas de los arboles hacia debido al aire.
Entonces vio una porción del toldo cubierto por la sombra del naranjo plantado
a un metro de ahí. Aspiró decidiendo pasar un rato en aquel lugar.
Bajando por las escaleras escuchó el murmullo de alguien en la sala,
estando más cerca, reconoció a Heechul recostado en el sillón más grande
hablando animadamente por teléfono, ignoró la escena desplazándose a la cocina
y luego al patio.
Tanteó la pared exterior queriendo hallar el interruptor de la luz,
debía existir alguno puesto que aunque no había ido ahí por la noche, en alguna
ocasión vio la iluminación desde su habitación. Pero al no dar con este, se
debatió entre regresar o continuar de igual forma. Con un mejor clima fuera que
dentro, optó por lo segundo andando por la rampa de cemento hasta sentir lo
blando del césped bajo sus sandalias.
Con la oscuridad, lo único que podía observase era el color claro del
columpio, así que se dejo guiar por este esperando que ningún bicho raro
atacara los desnudos dedos de sus pies. Estando a casi nada de llegar,
distinguió la silueta de una persona sentada. Sus pasos se frenaron totalmente
cuando pudo enfocar claramente el rostro de esta.
Frunció el ceño dando media vuelta alcanzando a avanzar muy poco antes
de que le hablara.
—Jaejoong-ah —De nuevo escuchó.
Sus puños se oprimieron en sus costados retornando para enfrentarlo. —El
hecho de que todavía estés aquí no es porque así yo lo desee, sino porque no puedo
hacer mucho al respecto —Advirtió como la pequeña sonrisa en él, se desvanecía
para ser remplazada por un gesto de seriedad—. Así que no te molestes en
manejar cierto tipo de confianza con el fin de obtener algún beneficio, hace
mucho que eso dejo de tener efecto en mí —Con eso, giró sobre sus talones
alejándose de él.
—¿Eso significa que debo dirigirme a ti formalmente? —Yunho cuestionó
por lo bajo pero lo bastantemente audible para Jaejoong.
—Preferiría que nos ignoráramos mutuamente —respondió sin detenerse ni
mirarlo, haciendo su camino al interior de la casa.
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Yunho atravesó la calle después
de mirar hacia la esquina de la acera opuesta. Una enorme fila compuesta casi
en su totalidad por hombres vestidos principalmente de blanco, estaba formada
al frente del improvisado puesto a la orilla de la cafetería ‘Cafeto’. Aunque a
lo largo de la cuadra había más “negocios” como aquel, este era el único que
tenia tal numerosa concurrencia.
Se incorporó a la hilera
sorprendiéndose de cuán rápido más hombres iban colocándose detrás de él, quizás
por eso era que la línea nunca parecía tener fin.
—¿Que venden aquí? —Oyó a alguien
preguntar.
—Yogurt y galletas caseras —Le
contestaron.
—¿Entonces qué tiene de especial
eso para que haya tanta gente?
—El chico que lo vende —Yunho
sonrió por la respuesta, ajustando el objeto en su mano derecha.
En un momento, pudo observar el
desorden en la punta de la fila alcanzando a distinguir los chillidos de
‘Fórmate’ y ‘Yo llegue primero’. Después de eso, su sonrisa se amplió más
cuando el encargado grito: —¡Si no se comportan no le venderé a ninguno!
A Yunho solo le bastó echar un
vistazo para notar la velocidad con la que se enderezó la formación.
Cuando fue su turno, escuchó el
tono amable del chico que instantes antes sonó tan diferente. —¿En qué te puedo
ayudar? —Le dijo manteniendo su vista en los diversos montones de productos
sobre la mesa.
—Busco al dueño de esto —Yunho
agitó la manta verde agua, perfectamente doblada en su mano
—Oh —pronunció Jaejoong al alzar
la vista y tomarla inclinándose levemente—. Gracias.
Ambos permanecieron callados
observándose mutuamente, hasta que alguien asomó la cabeza por encima del
hombro de Yunho. —Disculpa, pero algunos tenemos prisa —mencionó.
Jaejoong vio de Yunho hacia la
gente que esperaba detrás y luego otra vez a él. —Compraré esto —anunció
agarrando una bolsa de papel celofán que contenía seis galletas de avena según
indicaba la etiqueta pegada en el paquete—. ¿Tienes café?
—No, solo en la cafetería
—Jaejoong apuntó al local aledaño antes de recibir el dinero que el brazo
extendido le brindaba.
