Memorias de un mafioso: Capítulo 6

Un favor puede asesinarte más rápido que una bala.
Al Pacino (Scarface)

¡Hey, púdrete!
Esa era últimamente la frase que mas escuchaba, en mis peores días recibía un insulto o alguna protesta cada dos semanas, pero desde que entre a trabajar en “La cooperativa de crédito” –como mi jefe me obligaba a llamarle–, los chicos más ardientes y disponibles, era lo único que me decían.

Yo acostumbraba a tener citas todos los fines de semana –sin excepción– ya fuera con mis chicos fijos o alguno que conociera en una salida en uno de los tantos clubes nocturnos que visitaba. No es que tuviera una vida libertina, sino que siempre me he considerado una persona de amplios criterios y vamos, en este mundo aunque uno quiera mantenerse casto, los hombres no colaboran.
De cierta forma cuando mantenía una relación “monógama” con Junsu, esas salidas “ocasionales” se detuvieron, hasta claro, la dichosa perspicaz investigación de campo que en buena hora decidí hacer. Pero después de eso fue como si me cayera un tipo de maldición que me hacia rechazar por igual a todos los chicos que se me acercaran, no importaba que tan buen prospecto fueran.
Y lo peor de todo es que por lo regular ellos eran muy insistentes, un simple ‘no’, no bastaba, pedían una explicación y si esta no les convencía, comenzaban a lanzar acusaciones que incluso ponían en tela de juicio mi vigorosidad. Algo que nadie nunca podía siquiera insinuar, a mi todo me funcionaba bien y ninguno de mis antiguos amantes tenia duda de eso.
Mi círculo social poco a poco se fue reduciendo a ser casi nulo, pero ¿cómo iba a ser lo contrario si todo mi tiempo era acaparado por mis estudios y trabajo?, en especial por este ultimo. Al menos aun contaba con Junsu, era uno de los escasos que me comprendía y hasta se preocupaba porque yo estuviera bien. Cada vez que me preguntaba si podía continuar, yo le mostraba mi expresión más cálida asegurándole que sí. Sabía que él era capaz de pedirle al jefe que me dejara ir, y en definitiva creo eso le acarrearía problemas, el hecho de que yo estuviera bajo las ordenes de un hombre como Yunho no era por simple masoquismo, mucho menos por el pésimo salario que conseguía, sino por Junsu, porque él era una de las pocas personas especiales para mí.
De las buenas ventajas que me dejaba mi estado célibe, era que podía enfocar toda mi energía en las múltiples tareas que día con día debía cumplir. Yendo de un lado para otro, me las ingeniaba para terminar con mis encargos que iban desde la limpieza hasta cumplir con el más mínimo capricho de todos los empleados de la compañía, los cuales dejando atrás sus apariencias, eran por demás comprensivos conmigo, sabían que mi economía no me permitía solventar mis estudios por lo que con ayuda de mi beca escolar, es como yo lograba permanecer en la universidad, así que me era irremediablemente forzoso obtener excelentes calificaciones si quería seguir asistiendo a clases hasta graduarme. Ellos siempre me alentaban además de darme un poco de tiempo para estudiar cuando precisaba hacerlo. Para mi fortuna, yo soy una persona que cuando me lo propongo, pongo mi máxima concentración en lo que hago, por lo que podía enfocarme en mis libros y ser totalmente ajeno al ruido a mí alrededor, hasta que un día mientras leía, repentinamente todos empezaron a reunirse haciendo bulla por toda la oficina.
—¡Heonyong huyo con su dinero señor!
Y fue ahí cuando casi olvide lo que acababa de memorizar, el pulso se me acelero y de inmediato voltee hacia Myungsoo quien fue el que dio la terrible noticia.
—¿Qué quieres decir con eso? —El jefe pregunto con tal calma que inquieto a los demás.
