Capítulo Once
La cabeza de Yoochun daba vueltas. Deseaba a Junsu, siempre lo
había deseado. Se había prometido darse unos días para pensar qué hacer con él
luego de romper con Kwan, pero era imposible pensar teniendo los labios de
Junsu flotando bajo los suyos.
—Por favor, Chun-ah. Bésame.
Gruñendo, sus manos agarraron las caderas de Junsu mientras sus
labios chocaban y su lengua le saqueaba la boca. Podría haberse resistido de no
ser por el diminutivo susurrado. Junsu sólo lo llamaba Chun-ah cuando hacían el
amor, por lo general cuando se venía.
Junsu se fundió en el beso, haciendo un suave y necesitado gemido
de aprobación desde el fondo de su garganta, sus labios se sentían cálidos y
húmedos mientras se movían contra los de Yoochun. El sonido explotó en la ingle
de Yoochun y Junsu caminó hacia atrás hasta que quedó atrapado contra la pared,
con la rodilla de Yoochun presionándose con fuerza entre sus muslos. Gimió otra
vez mientras se frotaba descaradamente en contra del fuerte musculo, ondulando su
cuerpo como un lago agitado por la tormenta.
Yoochun atrapó la cabeza de Junsu entre sus manos y apartó su
boca, jadeando en busca de aire. —¿Por qué? —Deseaba tanto esto pero tenía que
saber por qué Junsu lo comenzaba ahora. Él había sido muy bueno respetando su
espacio, tan bueno que Yoochun se había preguntado cuánto le molestaba haber perdido
su relación basada en sexo.
Junsu soltó un suspiro tembloroso y dejó que su mano se apoyara en
el sólido calor del pecho de Yoochun. —Volvamos al cuarto. En verdad no quiero
tener esta conversación sentado en el suelo delante de una pared llena de
ventanas.
—No estoy seguro de querer llevar esto al cuarto.
—No voy a presionarte. Lo prometo.
Yoochun le lanzó una mirada de incredulidad. ¿Entonces qué estaba haciendo
ahora mismo si no era presionar? Vio por la ventana hacia la casa. —Supongo que
ya que todos saben lo suficiente, probablemente no van interponerse entre
nosotros, ¿eh?
—Esto no fue una trampa —dijo Junsu rápidamente—. No sabía que
iban a hacer esto.
Yoochun asintió. Le creía. La expresión de sorpresa en su rostro cuando
se dieron vuelta para encontrar que todos se habían ido, fue sincera. —Vayamos
adentro.
Sin siquiera molestarse en recoger su chaqueta, Yoochun salió al frío,
dejando que Junsu apagara las luces. Tal vez el agudo viento despejaría su
cabeza y, si tenía suerte, sometería a su erección. La sala estaba vacía, como
había predicho. Vaciló un momento fuera de la puerta, pero pasó y entró al
cuarto de Junsu. Habían sido amantes durante toda su vida como adultos así que
¿por qué se sentía como si fuera la primera vez que iban a estar solos en una
habitación?
Entrando detrás de Yoochun, Junsu se quitó los zapatos y encendió
una pequeña lámpara que extendió un cálido resplandor a su alrededor. Apiló dos
almohadas y se sentó cerca de la cabecera de la cama. Yoochun volteó hacia la
única silla en la habitación y luego se obligó a recostarse atravesado en la
cama. Poniéndose de costado, apoyó la cabeza en su mano y lo miró. Ya le había preguntado
dos veces. Ahora esperaría a que él empezara.
Junsu pasó saliva y se removió, sus dedos retorciéndose encima de
las mantas. Finalmente, respiró hondo y habló. —He estado pensando mucho
últimamente. —Se detuvo, y Yoochun esperó a que continuara—. Sobre lo que
quiero de mi vida... a quien quiero en ella.
Yoochun lo interrumpió. —Sabes que siempre vas tenerme en tu vida,
incluso si no tenemos ninguna relación romántica o sexual, ¿verdad? —Sintió la
necesidad de confirmar que el sexo no era parte de un ultimátum para decidir el
destino de su amistad.
Junsu asintió. —Lo sé, pero… —Hizo una pausa y suspiró—. Estoy
tratando de averiguar qué palabras usar para que esto tenga sentido. Temo que
si lo digo mal, te enojaras e iras.
