Memorias de un mafioso: Capítulo 15

Enamorarse no es lo difícil, pero sí acertar a expresar ese estado.
Louis Charles Alfred De Musset

Despertar todos los días a lado de Yunho había sido un suplicio, un verdadero ajetreo, porque su ímpetu juvenil matutino hacia que casi diario llegara justo detrás del profesor a cualquiera de mis clases. Afortunadamente eso también tenía su lado positivo, nunca me quedaba dormido logrando con esto mantener mi tasa mínima de faltas en mi record escolar. Habría también que agregar que asombrosamente, su promesa se había cumplido un par de semanas atrás cuando me entrego las llaves de uno de sus automóviles e inclusive tampoco exigió nada a cambio. ¡No cabía de la felicidad al colocarme frente al volante de mi propio vehículo!
Pero existía algo extraño, últimamente nuestro tiempo juntos se había tornado más cordial, es decir, yo estaba acostumbrado y esperaba a que él de la nada iniciara sus ataques de manera precipitada y así tener una estrepitosa discusión, el motivo era lo de menos, eso era ya como un ritual para nosotros, no obstante sin darme cuenta comenzamos a omitir esa parte y a cambio a tener más momentos de paz, casi como en una verdadera relación amorosa.
Y precisamente eso era lo que me hacía sentir intranquilo, sus usuales “muestras de cariño” empezaron a verdaderamente parecer eso y no solo lujuriosa pasión. Ya no solo manteníamos comunicación del tipo de alcoba, sino que compartíamos nuestros intereses sin deparar en cuan triviales fueran. No sabía que terreno estaba pisando y presunciones sobrevolaban mi cabeza cada vez que trataba de analizar lo que tenía con él.
Pensaba que su comportamiento en la oficina no era muy diferente al de siempre, pero obviamente algo debió cambiar porque los chicos habían llegado a insinuarme que él era distinto.
—Wow Jaejoong, creí que nunca nadie podría echarle el lazo al jefe —Myungsoo incluso menciono eso y aunque negué su declaración, los demás no hicieron más que apoyarlo agregando que se notaba el aprecio que Yunho tenía hacia mí.
Así que no era solamente yo el que se había percatado de su conducta, alguien ajeno me lo confirmo logrando aumentar mis dudas. Mismas que se reflejaron en una anormal platica con Junsu.
—¿Qué es lo que meditas con tanto empeño? —pregunto sentándose a un lado mío en el jardín trasero del edificio donde se ubicaban los laboratorios de computo—. Ha pasado mucho desde la última vez que te vi. Llegue a pensar que Yunho te mantenía encadenado a su cama.
Ignore su último comentario para enfocarme en lo que me agobiaba. —¿Alguna vez consideraste que tu relación con Yunho era seria, me refiero a un compromiso mutuo?
—Por supuesto que no, lo de nosotros era un free, solo nos utilizábamos mutuamente —Me miro sonriendo doblando su rodilla para recargar sus brazos en ella—. Como lo que tú comúnmente haces con los demás, sin especificarlo desde el principio claro está.
Rodé los ojos concluyendo que Junsu jamás iba a dejar en el pasado lo que hice sin intención de lastimarlo, no se cansaría de arrojármelo a la cara en cada oportunidad. —¿Por qué? ¿Cuál es tu repentino interés por saberlo? —inquirió metiendo la mano al bolsillo de su pantalón sacando su celular para poner su atención en este, aplastándolo después entre sus manos al dar un suave aplauso—. Oh, ahora que lo pienso, ustedes llevan ya bastante viviendo juntos, sorprendentemente no se han matado y supe por Minho que le presentaste a Yunho a los chicos —Amplio su sonrisa señalándome con su teléfono en mano—. Realmente lo de ustedes es algo formal ¿verdad?
Permití que un largo suspiro escapara antes de hablar. —Es complicado estar con él —musite eludiendo la verdadera respuesta.
—¿Y a penas te das cuenta de ello? —soltó extendiendo ambas piernas en el pasto reclinándose hacia atrás en su manos—. Pero debiste encontrarle el gusto, porque ni así lo has dejado.
Su declaración golpeo fuerte en mi cerebro, una realidad arrinconada ahí salió de la oscuridad. —Entonces ¿por fin te estás enamorando? —argumentó haciéndome pestañear varias veces antes de captar enteramente sus palabras, cuando lo hice sacudí mi cabeza intensamente—. Hey no tienes nada de qué avergonzarte, te llego el momento, solo es eso —Su mordaz risa resonó a través de mis oídos mientras mantenía mi vista alejada de él, negándome a verlo a la cara—, lamentablemente te tocó con un hombre como Yunho, pero supongo que no todo puede ser color de rosa, ni siquiera para ti.
