Memorias de un mafioso: Capítulo 7

Todo lo que se hace hay que pagarlo, pues no existe causa sin efecto, ni efecto sin causa.
Ley de compensación, no de venganza (Karma)

Después de concluir mis clases y presentar un soberbio examen –sí, me gusta vanagloriarme a mí mismo– llegue a la disolución de que no importaba que tanto intentara esconderme, la pandilla me buscaría hasta por debajo de las piedras y una vez que dieran conmigo, no quedaría molécula de mi cuerpo sin verse afectada por ellos. Porque todos sabemos que la mafia no perdona.

Así que, lo que tuviera que suceder, que pasara rápido, el sufrimiento mental incuestionablemente no es de mis sensaciones favoritas. Pero aun dado mi demente valor, no estaba preparado para hacer frente al jefe. Me escabullí hasta llegar a la oficina volteando de lado a lado en busca de alguna señal de él.
—Jaejoong, ¿qué haces ahí parado? —Myungsoo cuestiono al notarme bajo el marco de la puerta sin intenciones de dar un paso hacia dentro o hacia fuera.
—¿Y el jefe? —pregunte con vacilación todavía con mis ojos mirando alrededor.
—Aun no llega.
Un alivio se instalo en mí. Por el rabillo de mi ojo, capte mi mochila en una de las esquinas de la habitación, corrí hacia ella comprobando que nada faltaba. No es que desconfiara de ellos, pero uno nunca sabe. Son muy pocas mis pertenencias y más bien baratas, pero son mías al fin y al cabo, por lo que para mí son un tesoro. La colgué en mi hombro y acomode los cojines de los sillones haciendo la finta como de que sacudía el polvo ficticio– sobre ellos.
—Hoy me iré temprano —declare.
—¿Ya te vas? Acabas de llegar.
Era verdad, no tenía ni diez minutos ahí pero de pronto el delgado bello de mi piel estaba erizado ante la idea de que el jefe me viera. Mis gramos de valentía se habían esfumado más pronto de lo que tardaron en llegar.
Pero como era de esperar, el destino no estaba de mi parte, así lo comprobé cuando el sonido del elevador anunciando su llegada al piso, interrumpió mi camino hacia la puerta. Me hice a un lado en cuanto vi como la perilla giraba y un segundo después ya tenía la madera pegada en mi nariz, sobra decir que el dolor que ocasiono el tenerla así casi me hizo gritar un par de palabras altisonantes, pero mis labios fueron rápidos al oprimirse entre sí, impidiendo que cualquier quejido saliera a través de ellos.
—¿Ya llego ese mocoso? —El jefe pregunto en cuanto entro.
—¿Jaejoong? —Mis ojos se ensancharon y rápidamente le hice un gesto a Myungsoo para que no me delatara—. Si… pero salió a comprar cigarros.
—Entonces en cuanto regrese, avísame —Se dio media vuelta dirigiéndose a su oficina.
Mordí mi lengua tratando de encontrar el porqué él estaba buscándome. Mis rodillas comenzaron a temblar al suponer que lo más factible es que quisiera cumplir su amenaza de acabar con el bastardo yo– de la forma más sanguinaria que estuviera tramando en su cabeza.
—¿Qué estás haciendo ahí?
Oh, él me había descubierto porque en lugar de salir a toda velocidad, tontamente me había quedado como si mis pies estuvieran clavados en el piso.
—¿No que habías ido a comprar cigarros?
—Eh, si pero antes decidí limpiar esta parte. Comúnmente el polvo se acumula aquí en los ensambles del marco y no sabe la cantidad de ácaros que pueden formarse.
Rodo los ojos poniéndose serio en un santiamén. —He estado catorce años tratando inútilmente de borrar el asqueroso recuerdo de ti sobre mí. ¿Cómo piensas compensármelo?
—¿Eh? —Si mis cálculos no me fallaban, tenía menos de un minuto para huir como si no existiera el mañana antes de que el primer certero golpe cayera sobre mí.
—Olvídalo, cualquier sugerencia tuya me tiene sin cuidado. Mañana sábado te espero a las cinco de la tarde, frente a la entrada a la estación del subterráneo cercana a esta cooperativa de crédito. Llega un segundo después y estás muerto, ¿quedo claro?
—Si señor —afirme sin pestañear.
