Memorias de un mafioso: Capítulo 10

La base universal de la cooperación, es recibir beneficios recíprocamente.
Herbert Spencer

No recordaba alguna vez en la que dormir haya sido tan pacifico sin despertar constantemente después de tener una pesadilla, o en la que el material debajo de mí, no causara malestares en mi espalda y cuello. Esos factores hicieron que entendiera la realidad recordando el lugar donde me encontraba, pero rehusándome a abandonar ese estado de deleite, me acurruque pasando los brazos por debajo de una esponjosa almohada y enrollándome aun más en el ligero cobertor.

—Hey tú, ya párate.
La ruidosa y molesta voz, perturbo mi segundo intento de descanso pero no lo suficiente como para que me rindiera a este. Y aunque el colchón empezó a ser sacudido, tan solo fingí no darme cuenta de ello.
—¡Levántate!
De pronto mis pies se vieron obligados a sostener el resto mi cuerpo cuando fortuitamente fui enviado por el aire hasta tocar el suelo, donde afortunadamente –igual que los gatos– caí parado.
—¡Por lo menos avise! ¡Aun estoy enfermo! —respingué.
—Solo quería comprobar si aun vivías, el doctor dijo que no despertabas solo porque no querías hacerlo.
Elevé mi mentón sintiéndome indignado por la información, ahora solo faltaba que me dijera que también tenía gripa porque así yo lo quería, como si uno planeara enfermarse y sentirse mal solo por gusto. Aunque lo curioso es que en efecto, yo estaba tan plácidamente recostado que no deseaba abandonar esa posición aun.
—Estaba recobrando mi salud —me auto-defendí.
—Sí, me imagino —No sé por qué, pero ese tono que utilizo me pareció sarcasmo, pero no le recrimine porque no me sentía con derecho de hacerlo—. ¿No deberías decirme algo? —pregunto.
—¿Eh? —Observe como arqueaba una de sus cejas y cruzaba sus brazos esperando algo de mí—. ¿Gracias?
Rodo los ojos girándose para ir por el encendedor encima de la pequeña mesa en una esquina de la habitación, encendió un cigarro y después de soltar una bocanada de humo gris me miro. —Cancele la renta de la pocilga donde vivías.
—¿Qué? —Achique los ojos no logrando comprender todavía lo que me dijo, un minuto después lo hice—. ¡¿Por qué?!
—Ahí eche tus cosas —Señalo hacia un bulto negro recargado en la pared—, iba a tirarlas pero los chicos dijeron que quizás las necesitarías.
Por un momento deje mis dudas para correr a revisar el contenido de la bolsa, mis quince prendas estaban ahí junto con mis calcetines y ropa interior, y solo de pensar que esto último haya sido tocado o quizás hasta examinado por él, me dio escalofríos.
Mire hacia mi cuerpo descubriendo que la ropa que llevaba puesta no era mía, mordí mi labio inferior y voltee hacia él.
—Jefe, ¿quién me vistió?
—Yo.
—Oh —Rasque mi oreja pensando en que no era nada del otro mundo, después de todo ambos éramos hombres, pero luego recordé lo de la noche anterior—. Jefe, ayer, usted, ya sabe.
—¿De qué hablas?
—Nada, olvídelo.
—Si te refieres a lo que hice después de que te quedaras dormido en plena acción, puedo decir que no fue nada —Suspire de alivio pasando los dedos entre mis cabellos, él solo me había cuidado—. Nada más toque por allí y por allá.
—¡Yah! ¿Qué clase de persona le hace eso a otro hombre inconsciente? —Salió del cuarto y yo fui tras él—. ¡Siquiera escúcheme!
—¡Jaejoong! —La voz a coro de los chicos sentados en la sala me tomo por sorpresa.
—Qué bueno que ya te encuentres mejor, creímos que no lo lograrías —Myungsoo dijo.
—Bueno, mala hierba nunca muere —conteste sonriendo caminando para acercarme a ellos siendo detenido a los pocos pasos por el jefe.
—Ellos te escuchan perfectamente desde esta distancia —menciono todavía sosteniendo mi camiseta de algodón.