No entiendo para que recalcó eso, como si yo tuviera la mejor suerte del mundo. ¡No contaba con ella en lo absoluto!
—Él es extremadamente opresivo, me impone horarios, no me deja salir con quien quiero —enlisté, de nuevo esquivando el tema pero si dándole motivos para consolidar su teoría de que mi vida tenia mas tonos grises que rosados.
—¿No significa eso que le importas?
Su sugerencia sonó un poco congruente pero aun así no estaba conforme —¿Pero por qué él no puede ofrecer lo mismo? es decir, yo no le controlo sus horarios ni le pido explicaciones, además sale con el presidente aun cuando hay rumores sobre ellos.
—¿Rumores? ¿De qué tipo? —cuestiono enderezándose como si las habladurías fueran más atrayentes que toda la conversación que habíamos sostenido antes.
Rodé los ojos arrepintiéndome de mencionarlo, ¿pero quién mejor que Junsu para hablar sobre el asunto?, después de todo él convivió con ambos y debía tener su opinión al respecto. —Ese hombre a pesar de que Yunho dice que es quien lo crio, da alusión de que tiene pretensiones mas allá de las paternales, y puedo jurar que hace insinuaciones queriendo dejar establecido que su papel en la vida de Yunho no es exactamente el de un padre.
—Ah ya veo, estas celoso —declaró mirándome con los ojos entrecerrados, abriéndolos grande casi al segundo—. ¡Si, estas celoso! —pronuncio felizmente, sobreexageradamente a mi parecer—. Sabes, esto solo demuestra que la justicia divina existe. ¡Dios, me siento tan feliz de que finalmente este día haya llegado!
Resople rascando uno de mis ojos antes de hablar cansadamente: —Lo más triste de todo es que pensé que estábamos hablando en serio.
Junsu cambio su expresión a una seria conservando una media sonrisa de lado —Oh vamos Jaejoong, no puedes esperar que sea toda una dulzura contigo después de cómo te comportaste —Desvié mi mirada sintiéndome apenado con él, definitivamente él no me lo dejaría de recordar—. Deberías intentarlo con Yunho, quizás algo bueno y estable pudiera formarse entre ustedes dos. Y sobre esos rumores, no tengo ni idea, pero ese tipo bien podría ser su padre, ¿cómo puedes estar celoso de tu suegro?
Por primera vez, su cambiante razonamiento me pareció acertado en ciertos puntos. Sin embargo me rehusaba a aceptarlo del todo. —No es mi suegro y no estoy celoso —puntualice rodando pequeñas piedras con la suela de mi tenis.
—Bien, niégalo, pero sabes que es verdad —Junsu se levanto de un brinco sacudiendo su pantalón de las escasas hierbas que se adhirieron a este—. De cualquier forma espero que Yunho no acapare todo tu tiempo, y te las ingenies para escabullirte de vez en cuando con nosotros.
Agito su mano en despedida mientras recorría el camino alejándose de donde yo me encontraba. Después de quedar solo, sabía que no hallaría mis respuestas viendo a la gente pasar, pero eso fue lo único que hice en la siguiente hora.
Por la tarde, entrando en la oficina fui recibido por Yunho con un pellizco en la mejilla e inmediatamente arrastrando y presionando de los hombros, provocando que cayera rebotando en el sillón. Antes de que pudiera enderezarme, ya tenía el lado izquierdo de su cabeza en mi regazo y su mano colocando a la mía en su cabello.
—Tengo sueño —indicó acomodándose en su posición recostada y moviendo su cabeza como si mi pierna se tratara de una almohada.
—¿Acaso soy tu nana o algo por el estilo? —proteste quitando mi mano solo para que esta fuera puesta por él, de regreso en donde había estado.
—Silencio, quiero dormir —dijo entre un bostezo—. Eres el culpable de que me desvele todas las noches y me levante temprano para alcanzar a tener nuestra sesión matutina.
Abrí la boca ante la incredulidad. —¿Bromeas?
Haciendo caso omiso de mí, volvió a removerse de un lado a otro. —Aish demasiado huesudo —proclamo sin consideración a mi vulnerable autoestima, así que de igual forma yo lo le di un manotazo—. ¡Yah! —grito acariciando su lastimada nuca y jalando otra vez mi mano a su cabeza.