Bien, él me había dado algo más de tiempo, el cual yo realmente aprovecharía hasta el máximo, llegaría a mi casa, empacaría mis cosas y huiría más rápido que un rayo. Sonreí para mis adentros al imaginarlo esperándome, el muy crédulo seguro supondría que al ser tan cobarde, por miedo iría a reunirme con él. Y quizás lo soy, pero no tan imbécil como para desperdiciar esa oportunidad de oro.
Con mis sagaces planes ya formulados, me dedique a darle un buen uso a mi último día trabajando en ese lugar. Que por lo menos les quedara la impresión de que mientras estuve ahí, no hubo una sola queja de mi desempeño profesional.
Al día siguiente a las cuatro cincuenta y cinco pm, me encontraba frente a la entrada a la estación del subterráneo cercana a la cooperativa de crédito, cooperativa de crédito mis polainas, negocio clandestino de préstamos. Al final, termino remordiéndome la conciencia al pensar que el jefe había confiado en mí y yo lo dejaría plantado. Además, en parte él tenía razón en sentir resentimiento hacia mí, yo había sido el primero en atacarlo y sin quererlo, le deje un trauma. Es más, quizás por mi culpa él había torcido su camino, convirtiéndose en un monstruoso mafioso.
De todas formas, no creí que fuera hacerme algo muy grave, después de todo el punto del encuentro seria en un lugar público, frente a decenas de gente. Oh, eso me trajo una reflexión, él posiblemente se vengaría de mi poniéndome en ridículo delante de todos esos extraños, y con eso haría realidad una de mis más terribles pesadillas de ser el hazme reír de los demás. Y eso si que no, nadie haría mofa de mí, esa acción era tan cruel que no dudaba que fuera lo que él estaba maquinando.
Estaba a punto de retirarme antes de que el hiciera su acto de aparición cuando las mujeres empezaron a cuchichear cosas como ‘¡Ah, qué guapo es!’, ‘¡Es tan alto!’, ‘¡Parece un artista, debe ser modelo!’. Esas declaraciones eran idénticas a los pensamientos que tuve la primera vez que vi a Jung Yunho versión adulta–, así que conjeture que ellas acababan de verlo.
Voltee para con ellas sorprendiéndome al captar que estaban refiriéndose a mí. Eso fue una espontanea elevación de dos niveles en mi orgullo, sentí como si este estuviera rezurciéndose de los escombros en los que se encontraba. Fue una lástima que se tratara de mujeres, es decir, mis gustos tiraban al lado masculino, pero aun así era gratificante recibir tales adulaciones.
—Disculpe, ¿es usted actor? —Una de ellas me pregunto.
—No, solo soy alguien normal —respondí mostrándoles una de mis mas galantes sonrisas, de esas que solo utilizaba para mis prospectos de cita caliente, diablos, tenía tiempo que no la usaba, tanto que hasta las esquinas de mi boca dolieron al curvearse.
—Oh, ¿le gustaría tomar algo con nosotras?
—Lo lamento pero ya tengo un compromiso.
A decir verdad, por un momento estuve tentado a aceptar, pero luego de razonar el hecho de que lo máximo que obtendría seria una bebida gratis, me hizo descartar la propuesta. Esas chicas eran adolescentes y no quería darles falsas esperanzas a tan corta edad.
De pronto dentro de mi bolsillo, mi celular comenzó a vibrar, por lo que lo saque comprobando el número telefónico de la persona que me llamaba, se trataba de un desconocido.
—¿Hola?
—¡Tú, desfachatado! ¡¿Por qué demonios estas coqueteando con mujeres?!
Y de haber sabido que se trataba del jefe no habría contestado, aparte de que casi me deja sordo con su espantosa manifestación.
—¿Dónde está? —le dije mirando a todas partes.
—Detrás de ti, sinvergüenza.
Cuando gire sobre mis talones, vi la más radiante figura que sobresalía de entre toda la muchedumbre común y corriente junto a él. Nadie podía hacerle sombra, ni de chiste. Su cabello estaba agraciadamente peinado, su ropa elegantemente acomodada, su porte magníficamente bien ostentado. Era casi cegador verlo caminando por ahí.
—Je…Jefe, se ve… muy bien —Para asombro mío, logre formar una elocuente frase—. Parece como si estuviera camino a una entrega de premios, esa es la ropa de diseñador confeccionada especialmente para usted, ¿verdad?
—¡Quieres callarte ya! ¡Solo sube al auto!
Antes de que pudiera razonar, estaba siendo empujado hacia el interior de un porsche negro último modelo, yo era grotescamente pobre, pero como todo hombre que se digne de serlo, tenia amplios conocimientos sobre marcas, aunque no tuviera siquiera el 1% de dinero para conseguirme uno.