—Él sacó de su cuenta un millón de dólares antes de desaparecer —Myungsoo le entrego una hoja y después paso su otra mano sobre su cabello logrando despeinarlo con ello.
—¡Ese bastardo miserable! —grito el jefe al observar el papel y luego apretándolo con fuerza lo lanzo al suelo—. ¡Voy a cazarlo y lo desollare vivo!
Su expresión borro cualquier incredulidad por sus palabras, realmente quería y haría lo que acababa de decir, sus ojos no dejaban ningún titubeo.
—¡Tú! —Me señalo y en menos de un segundo ya lo tenía frente a mi—, dijiste que no tenias tiempo para hacerte cargo de mis finanzas, entonces se lo asigne a Heonyong y es justo cuando me roba, llámalo casualidad pero yo no me lo creo. Así que, ¿qué porcentaje es tu parte?
—¿Qué? —logre soltar a pesar de que mi boca estaba casi entumida por el terror.
—¡No te hagas el imbécil! ¡¿Cuánto dinero es lo que tú conseguiste con esto?!
—No… yo… yo.
—Tienes treinta segundos para decir una frase coherente antes de que yo mismo te saque las palabras —Sus puños se apretaron fuertemente en cada costado de su cuerpo y observe como sus nudillos se volvían blancos, nudillos que temía que pronto se marcaran en mi rostro.
—¡Jefe!, no creo que Jaejoong tenga que ver con esto, si él hubiera querido robarle ya lo habría hecho desde hace tiempo —afortunadamente Myungsoo salió en mi defensa, deteniéndolo con su muy sabio argumento.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de ello?
—Podemos mantenerlo aquí hasta que aparezca Heonyong, ya estamos rastreándolo por medio de las placas de su automóvil, solo es cuestión de horas para que lo atrapemos.
—Bien, pero si estos dos en realidad están juntos, juro que los enterrare yo mismo —El jefe menciono antes de salir rápidamente de la oficina azotando la puerta al cerrarla.
De inmediato libere el aire que sentía atorado en mis pulmones, pase hondo antes de virarme hacia Myungsoo para agradecerle lo que acababa de hacer por mí. Pero él se adelanto tomándome por los hombros y agitándome tanto que el zangoloteo me hizo marearme.
—¿De verdad no sabes nada, cierto Jae? Porque si no es así, dímelo ahora mismo.
—No, yo no sé nada, lo prometo —Agrande mis ojos y puse la mano sobre mi corazón para que no cupiera duda de lo que decía.
—Me alegro entonces —me soltó y fue a sentarse en el brazo del sillón más cercano—. Dame tu celular, y no te preocupes, en cuanto demos con Heonyong, podrás irte a casa.
Asentí tenuemente dándole mi teléfono para después ir a encender las luces alumbrando la oficina que ya estaba casi por completo oscurecida. Las palabras de Myungsoo revoloteaban en mi cabeza, y no podía dejar de sentirme inseguro.
—¿Qué…Qué le va a pasar a Heonyong? —pregunte mientras entrelazaba mis manos frente a mí.
—Si el jefe tiene piedad de él, terminara rápido y no creo que quieras saber los detalles.
—¿Y conmigo?
—Ya te dije que no te preocupes, si él hubiera tenido intenciones de lastimarte ya lo habría hecho.
Mordí mi labio inferior no sabiendo que pensar, después de todo era cierto que yo no fui cómplice en el desfalco pero sabía que algo así pasaría, aunque estúpidamente creí que solo sería un “préstamo”. En ese momento casi podía imaginar las letras de mi sentencia grabadas en mi lapida, y no era una imagen para nada agradable.
—¡Lo encontraron! —Sungmo –otro de los empleados– entro avisando y detrás de él venía el jefe acomodándose unos guantes negros sobre sus manos.
—Heonyong, ven conmigo y Sungmo, quédate cuidando a Jaejoong, no lo dejes ir hasta que yo lo indique.
Después de que el jefe dio sus órdenes, salieron ambos hombres quedándome solo con el otro, quien pasó a mi lado y poso una de sus manos en mi brazo.
—¿Por qué no te pones a estudiar, Jaejoong? Pronto se acabara esto.