Tratando de confundirlo o entretenerlo, accedí a pasar los dedos entre sus cabellos en repetidas ocasiones en lo que reunía las palabras para hablar. —Yunho tú, ¿tú y el presidente tuvieron algo antes? —solté pausadamente.
—¿De qué hablas? —pregunto con voz baja, como si estuviera a punto de dormirse.
—Él y tú parecen tener algo muy personal.
—Te hable sobre eso ya.
—Sí pero no me dijiste todo —expuse.
—¿Y según tú, que es todo?
—Lo que hubo entre ustedes —Arqueo una ceja reflejando desconocimiento de lo que mencione—. No finjas no saberlo —enfatice.
Se enderezo hasta quedar sentado mirándome detenidamente. —¿A qué viene todo esto?
—Él te trata de una manera y dice cosas y luego hace —mascullé.
—Solo estas balbuceando —menciono acercándose al respaldo—. Él es como mi padre, solo eso —Permanecí viéndolo directo a los ojos por lo que pareció una eternidad que se rompió cuando Yunho volvió a hablar—. Hoy estas muy impertinente hotbun —Me aparto dejándose caer sobre su espalda apoyándose de nuevo en mis muslos—. ¿Tienes miedo de que siga tu ejemplo y me consiga otra vela?
Bufe girando mis ojos y entrelazando las manos en la parte posterior de mi cuello. Repentinamente mi mitad superior fue impulsada hacia delante por la fuerza que las manos de Yunho ejercieron sobre el cuello de mi camiseta, deteniéndome a escasos centímetros de su rostro. —Que importa el pasado, no me interesa el tuyo así que no debería hacerlo el mío —declaro sin apartar sus ojos de los míos—. ¿Para qué necesito de otro amorío, cuando lo que tengo contigo demanda cada maldita decima de mi energía? —soltó su sentencia dejando caer el peso de la culpabilidad en mis hombros, como siempre él tan injusto y convenenciero—. Contigo me basta.
Y de pronto mi enfado creció. ¿Cómo era posible que él hablara tan a la ligera? Como si desmereciera mi conversación. Sinceramente yo no estaba en ese momento para ese tipo de ocurrencias.
Mi semblante debió indicarle mi desconformo porque sin soltarme de la camiseta, me asió de la barbilla consiguiendo que lo mirara. —Estoy diciéndote que eres el único.
Con un rápido movimiento me desprendí de sus manos para luego ponerme de pie dándole la espalda. —No hables así, como si realmente esto fuera —Corte mi frase no estando plenamente seguro si quería realmente terminarla.
—¿Qué? ¿Qué esto es más que un simple convenio sexual? —replicó sagazmente—. ¿Hasta cuándo vamos a seguir pretendiendo que no lo es? ¿O es que no lo sabías?
Cualquier respuesta que haya tenido para eso, murió antes de siquiera pronunciarla. Miles de cuestionamientos circulaban dentro de mí y me era imposible ordenarlos de un solo tirón, menos cuando lo tenía a él ahí esperando lo que diría, que a pesar de no tenerlo a la vista, sabía perfectamente que se mantenía estudiándome desde su lugar.
Yo necesitaba certeza antes de ceder a esa parte de mí que quería creerle. El confiar ciegamente en que la otra persona te habla con la verdad, no es fácil cuando esto involucra tus sentimientos. Adicionando que jamás lo había hecho.
Manteniéndome siempre en la zona segura, no me había siquiera aventurado a experimentar una dependencia real con nadie. Resguardado detrás de mi independencia las cosas me resultaban favorables pasando de ligue en ligue, no dando ninguna aclaración y no esperando recibirlas tampoco. El estado satisfactorio para cualquier soltero sin ansias de establecerse. Ese era yo, el perfil de Kim Jaejoong que toda la vida mostré a los demás y el que Jung Yunho estaba a punto de derrumbar. Un hombre que me provocaba temor y atracción a la par y por él que mis emociones siempre iban hasta el extremo.
Su mano se prensó en mi hombro instándome a que me virara pero justo cuando iba a enfrentarlo, la puerta de la oficina se abrió sin aviso alguno, permitiéndole la entrada a un muy animado Sungmo seguido por un par de hombres más.
—Jefe, aquí está el asistente personal del presidente.