Recorrimos por lo menos tres quintos de la ciudad hasta que él se detuvo frente a un prestigioso establecimiento de ropa para caballeros. Ni la más mínima pista tenia de que estábamos haciendo ahí, pero omití mis preguntas delimitándome solo a seguirlo, porque aunque las hiciera, posiblemente solo recibiría un alarido como respuesta.
—Necesito comprar regalos para alguien que tiene tu misma complexión y estatura, así que escoge algo rápido.
Me lanzo contra los estantes antes de irse a sentar en una de las acolchonadas sillas en uno de los extremos de la tienda. Merodee por entre los distintos tipos de prendas, llamándome la atención de inmediato los jeans. Cada uno más genial que el anterior. Era terriblemente desolador tener que elegir entre esa esplendorosa colección y saber que alguien que no era yo, la usaría.
Tome uno de los pantalones colocándolo superficialmente sobre mis piernas mientras me miraba en uno de los alargados espejos del pasillo. Resople y lo doble a la mitad sobre mi brazo antes de dirigirme al jefe.
—Este —le indique.
—Escoge algo mas —me dijo.
Mire de lado con una expresión cansada dándome la vuelta para regresar a buscar algo más, cuando analice la situación del porqué estábamos ahí. Si la persona a la que le obsequiaría esto era de mi calibre, eso no podía significar más que una cosa.
—¿Está engañando a Junsu con otro tipo? —le cuestioné regresando unos pasos.
—Quizás pronto lo haga —Sin tapujos me contesto mostrando una sonrisa de lado—. Ahora apúrate que tenemos que ir a otro lugar.
Fruncí el ceño retomando mis pasos y seleccionando de mala gana de entre las chamarras que vendían ahí. Con la irritación en mi interior, cambie de táctica observando las etiquetas con los precios, lo haría adquirir lo más costoso ya que mi primera opción había sido tomar lo más deslucido pero todo ahí era asombroso.
Cuando la pantalla de la caja registradora mostro una cantidad exorbitante, una expresión maliciosa se estableció en mí, la cual se borro en el instante en que él pago con su tarjeta de crédito como si no presentara el mayor problema.
Salimos de ahí desplazándonos directo al auto. Y antes de subir en el, me entrego bruscamente la bolsa que contenía los artículos que acababa de comprar. Afile mi mirada al considerarme que solo estaba utilizándome como su criado personal.
—Es tuyo —declaro sin más, y yo sentí que acababa de escuchar mal.
—¿Cómo?
—¿Eres sordo? Es-tu-yo, que-da-te-con-las-co-sas.
Apretuje el empaque en mis brazos, la idea de tener eso puesto mientras yacía dentro de un ataúd, me trajo un estremecimiento total. Ninguna otra explicación me parecía razonable para sus acciones.
La siguiente parada fue un lujoso restaurante de un cotizado hotel, de esos en los que únicamente consigues una mesa si tienes meses y meses de reservación. Pero él, simplemente dijo, ‘mesa para dos’ y el que supuse era el capitán de meseros, se inclino 90° de inmediato conduciéndonos hacia una disponible. Tal parecía que la gente rendía pleitesía hacia Jung Yunho.
Los camareros nos trajeron la carta y no mucho después de que el jefe ordeno por ambos, colocaron una botella de vino tinto sirviéndonos en las copas frente a nosotros antes de dejarnos solos.
—Señor, no es que este protestando pero, ¿podría decirme que significa esto?
—Veamos, la forma más fácil para que tú lo entiendas es que lo veas como una especie de compensación.
—¿Compensación? —él asintió tomando de un solo trago el contenido de su copa y volviendo a llenarla hasta la mitad —bueno en realidad mi sueldo si es bastante bajo dadas todas las actividades que realizo, pero me sería más útil que me diera el dinero en vez de.
—¿De qué infiernos hablas? —me frenó—. Esto es por lo que harás por mí en un par de horas.
—¿A qué se refiere?
Su contestación se corto antes de empezar al notar que nuestra comida era acomodada en la mesa. Platillos sumamente refinados deleitaron mis pupilas como un adelanto de lo que estaba seguro que sucedería con mi paladar en cuanto los probara.
—Adelante, come, no pagaras con dinero por ello.