—Jae, te trajimos chocolates, el jefe dijo que te gustaban, no sabíamos realmente cuáles eran tus preferidos así que conseguimos de todos los malditos tipos que encontramos, parece que…
Mi vista se fijo en el montón de cajas apiladas en la mesa central y otras en uno de los sillones, fui incapaz de seguir escuchando lo que ellos me decían cuando mis ojos se nublaron. Jamás nadie había mostrado una actitud tan gentil para conmigo, no había recibido una especie de visita después de recuperarme de algún tipo de malestar, diablos estoy seguro de que ni siquiera se habían enterado o preocupado por saber cómo me encontraba. Y por recibir un gesto como este, la felicidad iba creciendo dentro de mi cuerpo, lo que sin querer me provoco lágrimas, pero era demasiado vergonzoso para mostrarlas a los demás. Siempre mantuve muy en alto la barrera de mi espacio personal, nunca dejando oportunidad para que alguien se inmiscuyera en mi vida porque así era como yo lo deseaba. No dependencias y no ataduras de ningún tipo.
Pero la panorámica que representaba el recibir un poco de afecto, por muy sencillo que este fuera, era tan extrañamente atrayente que por un segundo desee tenerlo siempre.
—Gracias chicos —hable destapando uno de los chocolates llevándolo de inmediato a mi boca.
—Ya es hora de que se marchen —El jefe indico sacudiendo su mano derecha—, les dije que solo podrían estar aquí un rato, ya paso, así que ahora fuera.
—Pero jefe, Jaejoong aun no… si usted tiene razón, nos vemos en la oficina.
No supe exactamente si fue la mirada que el hombre les dio o la forma en que presiono su puño en su otra mano, pero ellos se inclinaron y salieron rápidamente del departamento.
—¿Por qué la forma en agradecerles a ellos parecía más sincera que cuando lo hiciste hacia a mi?
—¿Uh? Yo solo estaba…
—Desde mañana regresaras a la compañía, y dado que ya no tienes nada que ver con Junsu, estoy dispuesto a darte un sueldo justo —Aun pensando en cómo contestar su anterior pregunta, solo podía escuchar lo que él me decía—, incluso tomaré el depósito del lugar donde vivías y lo invertiré por ti.
—Espere un momento, aun no me ha dicho quien le dio permiso para cancelar el contrato que tenía por mi casa, ¿dónde se supone que viviré ahora?
—Aquí —Lo dijo como si fuera lo más normal del mundo.
—Olvídelo, solo deme mi dinero, no necesito que usted trate de duplicarlo o lo que sea que pretenda hacer —Camine de regreso a la habitación sacando algo de ropa para cambiarme—. Quizás si voy con el propietario pueda rentarme de nuevo el cuarto —murmure.
—¿Qué si me niego?, ¿a dónde iras sin un solo centavo?
—Tengo bastantes conocidos a los que no les importaría darme hospicio si…
Antes de que pudiera terminar mi frase, él se me acerco tanto, que tuve la necesidad de retroceder y así lo hice hasta que tope con la pared. Con el muro imposibilitándome la huida, tuve que tratar de serenarme al tenerlo cara a cara.
—Te lo voy a decir solo una vez Jaejoong, si te llego atrapar o me entero de que te ves con cualquier otra persona, voy a castrarte y no bromeo ¿entiendes?
—¿Terminó? —Lució dudoso sin mostrar señas de decir algo más—. ¿Qué si terminó de hablar?, porque realmente tengo prisa —Utilice mis manos para intentar alejarlo y así poder salirme de su barricada, pero fue inútil—. Mire, no sé qué le da el derecho de intentar controlarme, que yo recuerde usted no es mi amigo, ni tenemos algún tipo de lazo sanguíneo o amoroso, así que…
—Dijiste que era tu chocolate —especifico.
—¡¿Cuándo dije tal cosa?!
—Solo analízalo por un segundo, viviendo aquí estarás a solo diez minutos de la universidad —Algo que era cierto—, usualmente tu recorrido duraba una hora ¿no es así? —Sí, así era, y si no tomaba el autobús a tiempo tenía que esperar otros veinticinco minutos a que el otro pasara—, este lugar es grande y te dejare utilizar las cosas que están aquí.
—Y supongo que a cambio quiere que me encargue de la limpieza y esas labores —declare con hastío.
—Le pago a alguien para que haga eso —puntualizo—, pero tienes razón en algo.
—¿En qué?
—No somos nada, pero me gustaría que fuéramos… algo —Trague el pequeño nudo en mi garganta al ver su seria expresión—. De lo que mencionaste, la opción que me agrada mas, es la de amante.
—¿Amante? Yo tampoco dije eso, bueno no de esa manera.
—Durante catorce años he esperado por ti, siempre pensando en ti.
Una de sus manos me tomo de la cintura y la otra atrajo mi cuello para que mi cabeza descansara en su hombro, todo era tan raro que no sabía qué hacer, decir o pensar. Era una buena propuesta la que él me estaba dando, yo lo tenía más que claro, de ser el recadero-intendente a el novio del jefe de los mafiosos era un gran, gran avance. ¿Pero entonces por qué me era tan difícil simplemente aceptar? mi razonamiento me gritaba fuertemente que me retirara y rechazara cualquier cosa que él me ofreciera.