Y con solo nombrarlo, la burbuja se rompió a mí alrededor. A partir de ese instante me dedique a ser el espectador del más esplendoroso regalo que aprecie en mi mísera existencia. Un automóvil del más reciente modelo en un brillante color plateado se encontraba estacionado frente a la entrada principal de la compañía y el susodicho empleado sostenía las llaves tendiéndoselas a Yunho. Sin temor a equivocarme, puedo decir que a excepto por ellos dos, el resto de nosotros deseaba correr y arrebatárselas sin ningún titubeo. Sí, yo acababa de obtener un carro pero ese que estaba ahí era simplemente espectacular.
Fue entonces cuando la comprensión me alcanzo. ¡Yo creí que Yunho era un ser demasiado dadivoso y resulta que solo me dio las sobras!
—Ese señor no debe tener en nada que gastar —murmure frunciendo el ceño, ¿por qué no se volvía filántropo si ese era el caso?
—Es el regalo anual del jefe —escuche a Myungsoo decir junto a mí, no me había percatado de que mi tono de voz fue audible para otros—. Por su cumpleaños siempre le da un coche nuevo, sin embargo en esta ocasión se lo adelanto. Me pregunto por qué habrá sido. Probablemente saldrá de viaje —concluyo.
—¿Cumpleaños? —lance sin más, desorbitando los ojos al obtener un sencillo asentimiento de él.
Oh no, los cumpleaños solo significaban una cosa, obsequios, lo que me traía a otra que no tenia, dinero. ¿Con mi escueto presupuesto que diablos podía comprar? Ni al menos algo que fuera de su agrado. Por eso fue que opte por una opción más práctica.
—Ahm, uh, ¿ustedes ya tienen el regalo que le darán? —Esperanzadoramente articule.
—No —Sweet. Juntándome con ellos aportaría una cantidad razonable para conseguir algo meritorio. ¡Claro, la unión hace la fuerza!—. Desde que trabajamos para él, nos tiene prohibido que le demos presentes, porque dice que solo desperdiciamos nuestro dinero en algo que no le hace falta ni usara, ya que nuestros gustos son demasiado bajos para él.
Mi magnífica ilusión se fue tan rápido como vino, dejándome solo una desalentadora expresión. Y solo porque Yunho es tan grosero y déspota hasta con su propia pandilla.
—Bueno si él no quiere que nadie le de nada, que se le va hacer —aludí encogiéndome de hombros decidiendo que esa sería mi feliz salida para tampoco hacerlo yo.
—Sin embargo supongo que eso no se aplica entre las parejas —declaro Myungsoo mirándome—. ¿Tú que le darás, Jae?
Y ahí se fue mi tonta resolución anterior, estando completamente carente de ideas rasque mi brazo izquierdo esperando porque una surgiera. —¿Algo? —musite con desconfianza.
—Ah, ¿será esta la primera vez que el jefe reciba algo de su novio? —pregunto dándome un tenue codazo en mi costado—. Aigo, tu primer regalo oficial —chillo burlonamente.
Afilando la mirada lo empuje bruscamente logrando que solo se tambaleara casi imperceptiblemente. —¡Cállate! —gruñí.
Nuestra ridícula discusión llego a oídos de Yunho quien volteo para brindarnos una expresión dura y una nada sutil reprimenda: —¡¿Es esto un día de campo para ustedes? Continúen siendo ruidosos y les daré algo por lo que hacer escándalo!
—Lo sentimos jefe —Myungsoo dijo inclinándose hacia él, movimiento que imite por reflejo espontáneo.
Alzando la cabeza, noté como Yunho retornaba su atención al empleado que parecía estarle detallando el vehículo. Automáticamente lleve las manos dentro de mis bolsillos pensando de nuevo que podría ajustarse a mi presupuesto.
Entonces tenía fielmente tres días para conseguir el famoso artículo que me sacaría del aprieto. Que a pesar de que siempre cabía la posibilidad de dar el gran pretexto: “No sabía que era tu cumpleaños” y con ello ser condonado por no comprarle algo, aun así quedaría ese ligero sinsabor de saber que pude hacer al menos el esfuerzo.
Así que mi colosal martirio comenzó en las concurridas calles de Seúl, era más que innegable que no podía adquirir cualquier cosa, ni en cualquier tienda y de ninguna manera de cualquier marca. Pero los establecimientos donde vendían todos esos artilugios que la gente nice –o que se creen– usa, no estaban a mi alcance, no, si no quería que mi cuenta de ahorros quedara en ceros.