Arrastrándose cerca, Yoochun lo tomó de la mano. —No me iré hasta
que me digas que terminaste. No somos muy buenos en hablar sobre nuestros
sentimientos, ¿verdad? Solemos pasar todo nuestro tiempo hablando acerca de los
de Jaejoong. —Se rió y algo de la tensión entre ellos disminuyó.
—Verte con Kwan Ho realmente me molestó —espetó Junsu—. Siempre supe que a veces
salías con alguien, pero era en teoría. Pensé que quería que lo hicieras.
Quiero decir, era lo justo, teniendo en cuenta lo lejos que estaba, pero... la
realidad fue más de lo que pude soportar. Quiero que seas feliz, pero quiero
ser la persona que te haga feliz.
Yoochun se debatió entre decirle a Junsu que ya no estaba saliendo
con Kwan Ho, pero decidió esperar a que terminara.
—Siempre asumí que era sólo cuestión de tiempo antes de que encontraras
a una chica, te casaras y tuvieras hijos. Has hablado de ello desde que teníamos
dieciséis años. Con un poco de ayuda de Changmin, me di cuenta de que me había estado
manteniendo sumamente ocupado con los viajes y presentaciones, porque no quería
estar cerca cuando eso sucediera. —Junsu cerró los ojos. De alguna manera era
más fácil ser brutalmente honesto cuando no estaba mirando a la persona que
juzgaría sus palabras—. Me mantuve lejos de ti diciéndome a mí mismo que era
sólo sexo, y así no me dolería tanto cuando eligieras a alguien por encima de
mí. Es decir ¿cómo podría competir con alguien que podría darte hijos?
Junsu abrió los ojos. —Mereces ser papá y algún niño merece tenerte
como su papá.
Los ojos de Yoochun se llenaron de lágrimas. El dolor en la voz de
Junsu lo lastimaba físicamente. Extendió la mano para atraerlo hacia sí pero
Junsu alzó la mano. —Déjame terminar, ¿sí? Si me abrazas, no voy a poder.
Yoochun asintió. Conocía esa sensación.
—Changmin dijo que yo estaba asumiendo que sabía lo que querías y
que debería de preguntártelo, pero me parecía cobarde el averiguar lo que tú querías
antes de decirte lo que yo quería. Así que aquí va... Parecerá egoísta por mi
parte, pero no me importa. Te quiero. No sólo por esta noche. No sólo durante
la gira, sino para siempre. No sé cómo va a funcionar. Me imagino que lo
arreglaremos como cualquier otra pareja con profesiones exigentes y horarios
locos, pero quiero saber que tú eres la persona con la que despertaré al lado
cuando tengo setenta.
La resistencia de Yoochun falló. Al igual que durante la
conversación con Yunho, su necesidad por las palabras había terminado. No tenía
ninguna duda de que Junsu y él pasarían mucho tiempo hablando de esto por las
próximas semanas. Podía verlos abrazados en la oscuridad después de hacer el
amor, pasar horas hablando de sueños y cómo hacer que se volvieran realidad, y
él quería eso, pero ahora mismo necesitaba tocar, sostener, al único hombre que
había amado.
Se deslizó cerca, tirando de él a sus brazos. —Seré el hombre más
afortunado de setenta años en el planeta —dijo con voz ahogada. Sonriendo a
través de sus lágrimas y acariciándole la mejilla—. Te amo. —Esperaba que Junsu
pudiera oír la diferencia. Le había dicho que lo amaba desde hace años, pero
había sido de la misma forma en que se lo decía a Jaejoong. Esta vez lo dijo
como un voto entre amantes.
Yoochun siempre pensó que la sonrisa de Junsu era como un rayo de
pura alegría, pero la mirada de sus ojos cuando lo acunó cerca, era un rayo de
amor puro, y le robó el aliento. —De verdad me quieres —dijo con voz ronca por el
poder de las emociones reflejadas en los ojos de Junsu.
—Siempre te he querido. Desde el primer momento en que entré en el
gimnasio de la SM y alguien susurró tu nombre, oré porque te añadieran al mismo
grupo, así tendría una excusa para estar cerca de ti.
—Los has escondido tan bien.