—Alguna vez insinuó que quería que nosotros, usted ya sabe —Moví mis manos señalando a ambos y luego a la habitación, y aunque en realidad no es que él solo lo hubiera “insinuado”, de hecho, él lo había especificado claramente con todas sus letras, pero obviamente yo deseaba pretender algo de indiferencia—. Y dado que entre lo que propicie en el pasado y las molestias que se tomo al cuidarme, aunque debo precisar que yo no lo pedí, pero siempre he sido agradecido, así que supongo que si estoy de acuerdo en hacerlo estaremos de alguna manera a mano. Solo le digo que esta será mi primera vez de esa forma por lo que no le aseguro que seré lo suficientemente complaciente para usted.
Sus facciones lentamente se fueron endureciendo y tornándose cada vez más terroríficas, pero me las arregle para mantener mi aspecto cool y despreocupado. Mismo semblante que creo propicio que él apretara sus dientes clavándome los hombros con sus manos en la pared haciendo que un ruido hueco llegara a mis oídos cuando mi cuerpo topo con la rigidez del muro.
—¡Quizás debí dejar que te murieras de ese resfriado tan estúpidamente cuidado que tenias! ¡No sé por qué te empeñas en hacerme enojar con cada maldita palabra que sale de tu boca! ¡Es como si creyeras que no voy hacerte nada! ¡¿O es que perdiste la razón?!
Sus gritos estuvieron a casi nada de reventarme los tímpanos, afortunadamente no paso, pero si me dejaron un pitido en mi cabeza. Sus manos aplicaron más fuerza en mí, y mis infortunados huesos estaban protestando por la brutal agresividad.
—¡No jefe, no es eso! —Rápidamente hable intentado con esto que él aligerara la presión.
—¡¿Qué jodidos es entonces?! ¡Primero me dices que lo recordaste y te comportas de cierto modo! ¡Y ahora me vienes con toda esta basura! ¡Solo estas logrando que piense que eres un miserable mentiroso que se divierte jugando conmigo!
El pavor corría a miles de kilómetros por hora dentro de mi torrente sanguíneo, sentía que la muerte estaba a punto de besar mi frente para darme la bienvenida, pero milagrosamente, no sucedió. El jefe me libero antes de darme la espalda.
—Solo di que no me toleras o cualquier cosa que pase por tu mente, pero deja esa actitud idiota que me enferma. Estoy proponiéndote algo seriamente y sin ningún esfuerzo te burlas como si…
—No es así, yo no estoy haciendo eso, yo solo… yo solo.
—¡¿Tú solo qué?!
Sabía que las posibilidades de que en mi interior crecieran sentimientos por él, si es que nosotros comenzábamos a convivir bajo el mismo techo, eran exageradamente altas, de eso no tenia duda. No solo el vínculo entre ambos seria más estrecho sino que perdería la autonomía que hasta ese día tenia, algo que de ninguna manera era mi intención.
—No me gustan los compromisos ¿de acuerdo?, y vivir juntos implicaría eso —expuse parte de mi preocupación.
—Pero yo no hable de algo serio entre nosotros —Se giro mostrando una media sonrisa—. Tú necesitas un lugar en donde vivir y yo un amigo intimo, esto sería solo por conveniencia mutua, mientras el interés este presente, así que en cuanto me canse de ti te lo hare saber y tendrás que marcharte.
—Entonces mientras usted lo desee estaremos juntos pero una vez que no sea así, ¿estás dispuesto a darme dinero para que no tenga que preocuparse por mí?
—No creo que tuviera que preocuparme por ti, pero está bien, el darte dinero no representa mucho para mis bolsillos.
Ahí estaba él de nuevo alardeando de su cuantioso caudal, como si eso fuera muy envidiable, pues si, si lo era, pero no le daría el gusto de verme celoso por ello.
—Así que, ¿es un trato justo o no?
—Supongo —Mi subconsciente me advertía del peligro que corría al aceptar su ofrecimiento, pero en ese entonces la facilidad con la que se resolvería mi situación fue tan seductora, añadiendo el impulso extra de permanecer a lado del hombre que durante mucho tiempo represento ser mi ideal, que no medí las consecuencias—. Bien, acepto.