Y en realidad yo tenía un examen al siguiente día, ¿pero cómo podía enfocarme en el, cuando un hombre estaba a punto de ser asesinado? Probablemente de haber intentado persuadirlo de que no lo hiciera, él aun así lo habría hecho. Pero quizás si no hubiera cooperado al dejarle el campo libre para que tomara el dinero, quizás él hubiera buscado otra forma en la que yo no estuviera involucrado. Si tal vez le hubiera dicho a alguien de sus planes, lo habrían detenido y no habría llegado hasta este extremo. Yo no podía dejar de pensar en tantos ‘hubiera’. Mi conciencia no me dejaba tranquilo y tenía que hacer algo.
—Sungmo, ¿me llevarías a donde tienen a Heonyong? Realmente necesito ir con él.
—¿Jae… acaso es verdad que eres su cómplice?
—No, tan solo que… yo pude haber evitado esto y no creo poder seguir viviendo tranquilo si no trato de solucionarlo —sentía escalofríos en mis brazos, y aunque los frotaba no disminuían ni un poco.
Sungmo vacilo por un minuto pero después me indico que lo siguiera y me advirtió que el jefe no estaría nada contento con mi presencia, que quizás me sacaría de ahí antes que siquiera pudiera decir algo. Pero no importaba, a como diera lugar yo tenía que evitar que la vida de Heonyong, acabara.
Cuando llegamos a la bodega subterránea del edificio, sin mucho ruido entramos quedándonos quietos, atentos a lo que el jefe hablaba.
—Creí que eras un tanto menos estúpido, pero dejándote atrapar un día después, me deja claro que no estoy más que frente a uno de los mayores idiotas que haya conocido. Había notado las pequeñas cantidades de dinero que tomabas de mi, pero lo deje pasar por consideración de tu madre enferma.
Heonyong ensancho sus ojos, y al parecer no era el único al sorprenderse de escuchar eso, todos excepto Myungsoo.
—¿Por qué me miras así? ¿Pensaste que no me daba cuenta de que lo hacías? Seguramente creíste que estabas trabajando para un pobre imbécil ignorante. Raramente le muestro mi lado bondadoso a las personas y es tan decepcionante que cuando lo hago me paguen de esta forma —Tronó uno por uno los dedos de su mano izquierda y luego siguió con la derecha—, pero en consideración a que fuera de esto fuiste un fiel empleado, seré rápido.
Sin advertencia, el jefe lo sujeto del cuello de la camisa y le propino un gran golpe en uno de sus ojos, después fue la nariz y pómulo izquierdo, un rodillazo sobre sus costillas fue lo que lo derrumbo. Para cuando me di cuenta, la cara de Heonyong estaba con múltiples heridas y comenzando a hincharse. Fui ahí cuando di un paso adelante hacia el jefe alcanzando a sujetarlo de su cintura y hable lo más claro que pude.
—¡No jefe, no lo haga!
—¡¿Qué diablos? ¿Cómo llegaste aquí?! —grito mientras yo me aferraba más a su cuerpo, ignorando la deliciosa fragancia de su espalda puesto que no era tiempo para dejar que mi nariz se impregnara de ese extraordinario olor, y no, ese categóricamente tampoco era el momento para contemplar sus maravillosos músculos que se contraían esplendorosamente con cada movimiento que hacía para tratar de liberarse.
—Perdón jefe, pero insistió tanto por venir que no tuve más remedio que traerlo —Sugmo explico apresuradamente desde la esquina.
—Debe dejar que la autoridad se encargue de él, entréguelo a la policía y acúselo de fraude, la ley dice que la pena por ello es de.
—¡Llévenselo! —me interrumpió y antes de que pudiera continuar, Myungsoo ya me estaba jalando, pero yo me enganchaba aun mas, negándome a soltarlo.
—¡Por favor, jefe, solo haga que le regrese el dinero, además ya le destrozo la cara! —Se unió otro de los chicos a Myungsoo para sacarme de ahí, pero me empeñe en no permitírselos, clavando las yemas de mis dedos en el tonificado abdomen de mi jefe—. ¡Voy a denunciarlo si no se detiene!