Yunho asintió yendo al
establecimiento y entrando en el. Luego de unos minutos regreso con un vaso de
unicel en su mano, se quitó su mochila de tirante transversal, con una mano
abriendo el cierre para sacar su carpeta-recopilador y dejarla sobre la
banqueta para sentarse en ella. Odiaba siempre tener que tomar tanto cuidado con
la ropa blanca.
Destapó la envoltura sacando una
galleta para llevarla directo a su boca, comiéndola y bebiendo del café
mientras observaba a Jaejoong atender a los clientes. —Por cierto, me llamo
Yunho —Vio la confusa expresión en él cuando se viró a mirarlo, regresando
después su atención al hombre que sujetaba un vaso de plástico con yogurt de
fresa—. ¿Y tú?
—¿Eh? —Detenidamente examinó a
Yunho procesando su pregunta—. Jaejoong —soltó guardando en el cajón metálico,
el dinero que acababa de recibir.
Yunho terminó su café sonriendo,
mordiendo luego otra de las galletas masticándola y sacudiendo las migajas de
su bata al mismo tiempo. —Estuve trayendo conmigo la frazada, aunque pensé que
no volvería a verte.
Jaejoong se mantuvo callado
fijándose ocasionalmente en él en lo que despachaba hombre tras hombre hasta
que Yunho se puso de pie alisando su ropa, metiendo en su mochila la carpeta y
colgándosela sobre el hombro. El vaso vacío fue a dar en el interior de un bote
de basura que Jaejoong tenía junto a la pata de la mesa y la bolsa con aun la
mitad del contenido la depositó dentro del bolsillo de su bata.
—Nos vemos —Yunho se despidió removiendo
su mano mientras esperaba que ningún auto transitara por la calle para poder
cruzarla, cuando fue así, se despidió una vez más corriendo antes de que algún
vehículo pasara.
Jaejoong conservo sus ojos en él, notando como este se agachaba frente a un indigente para
entregarle el empaque con las galletas intactas que llevaba en su bata, el
hombre inclino su cabeza y Yunho palmeó su antebrazo ingresando enseguida por
las rejas abiertas de la entrada principal del hospital.
waaa q ocurrio con ellos????
ResponderBorrarxq parece q Jaejoong odia a YunHo???
Gracias x el cap =D
No lo odia solo lo detesta :P
Borrarsaludos...
jajaja no sabes como me rei con el "no lo odia solo lo detesta" que genial!!
Borrarpero ya no tanto, cambie de parecer XD
BorrarUlala~
ResponderBorrarEsos dos tienen un pasado misterioso, uno con olor a café y sabor a galletas, así que a a tú salud y el éxito de tú fic brindare con un moccachino XD
Se lee interesante. Un descanso y le sigues eh
glu glu glu
segura que no era alcohol en lugar de café? nah es broma. Nos leemos :D
BorrarPues en la madrugada todos los líquidos se parecen, digo después de tomarlo todo parecía más feliz LOL
BorrarXD quizás era un café adulterado, pero lo importante es que tuvo un buen efecto en ti
Borrar¡Capítulo! Me ha hecho muchísima ilusión ver que había actualización esta mañana ^^ así se puede empezar bien el domingo. Me encanta cómo escribes y me está resultando de lo más emocionante el fic ^^ sobre todo por ese pasado misterioso que está ahí revoloteando sobre ellos. Ais, pobre Junsu perdiendo las llaves y teniendo accidentes :S
ResponderBorrarMuchas gracias!
No, gracias de que >.< al contrario
BorrarWAAA AME ACTU ACTU¡¡¡¡ GRACIASS¡¡¡¡¡¡¡¡ MM VUELVO LUEGO A DEJAR COEMTARIO DEL CAP¡¡
ResponderBorrarme enkanto el cappp¡¡ q pasado tendran elloss? kelo saber¡¡¡ esta muy interesante¡¡ conti porfas¡¡ ahh soy Joongie en el facebook¡¡ jiji saludos
ResponderBorrarXD saludos a ti tambien
Borrarohh en verdad me ha encantado el cap... ahora tengo más curiosidad que antes por saber que fue lo que paso con el YunJae???
ResponderBorrarEs Junsu tan despistado como para no darse cuenta de que Minnie esta ennamorado de él????
Falta mucho para el SiChul???
Gracias por el cap y please no tardes mucho en actualizar ^_^
Besos
Yunho y Jae ya se conocen, pero algo malo pasó entre ellos.
ResponderBorrarGracias!!!
Omg la trama , el desenvolvimiento de la historia me encantaaaaaaaaa ❤❤❤❤❤❤❤❤
ResponderBorrarHay tantos capitulos por leer 😍😍😍😍😍