Capítulo Cinco
Diez minutos habían pasado
a ser veinte en el momento en que Yoochun estuvo fuera de la puerta de Yunho.
Secándose sobre sus muslos las manos húmedas, se bajó su camiseta negra de
cuello de tortuga, enderezó los hombros y tocó.
Yunho abrió la puerta
rápidamente, sin darle una razón para alejarse y asegurar que lo había intentado.
Dando un paso atrás, le hizo señas para que entrara. —Preparé café. —Se dirigió
a la pequeña cocina y sirvió dos tazas—. No es tan bueno como el de Iseul, pero
está caliente y cargado.
Yoochun aceptó la taza,
acomodándose en la esquina del sofá de dos plazas, subiendo un pie y metiéndolo
debajo de la rodilla opuesta. Yunho estaba inquieto, caminaba de un lado a otro
sin ningún propósito real. La energía nerviosa estaba cansándolo, así que dejó
la taza sobre la mesa. —Yunho, siéntate. —Cuando él lo miró con suspicacia,
suspiró. No le habría importado que le tuviera miedo por un par de semanas para
asegurarse de que tratara a Jae con guantes de seda, pero no podía tenerlo así.
Le molestaba—. No voy a golpearte... o incluso a gritarte. Quiero que Jae sea feliz
y estar contigo siempre lo ha hecho feliz.
Yunho se sentó en el brazo
del sillón, mirando abajo hacia a sus manos. —No estoy seguro de por qué.
—Yo tampoco —resopló
Yoochun—. Bueno, la verdad, eso no es cierto. Ustedes dos eran los mejores
amigos, y todos podíamos sentir la química entre los dos. Diablos, todo el
mundo podía sentir la química entre los dos. Fue una de las cosas que hicieron de
TVXQ un éxito. Sé que la química sigue ahí. La cuestión es, ¿puedes reconstruir
la amistad?
El silencio se prolongó, no
era cómodo pero tampoco tenso. En un tiempo, antes de que Yoochun sintiera como
que tenía que tomar partido, Yunho había sido tan cercano como su hermano.
—Espero que podamos. —Yunho
lo miró sin levantar la cabeza. Si hubiera estado sonriendo, habría creado esa
mirada tímida que siempre causaba que las fans gritaran, pero su expresión permaneció
seria—. No sólo con Jaejoong. Los extraño a ti y a Junsu. Mucho.
Yoochun se rió entre
dientes. —Espero que no. Tu cama no es tan grande.
Yunho sonrió. —¿Te acuerdas
de cuando se rompió la cama en ese hotel en Tokio?
—No fue mi culpa que tú y
Junsu decidieran derribarme...
—O que Jae y Minnie saltaran
a rescatarte... —La sonrisa de Yunho creció hasta que sus ojos brillaron.
—¿A rescatarme? ¡No podía
respirar con ustedes cuatro luchando encima de mí!
—No divertíamos mucho.
Yoochun asintió, sabiendo
que Yunho no sólo se refería a la ruptura de la cama. —Esa noche sin duda valió
el recibir la reprimenda de la mañana siguiente.
—Te debo una disculpa...
bueno más de una, pero espero que las aceptes en una sola, o estaremos aquí
todo el día. —Yunho se deslizó en la silla, cruzando su mirada con la de Yoochun
por primera vez desde que este había llegado—. No debí dejar que mis
inseguridades y celos se interpusieran entre nosotros. No me di cuenta hasta
que...
El dolor a veces era muy
bueno para proveer claridad. Yoochun lo observó luchar para hallar las palabras
adecuadas. Sintió la sinceridad de la emoción y de repente no necesitó las
palabras. Poniéndose de pie, tiró de Yunho para levantarlo y lo abrazó. Yunho
se quedó rígido en sus brazos por cinco segundos antes de que sus brazos se abrieran
y correspondiera el abrazo. Con el rostro enterrado en el hombro de Yunho, Yoochun
dijo: —Tan sólo no la riegues de nuevo. —Pasó saliva para aliviar la tensión en
su garganta, parpadeando con rapidez para tratar de contener las lágrimas.
Dando un paso atrás, limpió
las lágrimas de sus ojos. —Sigo esperando olvidar…
—Yoochun-ah —interrumpió
Yunho.
Yoochun se detuvo y lo
miró.
—No trates de olvidar tu
sentir. Daría cualquier cosa por poder mostrarle a la gente cómo me siento. —Yunho
limpió sus propios ojos—. Si no hubiera estado tan preocupado por lo que otros
pensaban de mí, nunca habría perdido a Jaejoong, y TVXQ quizás no se habría
separado.
Yoochun resistió las ganas
de abrazarlo de nuevo. —Jaejoong aún te ama, y TVXQ está a punto de salir de gira. Creo que esto es lo
más cerca que tendrás de una segunda oportunidad. Te prestaré algunas de mis
lágrimas, y tú puedes compartirme un poco de tu estoicismo.
—Estoico y Yoochun no se
debe utilizar en la misma frase —bromeó Yunho.
Yoochun sonrió, pero la
alegría no se mostró en sus ojos. —Tal vez es una habilidad que tengo que
aprender.
—Ya que me ha funcionado
tan bien todos estos años.