De establecimiento en establecimiento preguntando precios, logre que mi cara de estirara de tantas formas como nunca antes por solo escuchar los costos. Mi limite de dinero como de opciones no concordaban. Lo económico era tan ordinario que casi podía imaginar su expresión de disgusto al verlo. Yunho tenía razón, ¿para qué gastar en algo que desecharía en un santiamén?
Además, ¿que sería lo adecuado para un hombre como él? naturalmente excluyendo ropa de diseñador, artículos exclusivos y propiedades. Poco, por no decir nada.
Así que pensé en lo que me gustaría recibir, yo siendo tan humilde y fácil de complacer, cualquier baratija me sentaría bien. Mordí mi mano derecha sintiendo el metal en mi dedo índice y obtuve la gloriosa iluminación en forma de anillo.
¿No es por regla general que los chicos malos usen siquiera uno? Los golpes siempre son más contundentes cuando un objeto duro se clava en los huesos y no solo los nudillos.
Bien, tampoco es que aprobara la violencia, de hecho podría decirse que estoy en contra de ella, pero francamente, es ese el principal modus operandi de los mafiosos ¿cierto?
Aparte, no es que yo me pasara las horas contemplando sus largas, delgadas y perfectas manos, sin embargo me constaba que Yunho por lo regular portaba uno en su dedo meñique, lo cual demostraba que estos no le desagradaban.
El dilema fue escoger el indicado, los diseños eran tan variados como asquerosamente exorbitantes. Pero de nuevo no podía basarme en mi presupuesto sin arriesgarme a que el material dejara una marca verde en su piel. ¡Maldición, no me atrevía ni a pensar que ocurriría si eso se volvía realidad!
La solución fue considerablemente dolorosa para mi blasfemo caudal monetario. Irremediablemente tuve que auto-desfalcarme para conseguir algo suficientemente decente para él, un mediano aro con un sencillo patrón en la parte superior. Nada radiante ni extravagante sino casual y elegante. Y por supuesto sin piedras para evitar que estas quedaran atrozmente incrustadas en el cuerpo de alguien más.
No pudiendo regatear ni a lo sumo por la envoltura en la prestigiosa joyería, opte por hacerlo yo mismo, al fin y al cabo, eso le da un toque más personal a los obsequios. Si, consoladora excusa de un pobre estudiante becado.
Esa misma noche, mantenía la oscura caja dentro de la bolsa delantera de mi sudadera junto con mis dos manos cuyos dedos no dejaban de moverse sobre ella.
Había aguardado para tener un momento a solas con él en la oficina, y cuando lo tuve, me falto el valor para entregársela. Luego el viaje hacia el departamento fue otra valiosa oportunidad pero tampoco conté con la osadía para hacerlo. Por lo que ahí bamboleándome de un pie a otro me preguntaba si debía interrumpir su tiempo viendo televisión para dárselo.
¿Pero si hacia eso, qué le diría? ¿Debería darle también un abrazo? ¿Una afectuosa palmada en su espalda? ¿Sonreír o lucir indiferente? ¿Colocarme de lado o frente a él? Estaba tan nervioso que mi piel empezó a picar.
—Vas a crear dos hoyos en mi si continuas mirándome así —dijo sin despegar su vista del televisor de plasma a unos metros de él.
Ahora o nunca, me alenté a mi mismo rodeando el loveseat y descubriendo el objeto en la palma de mi mano ante él. —Ten —susurre estirando el brazo.
Por un largo período, observo el laqueado listón azul turquesa amarrado de los extremos por un disparejo moño que adornaba el estuche, antes de que con recelo lo agarrara girándolo entre sus dedos. —¿Y esto?
Mire hacia el techo contestando un simple: —Feliz cumpleaños —sonando casi como un suspiro—. Sé que no se compara con lo que estas acostumbrado a recibir, pero al menos pretende que valoras mi intención —clarifique mientras lo veía desprender el lazo y abrir el cofre.
Sus facciones no variaron demasiado lo cual no me sirvió para obtener alguna pista de su impresión. Su dedo anular izquierdo fácilmente se deslizo dentro de la banda de oro blanco italiano. Perfecta talla, posición incorrecta.
—En realidad esperaba que lo usaras en la otra mano.
Mi información fue rotundamente rechazada negando y mostrándome su dorso sacudiendo sus dedos. —¿Como supiste la medida? —cuestiono rotando su mano hacia sí para volver examinar el anillo.