—Uno no sobrevive a la SM y sin una fachada impenetrable, y la
forma en que me sentía respecto a ti era una debilidad.
—Ya pasó mucho tiempo de que terminamos con eso.
Junsu rompió el contacto visual por primera vez desde que Yoochun le
había dicho que lo amaba, y sus ojos fueron a su pecho. —Creo que todavía todos
tenemos comportamientos tanto buenos como malos, que aprendimos en la SM.
Yoochun le alzó la cara con los dedos. —Y no cambiaría nada de
eso. Sin la SM no te tendría a ti o a mis mejores amigos, pero vamos a intentar
deshacernos de este. Me gusta saber cómo te sientes.
—Aun no te digo que te amo, ¿o sí? —La mano de Junsu se interpuso entre
ambos para colocarse sobre el pecho de Yoochun.
—No, pero puedo verlo en tus ojos.
Junsu sonrió, su mirada cambiando entre la boca de Yoochun y sus
ojos. —¿Crees que ahora podríamos dejar de hablar? Sé que sólo te pedí un beso,
pero esperaba muchos más.
Yoochun le pasó los dedos por el cabello. Era tan suave y cálido
como el pelaje de un gatito, y tan tentador para una mascota. Su pulgar se
extendió para rozarle el labio inferior, fijando los ojos en la boca de color
rosa cuando la punta de la lengua salió para degustar la piel salada.
Su inquietud se había calmado el momento en que tomó a Junsu en
sus brazos, pero la urgencia estaba formándose de nuevo. Colocó su mano por detrás
de la rodilla de Junsu y jaló de esta para ponerla encima de su cadera. —Realmente
quiero estar dentro de ti.
—Que bien... —Junsu soltó el aire que había estado conteniendo—. Estaba
preocupado de que pudieras estar de acuerdo con la idea de Yunho de ‘tenemos
que tomarnos las cosas con calma’.
Yoochun echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Rodándolo
debajo de él, se instaló entre sus piernas e inclinó la pelvis en el ángulo correcto
para conseguir que los ojos de Junsu se pusieran en blanco. Acariciando la
línea de su mandíbula, le lamió el hueco detrás de su oído, susurrándole: —Prefiero
demostrarte lo mucho que te amo haciéndote venir con tanta fuerza que veras las
estrellas.
Junsu tragó audiblemente. —Yo también.
Arrodillado entre las piernas abiertas de Junsu, Yoochun le quitó
la camisa y luego la suya. Lanzándolas descuidadamente a un lado y mirando hacia
abajo mientras las manos de Junsu subieron por su torso, delineando con sus
dedos cada músculo. —Hoy nos ejercitamos mucho. Tal vez deberíamos ducharnos primero.
Junsu negó con la cabeza, estirando los brazos y enroscando los
dedos en el cabello de Yoochun. —Hueles real, a sal y viento, en lugar de jabón
y colonia. Luego lo haremos... —su respiración se entrecortó cuando los dedos
de Yoochun rozaron su erección al desabrocharle el pantalón—, quizás. Pero
entonces olerás a sal, viento, sexo y a mí. ¿Cómo podré resistirme a eso? —Le
sonrió.
Una de las comisuras de la boca de Yoochun se curvó en respuesta a
la provocación de Junsu. Trazándole la longitud del pene a través de sus calzoncillos,
lo acarició de arriba abajo con su mano. Junsu se retorció y retorció hasta que
finalmente enganchó los pulgares en la pretina de sus pantalones y se deshizo
de ellos junto con la ropa interior de un sólo tirón. La sonrisa satisfecha de
Yoochun se desbordó en plena risa por su evidente impaciencia. Pateando para
quitarse sus propios pantalones, atrajo su cuerpo desnudo contra el de él. —Te
ves bien en mis brazos —gruñó posesivamente.
—Me alegro de que pienses así, porque no tengo ninguna intención
de dormir en otro sitio.
—¿Planeas dormir pronto?
—Dios, espero que no. —Junsu sonrió, reclamándole labios en un ardiente
beso.