No sabía si el brillo que distinguía en sus ojos al decir eso, fue por algún motivo en particular, pero el asimilarlo me estaba provocando escalofríos, los cuales se desvanecieron con el primer bocado que di. Pero entonces él tenía que amargarme la comida.
—No entiendo cómo es que comes tanto y aparentas todo lo contrario, te ves tan enclenque.
Estuve a punto de contradecirlo objetándole que solo me juzgaba por la envoltura, porque él no me había visto en mi traje de nacimiento, la vestimenta engaña. Yo tenía un cuerpo excelso en ese entonces cabe aclarar que ahora está mejor– quizás sí, mis muslos son un tanto delgados pero están muy bien estructurados. Mas no exclame todo eso, hubiera sido como una invitación abierta para que él me admirara desnudo, y no se había ganado ese privilegio, aún.
—Entonces, ¿no tienes algo que decirme?
Alce mis cejas ante la pregunta del jefe y si de por si estaba desconcertado, el fino toque de la palma de su mano sobre un costado de mi rostro, hizo que me inundara la incertidumbre.
—Per…Perdón, no quise nunca provocarle ningún daño con lo que hice cuando niño.
—Ya, ya, no estoy hablando de eso, ¿cuánto tiempo me estuviste esperando? —Retiro su mano de mí, agitándola con petulancia.
—¿Qué?
—Realmente me desesperas —pronuncio entre dientes golpeando con su puño la superficie de la mesa—. ¿Acaso no recuerdas lo que paso hace catorce años?
—Yo… Yo recuerdo absolutamente todo —solté con vacilación.
—¿Entonces a todos les dices que los esperaras no importa lo que tarden? —me replico enfurecidamente.
—Si se trata de amigos si, cuando estimas a las personas.
—¿Qué eres, una ramera?
—¿Disculpe? —Mi mandíbula casi se quiebra de lo enorme que abrí mi boca por la incredulidad de lo que me había dicho.
—Da lo mismo, que importa si eres puro o no, mientras me hagas pasar un buen rato.
—No entiendo —le dije, pero él solamente se levanto dejando su servilleta a un lado.
—Ya terminaste ¿cierto?, sígueme.
—¿A…A donde?
—¿Jugaras a hacerte el inocente? Sabes muy bien porque te compre esas ropas y porque estamos aquí.
—No, no lo sé —aclare sin moverme ni un centímetro de mi asiento.
—Tú y yo, tendremos sexo —lo menciono como si se tratara de un decreto del rey su alteza Yunho–. Me jalo del brazo arrastrándome fuera del restaurante, pasando entre los corredores hasta llegar al lobby del hotel—. Si insinúas que no puedes hacerlo por Junsu, tumbare todos tus dientes de un solo golpe. Ignoro qué tipo de relación hayan tenido ustedes dos pero eso lo averiguare después y tomare cartas en el asunto.
La imperiosa necesidad de proteger a Junsu de él me hizo entrar en estado de pánico. Conocía las atroces acciones que Yunho tomaba con los que consideraba sus enemigos, yo quizás podría encontrar alguna forma de evadir el feroz ataque, pero Junsu probablemente no correría con la misma suerte.
—¡Junsu no tiene nada que ver en esto! —manifesté haciendo todo lo posible por detener el avance hacia los elevadores—. Soy yo el culpable, lo acose tanto hasta que se harto, por eso.
—Como sea, ya te dije que no me interesa eso en este momento, solo haz lo que te digo y…
—¡No! ¡Yo no quiero nada de lo que me compro! ¡Y la cena, mañana conseguiré el dinero para pagársela! —Sacudí mi brazo fuertemente para soltarme de su agarre pero solo conseguí que él me sujetara más enérgicamente.
—¡Estás loco si crees que te dejare ir tan fácilmente!
—¡No voy a ceder ante esto! ¡De ninguna forma me involucrare con usted!
—Con que remilgoso —murmuro con ironía—. Te revuelcas con cualquiera pero conmigo te haces el escrupuloso.
—Piense lo que quiera —espete intentando otra vez alejarme de él sin poder lograrlo.
—Dime cuanto es lo quieres, puedo pagar cualquier precio que me pidas, solo espero obtener un buen servicio —Con su billetera en mano, saco del interior un bonche de billetes los cuales doblo por la mitad para meterlos en el bolsillo trasero de mi pantalón acercándose a mi oído—. Pero no debes preocuparte por eso, yo mismo me encargare de que mi dinero valga la pena.