Pero ni amenazándolo con eso desistió, al contrario, logro quitar mis manos de él para dirigirse a finalizar su trabajo sobre Heonyong. Mi cerebro trabajaba a marchas forzadas en encontrar una manera de detenerlo. Y desafortunadamente lo único que se me ocurría era auto-sentenciarme a la muerte.
—¡Yo fui! ¡Él maldito pervertido que se le echo encima e intento besarlo, fui yo!
Entonces todo el mundo se congelo, el tiempo pareció detenerse cuando un silencio desolador nos cubrió. El jefe se viro hacia mí achicando sus ojos con incredulidad, después me examino de pies a cabeza susurrando un ‘¿qué?’. Trague el nudo que se formo en mi garganta antes de repetir mi confesión.
—Yo fui, soy Kim Jaejoong el que era parte de la segunda clase de cuarto grado —Posiblemente nunca tuvo idea del nombre del niño que lo ataco, pero estaba seguro de que el mencionarle la clase a la que asistía, supo que realmente se trataba de mi.
—¡Tú, miserable!
Ni siquiera lo vi venir, pero de repente mis oídos zumbaron y vi estrellas a mí alrededor, me apoye sobre mis manos llegando a mí el conocimiento de que me encontraba en el suelo y acababa de recibir un golpe en mi mandíbula. Por lo menos no fue tan fuerte como para fracturarme algún hueso.
—¡Jefe! ¡¿Qué haremos con Heonyong?! —Los chicos le gritaron cuando el gánster mayor se disponía a salir del lugar. Su cara de pocos amigos dejo de lado toda discusión y ellos se limitaron solo a seguirlo fuera.
—Todo esto es tu culpa, Heonyong —le dije al hombre tendido a un metro de mi—. Si hubieras actuado inteligentemente no habría tenido que decirle eso, y ahora me eche la soga al cuello, me debes una muy grande.
—Cállate homo, no… te pedí… ayuda —soltó entrecortadamente.
—Tss, bastardo malagradecido, debí dejar que Yunho te matara —refunfuñe poniéndome de pie, sacudí mi pantalón y lo mire con menosprecio cambiando mi expresión al notar su alarmante estado físico—. ¿Estás bien? antes de venir aquí llame a una ambulancia, solo mantente calmado.
Coloqué dos de mis dedos sobre su cuello para detectar su pulso y él tomo mi mano dándole un ligero apretón.
—Gracias —murmuro antes de cerrar sus ojos respirando débilmente.
Le di una fugaz sonrisa y aguarde junto a él a que llegaran los paramédicos. Cuando la ayuda apareció, mire atentamente como lo preparaban y subían cuidadosamente en una camilla antes de sacarlo de ahí y subirlo a la ambulancia. Por orden del jefe, uno de los chicos abordo el vehículo yéndose junto con el herido.
Observe atento esperando a que alguien dijera algo respecto a mí, pero en su lugar todos los hombres se marcharon dejándome ahí. Suspire cansadamente metiendo las manos en mis bolsillos caminando a las escaleras de emergencia para salir del edificio. Mis cosas aun seguían en la oficina pero considere más conveniente alejarme los más pronto antes de que el jefe reconsiderada el aporrearme hasta quedar irreconocible.
Mi escuálida billetera estaba en mi pantalón así que, si me daba prisa aun podía tomar el autobús para llegar pronto a mi casa, dormiría por esa noche seguramente en mi cama, en lugar de en el profundo océano junto a los peces.

3 comentarios:

  1. Oh no se si escribir a Jae como amable, bueno ,y bondadoso.. .o un sin fin de degradaciones.. ....como se le ocurre meterse.. ....me sorprende que aún siga vivo.. ...
    Que hará Yunho ahora que sabe quien es su acosador y que esta a su alcance.. ...

    ResponderBorrar
  2. QUE BUENA ESTA, YO PIENSO QUE YUNHO ESTA ENAMORADO DE JAE DESDE ESE TIEMPO DESDE SU PRIMER BESO, BUENO VEREMOS COMO SALE DE ESTA

    ResponderBorrar
  3. Jae tiene un alma bondadosa, prefirio delarse que él era el niño pervertido a que Yunho asesinase a alguien.

    Gracias!!!

    ResponderBorrar


Quejas, opiniones, sugerencias? lo que sea, no te lo guardes y hazte escuchar!!