Dio una última fumada a su cigarro –su segundo en menos de una hora– lanzándolo después al impecable piso y lo apago con la punta de su pantufla. La ceniza esparcida en el blanco mosaico no significo nada para él. —Entonces ahora que oficialmente somos amantes, deberíamos empezar a comportarnos como tal —Ni siquiera había terminado su frase, cuando ya lo tenía sobre mi manoseándome de arriba-abajo sin recato o pudor en él.
—¡Hey! —Con mi boca impedida por la suya, mis protestas murieron antes de salir por lo que tuve que utilizar mis brazos para zafarme, y habría sido más práctico si mis piernas no hubieran estado restringidas por las de él quien se las ingenio de algún modo en entrelazarse con estas, así que no me quedaba más que trabajar con lo que tenía a mi disposición hasta que finalmente conseguí recuperar el control de mis labios—. Lo que pase entre los dos debe ser de mutuo acuerdo, así que usted no puede obligarme a ir más allá de donde yo le permita.
—Háblame de tú y ¿cuándo exactamente es que me “permitirás” llegar aquí? —Inconfundible sarcasmo lleno su pregunta pero lo verdaderamente importante fue que el lugar al que apuntaba con ‘aquí’, era donde estaba frotando perseverantemente con su rodilla, y ese era nada menos que mi sitio sagrado, si, ese mismo que se imaginan.
—Eh… yo… tengo…tengo que pensarlo —Dificultosamente pude formar una pausada oración correcta.
—¿Qué tienes que pensar?
Sus dedos inmiscuyéndose por detrás dentro de mi ropa interior más la fricción en la parte delantera, empañaba mi visión, mente y todo sentido cabal que tuviera —Al…al menos hasta que termine con mis exámenes y que… ¡yah! ¡deje mi cuello en paz!
—No tiene sentido esperar, eso solo aumentara mi libido —Él lo dijo como si yo fuera a creer que eso era siquiera posible—. Pero está bien, te daré un tiempo.
¡Oh! Yunho el misericordioso me había dado una prorroga, ¡cuán divino era él! Torné los ojos en cuanto él se desprendió de todas las porciones de mi cuerpo de las que me estaba afianzado.
Y no sé cómo, ni sé cuando, pero mis pantalones habían sido desabrochados y si no es por mis perspicaces manos que alcanzaron a sujetarlos, yo habría quedado semidesnudo ante ese impúdico hombre al que a partir de ese momento consideraría mi compañero de departamento y, sexual.
El reincorporarme a clases me hizo constatar que ausentarme aunque fuera por un par de días, traía como resultado que mis deberes se incrementaran, tenía que hacer el doble de tareas y buscar a la gente correcta para que me pasara los apuntes, afortunadamente no era yo el único cerebrito en la universidad –modestia aparte–.
El estrés estaba afectándome y lo único que podía contrarrestarlo era la cafeína o nicotina. Como esto último no era permitido dentro de los pasillos de la universidad, me conforme con un poco de café.
La máquina expendedora proporcionaba unos horrorosamente ácidos, pero era lo más cercano y barato, así que resignado me dispuse a darle un sorbo, y en esas estaba cuando el cálido aliento que un susurro en mi oído fue dado, hizo que el liquido casi se fuera directo a mi nariz.
—¡¿Por qué demonios cuchicheas conmigo tan de imprevisto?! —le grite a Junsu quien lucía una –muy rotunda– falsa sonrisa inocente.
—Creí que habías escuchado mis pasos —contesto—, pero dime ¿ya lo hiciste con Yunho? ¿eso de reportarte enfermo fue un pretexto cierto? estoy seguro de que no te dejo ir hasta que estuvo completamente saciado, ah, te compadezco.
Fruncí el ceño levantando mi mano para interrumpirlo. —Aunque no tengo por qué hablar sobre mis asuntos privados contigo, realmente estuve muy enfermo y no, entre él y yo no ha pasado, eso —Por un instante me moleste ante la idea de que en mi pasado momento de delirio febril, había pensado en que Junsu fue a mi rescate, patético yo.
—Oh, qué bueno que ya estas mejor. Volviendo al tema —Conspiradoramente, se acerco poniendo una mano sobre una orilla de su boca y otra sobre mi hombro bajando dos decibles el tono de su voz—, cuando te llegue el momento, solo recuerda que debes aguantar como un hombre, y que él tarde o temprano se cansara aunque claro, para cuando eso suceda tú ya estarás totalmente molido, pero aun así darás gracias a la madre naturaleza por no hacer a su cuerpo inagotable.
De nuevo gire los ojos no poniendo mucha atención a sus palabras, sabía que la mayoría de las veces él tendía a sobre exagerar, además de que en sus ojos se le notaba que deseaba atemorizarme.