Con ternura y cuidado, Yoochun besó, mordió y lamió cada centímetro
del cuerpo de Junsu, desde las plantas de sus pies hasta la piel increíblemente
suave detrás de su oreja. Cuando la respiración finalmente creó una sensación
fantasma sobre los tendones temblorosos en la parte superior de los muslos de
Junsu, este se quebrantó. Sus manos insistentes empujando y tirando del cabello
de Yoochun, en silencio rogando por más. Un maullido lastimero hizo que los labios
de este se curvaran en una sonrisa petulante en contra de la piel arrugada de
los testículos de Junsu.
—Ya casi, Junsu-ah —tranquilizó, mascullando el nombre hasta que
se transformó en algo que sonaba más como Zhunzhua. Metió una almohada por debajo
de las caderas de Junsu para tener mejor acceso, deslizando su dedo dentro de
la estrecha abertura. Acarició con su nariz el saco de aroma almizclado, empujando
su lengua en el pliegue. Junsu gimió y sus piernas se separaron aún más cuando
levantó sus caderas para empujarse en la lengua.
—¿Así? —dijo Yoochun antes de mover su lengua alrededor y sobre la
apertura arrugada—. ¿Quieres más?
Un ahogado gemido fue todo lo que Junsu logró responder, pero
Yoochun entendió, así que apuñaló la estrecha abertura con la punta de su
lengua causando que gritara. Penetró la apretada entrada, respirando profundamente
el aroma de la piel de su amante. Una y otra vez empujó dentro y luego lamió el
tembloroso músculo exterior hasta que las caderas de Junsu se alzaron de forma
errática. Consideró brevemente el joderlo con la lengua hasta llevarlo al
orgasmo, pero las demandas de su propio cuerpo eran demasiado insistentes. Apresurándose
en cubrir su pene con lubricante, deslizó sus dedos resbaladizos en el húmedo agujero,
torciéndolos para difundir el fluido. Entonces la cabeza roma de su pene se situó
frente al orificio fruncido y Junsu gimió, empujando sus caderas hacia arriba
contra la carne dura, retorciendo sus dedos en las sábanas y cerrando los ojos fuertemente.
—Mírame, Junjua —gruñó Yoochun—. Quiero ver tus ojos.
Los ojos de Junsu se abrieron, oscurecidos por el deseo y
necesidad. —Te deseo —dijo con voz entrecortada—. Por favor... —La última
palabra se alargó en un profundo gemido cuando Yoochun entró con un empuje
certero.
Yoochun se congeló, la gruesa cabeza de su pene estaba justo
detrás del músculo exterior. Acariciando con las manos los abdominales de
Junsu, susurró: —Tranquilo, Junjua. Relájate para mí.
Con varias respiraciones profundas, Junsu se relajó y Yoochun se hundió
más profundo. —Oh, Chun-ah —gritó, empujando sus caderas bruscamente, profundizando
el resto de la longitud en él. Este continuaba inmóvil, observando su cara. Pero
entonces los ojos oscuros se abrieron de nuevo y Junsu sonrió—. Muévete.
El lento deslizamiento en la sensitiva piel del interior del estrecho
canal aterciopelado de Junsu, hizo que ambos hombres estallaran en llamas. Los
largos y precisos empujes rápidamente se convirtieron en furtivos, duros e
irregulares, que los llevaron a un punto máximo. —Cerca... muy cerca... —advirtió
Yoochun, con voz erótica mientras lo llevaba a al borde con sus fuertes dedos rodeándole
su necesitado pene.
—¡Ah, Chun-ah! —Líquido espeso fue lanzado entre sus cuerpos en
tanto Yoochun se hundía dos veces más en el ceñido canal antes de pronunciar el
nombre de Junsu y enterrarse profundamente en su cuerpo. Ambos fueron
recorridos por estremecimientos, cada uno más enérgico que el otro. Los temblorosos
brazos de Yoochun finalmente colapsaron y él cayó encima de Junsu, quien
inmediatamente lo abrazó y mantuvo cerca.
De mala gana y con un suspiro, Yoochun se deslizó del cuerpo de su
amante, envolviendo sus brazos alrededor de la esbelta figura, apretándolo al
darse la vuelta. Los dos yacían jadeantes, con la sangre palpitando en sus
oídos.
Junsu se movió contra su pecho, causando con sus movimientos que el
pene de Yoochun temblara con renovado interés. Este gimió y lo sostuvo firmemente,
depositando un beso en las puntas húmedas de su cabello, y dándole a ambos un
minuto para volver a la tierra.