Momentáneamente mi visión se torno roja, este tipo me había tratado como si yo fuera un prostituto, como si estuviera vendiéndome al mejor postor. Con un gran esfuerzo me las ingenie para deshacerme de su afiance y deje marcados mis dedos en el costado izquierdo de su cara antes de arrojarle su asqueroso dinero.
—¡¿Cómo te atreves?! —rugió tocándose su mejilla roja.
—¿Esperaba que permaneciera con los brazos cruzados mientras se explayaba insultándome? —Antes de escuchar su réplica, moví mis pies en polvorosa hacia la salida del edificio.
—¡Yah! ¡Para ahí mismo! —ordeno, pero le hice caso omiso al seguir mi camino ya casi cerca de mi objetivo—. ¡He dicho que te detuvieras! —Desdichadamente me dio alcance reteniéndome de la muñeca.
—¡Suélteme! ¡¿Tiene idea de cuan mezquino me hizo sentir?! —Lo mire despectivamente gritándole frente a frente.
—¡Pues no debiste hacerme enojar en primer lugar!
—¡Usted se enojo solo!
—¡Nada te parece!
Como si no nos incumbiera lo demás, continuamos discutiendo en medio de los huéspedes, visitantes y empleados del lugar. La escena era por demás, estrafalaria, una pelea entre dos hombres que aparentemente alegaban sobre asuntos “amorosos”. Al menos eso es lo que yo habría pensado al ser solo un testigo de aquello.
—¡Te comportas como si fueras alguien tan especial con el que tendría que tomarme el tiempo para cortejarlo, no es como si fueras una mujer a la que hay que tratar con delicadeza!
—Ya veo —hablé—. ¿Crees que estoy haciéndome del rogar contigo? ¿No te has puesto a pensar que no tengo ningún interés sobre ti? por los tipos de tu calaña no siento más que desprecio, no puedes esperar que todo el mundo se postre ante tus pies besando el suelo por donde pisas, y de no haber sido por Junsu jamás en mi vida habría tenido la penuria de acercarme a ti. ¡No me importa si me ofreces un billón de dólares! ¡No me acostaría contigo ni aunque fueras el último hombre del mundo! ¡¿Hable lo suficientemente claro, infeliz petulante?!
El estado de shock con el que mis palabras lo dejaron, me dio la posibilidad de escurrirme de su mano terminando de salir de ahí. Y para cuando él reacciono, yo ya me encontraba arriba del primer autobús que paso por la calle del que ni siquiera revise la ruta y que de hecho me llevo más lejos de lo pensado– asomado por una de las ventanillas haciéndole muecas de burla.
En ese instante me consideré un ser omnipotente, era tan impresionante ver que con un poco de intrepidez uno podía poner en su lugar hasta a la mas engreída persona en la Tierra. Arrancarles de tajo el enorme ego y arrojárselos en su contra.
Dos cuadras más tarde, la realidad cayó sobre mí como un yunque. No podía concebir que después de todas las que me había salvado, cometiera el gravísimo error de retarlo en vez de rogar por mi vida, incluso me había atrevido a tutearlo, a partir de ese momento el diccionario describiría la palabra ‘suicida’ simplemente como Kim Jaejoong.
Y lo peor de todo es que seguía sin entender que fue lo que propicio todo el show. Pero eso era lo menos importante, lo verdaderamente trascendental era el cómo y qué, tendría que hacer el próximo lunes para evitar ser torturado hasta no saber de mi mismo. Lo único claro era que, días difíciles e indeterminados se avecinaban inexorablemente hacia mí.

3 comentarios:

  1. Estoy tan confusa.. ..de que habla Yunho, esperar por el? Jae no recuerda eso.. ..o Yunho se lo imagino o Jae lo olvido, o son personas diferentes.. ..uff que complicado, pero me encanta, me gusta el misterio, amo romperme la cabeza tratando de decifrarlo.......Lo bueno que no he leído el Manga, estoy como a la espera y emoción de saber que pasa.. ...
    Jajjaja es bastante comico....suicida tendrá escrito Kim Jaejoong.....hahahaha ....pero se lo merecía Yunho, mira que tratarlo como put *** Que descaro, sera un Adonis pero aun así......solo espero que a Jae no lo encuentren bajo tierra por la mañana.. ....

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  2. Jajaja... a Yunho lo mando Jae muy lejos con su arrogancia y prepotencia, pero ahora haber cuanto le dura el gusto a Jae, no creo que Yunho se quede con los brazos cruzados.

    Gracias!!!

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