Débilmente asentí hacia él antes que se marchara dejándome con un café frío en las manos. Totalmente frustrado, camine hasta la pequeña alcantarilla rectangular cerca de uno de los jardines y vacié el contenido del vaso de cartón, luego tire este en el contenedor correspondiente.
Ajuste el tirante de mi mochila y me dirigí a la salida, ahora que contaba con Yunho –mi sugar daddy– podría darme el lujo de utilizar su computadora e internet para mis tareas, consultando información online en lugar de hacerlo en una biblioteca, una indiscutiblemente muy cómoda ventaja de la relación.
—¡Kim Jaejoong!
El segundo susto de ese día había sido provocado por el grito del otro entrometido amigo mío, Lee Minho. Se coloco junto a mí y dio un ligero manotazo en mi brazo.
—Me entere que estabas enfermo.
—Sí pero ya no, gracias de todos modos por preguntar, tan tarde —le hable irónicamente.
Hizo un sonido extraño antes de arrebatarme mi mochila alzándola en toda su extensión de sus largos brazos y aunque trate de recuperarla la obvia diferencia de estatura me lo imposibilitó, ¿por qué diablos a todos los tipos altos les gustaba hacer esta estúpida broma? —Te llame pero parece que tu celular estaba apagado y…
—Está bien, de cualquier forma mi salud volvió a ser la misma —Me estire levantándome de puntas pero nuevamente fue inútil el alcanzarlo—. ¿Podrías devolvérmela? —le pregunte con molestia.
—También escuche que estas saliendo seriamente con alguien.
—Vaya, por lo visto hay muchos rumores sobre mi últimamente —Ni por un segundo mi enfadada expresión cambio—, déjame adivinar, Junsu te lo dijo.
—Pues sí, la verdad es que lo anda ventilando a todo el mundo —Aw, ese maldito boca floja, seguramente desde lo de la cafetería, moría de ansias por contárselo a alguien—, al principio supuse que solo era un invento para que todos los tipos perdieran el interés en ti, pero ya que no lo niegas, supongo que es cierto.
Suspire subiendo los hombros con desinterés, a como estaban las cosas, valía lo mismo mi estatus social.
—¿Y qué tal? ¿Es cierto que se cae de bueno, como dice Junsu?
—Podría decirse, parece hecho con cincel y además se ahoga en dinero —solté sin inmutarme.
—¿Y cómo es que con esas características no te escuchas animado?
—Porque es un activo —murmuré rogando porque no me cuestionara.
—¿Cómo? —Tristemente mis plegarias no funcionaron e infelizmente tendría que hondar en el tema.
—Aish, que a él le gusta ser el de arriba, es un sopla-nucas, da pero no deja que le den, ¿entendiste o necesito ser mas especifico? —le dije exasperadamente dándole todos los términos que se me ocurrieron.
—Pero, pero, cuando yo te propuse que tú y yo, me dijiste que no porque a ti no te gustaba ser el pasivo y aunque insistí, siempre decías lo mismo pero ahora tú.
Su declaración fue tan rápida que llego el punto en que me perdí en la conversación, afortunadamente él bajo la guardia y con ello mi mochila, la jale de un extremo apresurándome en distanciarme de él.
—Si Minho, como tú digas. ¡Nos vemos! —me despedí estando ya con un pie fuera del campus.
Era verdad, desde siempre no solo él sino varios más, me habían ofrecido tener algo conmigo y yo los había rechazado por mi bien definido rol. Y no es que yo estuviera muy convencido de cambiarlo ahora con Yunho, es más, ni lo quería, pero él con todo ese estricto temperamento que descargaba en mí, me dejaba nulas ganas de discutir el tema.
Ni hablar, ya que había accedido a esa desdichada transacción con él, tenía que acatar las consecuencias sin importar los consejos u opiniones que cualquiera me diera.

2 comentarios:

  1. Jajajja desdicha? Ya veremos si Opina lo mismo una vez este en ello.. ...debió de tomar en serio los Consejos de Junsu. ....Oh ya quiero leer esa parte, sera muuy interesante. ....
    Que estupendo digo no es que sea romántico pero ya es algo, al menos viven juntos y Yunho le esta dando tiempo.. .....
    Jajjajaja muero ante la idea de un Jae activo.. ...Joongie es mas pasivo que nada pero bueno es su orgullo masculino.. .....
    Gracias me fascina esta aaptacion. ....tal vez me lea el Manga cuando lo acabe.. ..

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  2. Jajaja.. lo único que preocupa a Jaejoong es ser el de abajo, ya no dice nada de que no quiere ser su pareja, solo lo de ser el uke.

    Gracias!!

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