—¿Junjua? —susurró Yoochun finalmente, necesitando la confirmación
verbal de que su amante estaba bien.
Junsu musitó adormilado sobre su pecho.
—¿Ahora te sientes adecuadamente amado?
Fue respondido con otro asentimiento silencioso y un ‘si’ ahogado.
—Todavía hay algo que hace falta.
El interior de Yoochun se contrajo. —¿Qué?
Junsu lo miró, apoyando la barbilla en sus manos. —Te amo, Chun-ah.
*****
Yoochun se despertó por la manera en que su cuerpo estaba
rebotando varios centímetros sobre el colchón. Por reflejo, acercó a Junsu,
doblando su cuerpo por encima de él para protegerlo. Mientras que la niebla de
sueño se aclaraba de su cabeza, se dio cuenta de que las violentas sacudidas no
eran por un terremoto, sino por Jaejoong que estaba brincando de rodillas en la
orilla de la cama.
Gruñendo, se desplomó contra las almohadas y cerró los ojos, sin
soltar a Junsu, quien parecía que aún estaba durmiendo sobre su pecho. —Joongie,
deja de hacer eso —le ordenó a medias. Sabía mejor que nadie lo difícil que era
conseguir que Jaejoong parara cuando estaba emocionado acerca de algo. Estiró
su brazo y atrapó su muñeca para darle un tirón y tirarlo del lado opuesto a
Junsu. Extrañamente, notó que cuando todos estaban en una misma cama como en esta
ocasión, Jaejoong era por lo general el que iba al centro, pero esta vez no
tenía intención de poner nada entre él y Junsu, ni siquiera a Jaejoong.
En deferencia al hecho de que Junsu todavía parecía dormido,
Jaejoong habló en un susurro, pero emocionado. —¿Así que ahora ustedes dos están
juntos... como una pareja de verdad?
Yoochun abrió un ojo para mirar a su mejor amigo. Era muy temprano
para hacer frente a la tendencia de Jae sobre querer compartir confidencias
como una niña de doce años. —No, sólo lo quiero por la calidad de sus mamadas.
Jaejoong puso mala cara y le devolvió la mirada. —No te creo.
Yoochun cerró los ojos, pero sus labios se curvaron en una sonrisa
de satisfacción. —De todos modos vas a creer lo que quieras así que ¿por qué no
vas a creerlo a otro lugar? Aún no estoy listo para levantarme. ¿Dónde está
Yunho? Estoy seguro de que le encantaría ayudarte a gastar algo de esta energía
matutina.
—Me ha estado distrayendo durante horas, diciéndome que era
demasiado pronto para que te viniera a ver, pero no podía esperar más.
Yoochun hizo una nota mental sobre agradecerle a Yunho la próxima
vez que lo viera. Junsu murmuró algo y se metió por debajo de las cobijas para acercarse
a Yoochun. —Chunnie, haz que se vaya.
Yoochun se rió, acariciando con sus dedos el cabello de su amante.
—Lo estoy intentando. —Junsu asomó su rostro, con los ojos todavía cerrados y
Yoochun lo besó suavemente en los labios. Había querido sólo darle uno corto,
pero los labios de Junsu se abrieron bajo los suyos, aferrándose a su labio
inferior mientras se retiraba, atrayéndolo de nuevo para un más largo y prolongado.
Olvidando completamente que Jaejoong estaba en la habitación,
Yoochun lo rodó debajo de él, provocando su boca con la lengua. Una de las
manos de Junsu subió para enredársele en el pelo, y la otra le guío las caderas
para que se frotaran con su exigente erección matutina. El chasquido de la
puerta al cerrarse atrajo su atención, y Yoochun levantó la cabeza lo
suficiente como para darse cuenta de que Jae había desaparecido. Entonces sonrió.
—Creo que después de todo, es posible que hayamos encontrado la manera de
deshacernos de él.
—¿Hmmm...? —Junsu le pasó la lengua por el borde de la clavícula.
—Nada —dijo, inclinándose para probar la cálida piel del pecho de
Junsu.
*****
Junsu abrió otro cajón haciendo a un lado la ropa interior y los
calcetines. «Tal vez no lo trajo consigo».