—¿Quien ha estado recogiendo los que dejas olvidados en la esquina del lavabo? juro que si haces lo mismo con este y se te pierde, me enojare mucho —Amenaza estúpida lo sé, pero debía advertirle.
—No lo haré —Para mi estupefacción, respondió solemnemente después revelando una sonrisa—. Luce como una pieza autentica.
—No luce, lo es —farfulle haciendo ademanes en el aire—. No te diré cuanto costo pero no fue nada barato.
—Oh, así que mi honeybun no escatimo tratándose de mí.
Presentí que esa resolución era el producto de su tergiversada mentalidad que a menudo surgía en los momentos menos indicados. Lo comprobé al distinguir que extremadamente lento para mi propia serenidad, estaba reduciéndose el espacio entre nosotros sin darme tiempo para reaccionar al ser capturado por la cintura con su rostro hundido en mi cuello.
—Deberíamos cerrar esto con broche de oro —propuso enviando vibraciones que se recorrieron hasta mis talones.
Más que una sugerencia fue un decreto que se consolido cuando sus cortos besos en mi garganta se transformaron en mordiscos que me debilitaron las rodillas, aprovechado esto para halarme dentro de la habitación. En la cual con escasos impedimentos, dio rienda suelta a su abrasadora codicia carnal.
Perdido en la euforia post-orgásmica, quede desvanecido sin tener noción de mi mismo por desconozco cuanto tiempo, recuperando los sentidos varios segundos luego de que abriera los ojos estando casi desubicado y pretendiendo recordar que sucedió. No fue complicado conseguirlo puesto que el peso en mi espalda y los brazos que me circundaban lo denotaban voluminosamente.
—Ash dame un poco de espacio, la cama es muy ancha para que te arrimes tanto —proteste intentando inútilmente de soltar su mano que se mantenía firmemente entrelazada con una de las mías.
En medio del forcejeo aprecie el nuevo objeto colocado en mi mano. Un anillo idéntico al que acababa de darle a Yunho, reposaba de igual forma que con él, en mi dedo anular izquierdo. —Esto es lo que llaman anillos de pareja ¿no es así? —menciono sobre mi hombro alzando nuestros dedos unidos dejando a la vista ambas argollas.
—¿Cómo? ¿Cuándo? —Fue lo único que atine a decir.
—Un par de llamadas y lo conseguí antes de que despertaras —explicó restringiendo mas el abrazo con su mentón todavía recargado en mi hombro—. ¿Será esto suficiente para que lo aceptes?
—¿Qué? —hablé conservando mi visión en el anillo.
—Que como yo ya no estás jugando, que no importa cuánto lo intentes, no vas a huir no porque no puedas sino porque no quieres.
Del normal al apresurado modo en que el bombeo de la sangre se alteró en mi sistema, provoco que mi cerebro se nublara y solo dejara a mis sensaciones funcionar. Vulnerabilidad cubriéndome y necesidad por afecto, brotaron de donde ignoraba que se ocultaban.
Las remembranzas de anhelos olvidados y emociones restringidas en el pasado, revivieron simultáneamente con mis actuales deseos e inseguridades, mientras me dejaba arropar por el hombre detrás de mí, permitiéndome aceptar lo que él me ofrecía y yo tener lo que anhelaba.
Si esto implicaba que la soledad desaparecería, que podría apoyarme en alguien y ser su complemento al mismo tiempo, aferrarnos mutuamente cuidando del bienestar del otro, luz en lugar de oscuridad teniendo y siendo la especial, única y favorita persona de todas las demás. Yo no podía aguardar para que lo que alguna vez dijo Junsu se volviera realidad, que cuando se trataba de amor, tu corazón no desparecía si lo entregabas, sino que ganabas otro más que junto con el tuyo lentamente se fundirían en uno solo, más fuerte y más sólido.
Por primera vez plenamente seguro de que quería eso, asentí sin oponerme a que él me girara y correspondí a cada uno de sus besos hasta que estos se volvieron perezosos y ambos nos quedamos dormidos envueltos el uno en el otro.

3 comentarios:

  1. que romántico ya acepto jj que se enamoro de yunnie que bellos :)

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  2. Oh! Eso fue muy bello, muy romántico.. ...anillos. ..aww los anillos de pareja del Yunjae.. ...
    Me gusto mucho este capitulo, por fin Jae dejo de rechazarlo, almenls esta vez.. ...

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  3. Hermoso, al fon Jae acepta a Yunho como pareja, que emoción.

    Gracias!!!

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