—¿Qué estás buscando? —Yoochun se frotó el pelo con una toalla, llevaba
puesto un gastado pantalón de mezclilla que tenía varios agujeros y le quedaba
por debajo de las caderas.
La voz de Yoochun proveniente de la puerta del baño hizo que Junsu
saltara con culpabilidad. Toda su ropa estaba en la habitación de al lado, así
que no tenía ninguna razón legítima para andar rebuscando en los cajones de
Yoochun. Los ojos de Junsu viajaron desde el pecho desnudo de él hasta sus pies
descalzos, por un momento olvidándose de todo excepto de la poderosa necesidad
de llevarlo de vuelta a la cama.
Poniéndose la toalla alrededor del cuello, Yoochun sostuvo las
orillas de esta, inclinando de la cabeza. —¿Junnie?
—Ah... uh... Estaba lago así como buscando tus joyas.
Yoochun atravesó lentamente la habitación, yendo hacia él. —¿Por
qué?
Junsu agachó la cabeza, respiró hondo, y se encontró con su mirada.
—Estaba buscando tu anillo... el que te di. —Sus ojos se lanzaron hacia la mano
derecha de Yoochun.
Yoochun levantó las manos, frotando el pedazo de piel más claro en
su dedo anular. —Jaejoong te dijo algo.
—No —negó Junsu y luego se replanteó su respuesta. No quería que existieran
medias verdades entre ellos—. Me dijo que lo seguías usando cuando yo no
estaba, pero no era por eso que lo estaba buscando. Quería dártelo otra vez...
y quizás pedirte que consideraras que el tenerlo significara más de lo que la
última vez que te lo di.
Yoochun había apartado un brazo y estaba mirando a Junsu como si
estuviera tratando de leer su mente... o tal vez su corazón. Lentamente se quitó
el morralito que llevaba colgando en su cuello. El pequeño bolso de cuero que
Yoochun había comprado cuando visitaron el Gran Cañón, era algo que él casi
siempre llevaba consigo, así que Junsu ya ni lo tomaba en cuenta. Lo llevaba
por debajo de la camisa, contra su corazón.
Yoochun lo abrió y vació el contenido sobre su palma. Entre una
pequeña concha, una pluma, un cristal, una moneda, varios fragmentos de fotos y
otros objetos pequeños, estaba el anillo de platino. Recogiéndolo, se lo tendió.
Junsu tomó el anillo, aún caliente por el cuerpo de Yoochun, y lo miró.
—¿Considerarías el que signifique más?
Yoochun apoyó la cadera contra la cómoda. Tan sólo la apariencia
un tanto cautelosa le dijo a Junsu que él no estaba completamente relajado. —¿Qué
quieres que signifique?
Junsu pasó saliva y apretó al anillo en su puño cuando se dio
cuenta de que le temblaba la mano. —Que nos pertenecemos el uno al otro...
exclusivamente... para siempre.
El largo silencio provocó que Junsu se preocupara de que hubiera pedido
demasiado tan pronto. Estaba ensayando en su cabeza las formas de modificar la
petición, cuando Yoochun habló en voz tan baja que le tomó varios segundos el
darle sentido a las palabras.
—Siempre ha significado eso para mí.
El yoosu se entendio y qieren hacerlo serio
ResponderBorrarhermoso por fin junsu se ha decidido en tener a yoochun para el por siempre o hasta que cumplan 70 años oooooooooooooooh mas :)
ResponderBorraraaaaw me uno a la actitud frenética de Jaejoongie por la reconciliación del YooSu jijjji
ResponderBorraromo~ cuanta azucar!que lindo! Por fin!! Ya sentia yo que no se arreglaban! Hermoso de verdad! Ahora...todo esta bien no?Mi hermoso y perfectisimo Yunjae, el Yoosu y Changmin con su esposa.....y los 5 juntos en un grupo DBSK! o dios si eso ocurriera yo lloro, me desmayo, grito y no se tal vez me da un infarto de la impresion ja!
ResponderBorrarEl YooSu juntos y ahora unidos con derechos exclusivos. Jajaja.... el hermoso y travieso Jae interrumpiendo ansioso por saber, es lindo y amoroso con sus amigos.
ResponderBorrarGracias!!!