Yoochun le jaló la oreja. —¿Ya
hablamos lo suficiente? ¿Puedo ir a desayunar ahora?
—Changmin y tú siempre tienen
hambre.
—Sí, bueno, si vives con
Jaejoong lo suficiente, te acostumbras a ciertas cosas y la buena comida es una
de ellos. Creo que Iseul tiene mimado a Changmin de la misma manera. Me
pregunto si sobró alguna crème brûlée. —Yoochun observó cómo los ojos de Yunho
perdieron su enfoque y sospechaba el porqué—. Jae hace un crepe de fruta con
crema de vainilla y frutas frescas que... ah olvídalo —terminó, ya que Yunho
obviamente no estaba escuchándolo.
Agitando la mano delante de
la cara de Yunho, Yoochun sonrió y negó con la cabeza. —Iré a la casa. —Caminando
alrededor de la piscina y por el plantío de hierbas, entró por la puerta de la
cocina.
Jaejoong estaba junto al
refrigerador abierto. —¡Chunnie! ¿Has visto mis flores?
Yoochun lo atrapó cuando llegó
corriendo para abrazarlo. —Sí, son hermosas. —Se hizo para atrás, sonriendo y
acariciándole la mejilla—. Aunque no tan bonitas como tú.
Jaejoong trató de entrecerrar
sus ojos pero fue imposible por su palpable alegría. —¿Estabas hablando con Yunho?
—Sus ojos se movían nerviosamente hacia la ventana de la cocina. Desde ahí
había una clara vista de la casa de huéspedes, y obviamente lo había visto salir
de esta.
Dándose la vuelta, Yoochun
se sirvió una taza de café. —No le hice daño. Él pidió hablar conmigo.
—¿Qué dijo? Oh... no, no
tienes que decírmelo... es entre ustedes dos. Yo... eh... bueno... él…
Yoochun se rio, poniendo un
dedo sobre los labios de Jae para detener su parloteo. —Creo que realmente está
arrepentido, y está actuando tan tonto como tú, así que eso tiene que ser una
buena señal.
Jaejoong sonrió ampliamente.
Yoochun acunó su cara, trazándole con su pulgar un círculo en la mejilla. —Nunca
te diste por vencido, ¿verdad?
Jae bajó los ojos. —Lo
intenté, pero lo que sentía nunca desaparecería.
Yoochun le levantó la cara,
besándole la mejilla. —Amar de la manera en tú lo haces no es algo malo. La
mayoría de nosotros simplemente no podemos salirnos con la nuestra.
—¿Qué quieres decir? —preguntó
Jaejoong, inclinando la cabeza y apretándole los dedos entre su cara y hombro.
—Nada. Tengo hambre. ¿Qué
había allí? —Yoochun abrió el refrigerador. Sus ojos divisaron inmediatamente el
postre de la noche anterior—. ¿Es el de Yunho? —preguntó. Sabía que todos los que
se quedaron en la mesa se habían terminado el suyo.
—Sí. —Los ojos de Jaejoong
se nublaron—. Creo que no le gustó.
Yoochun sonrió. —Lo dudo.
Deberías llevárselo como desayuno. —Puso el plato frío en las manos de
Jaejoong.
—Pero... necesito una
cuchara —protestó mientras Yoochun lo empujaba hacia la puerta.
Yoochun negó con la cabeza.
—No, no la necesitas.
—Pero...
—Confía en mí. Yunho sabrá
qué hacer con el.
*****
Jaejoong dio unos
golpecitos en la puerta de Yunho, aún no del todo seguro de si sería bien
recibido. Cuando Yunho abrió, alzó el plato. —Yoochun me envió con el postre de
ayer para que desayunaras.
La respiración de Yunho se
contuvo.
—No tienes que comértelo.
Le dije... —Jaejoong comenzaba a girarse para regresar a la cocina cuando Yunho
lo agarró del brazo.
—No es eso. Estaba
sorprendido por el triple regalo: la crème brûlée, el repartidor, y que Yoochun
reconociera lo mucho que la quería.
Jaejoong se sumergió en el
calor que irradiaba la sonrisa de Yunho. —Creí que no te había gustado —dijo, derritiéndose
por dentro.
—La quería y mucho. —La voz
de Yunho era profunda, haciendo que el íntimo rechinido erizara la parte
posterior del cuello de Jaejoong. Yunho aumentó la sensación al dejar caer sus
labios para acariciarle la nuca expuesta mientras caminaba detrás de él—. Pero
la forma en que quería comerla no habría sido aceptable con los niños en la
mesa... y posiblemente para Changmin. —Se rió entre dientes por las bocanadas
de aire cálido que soltó Jae, temblando y suspirando.
Jaejoong se dirigió al
sofá. —Chunnie no me dejó traer una cuchara.
—Hombre inteligente. No hay
necesidad de ensuciar utensilios cuando no se requieren. —Se sentó junto a
Jaejoong, atrayendo sus piernas sobre el regazo y pasando un brazo alrededor de
sus hombros para mantenerlo cerca de él.
Jaejoong aún tenía el plato
del postre entre ellos, sin saber qué hacer con este. Quería deshacerse de el para
poder arrastrarse por completo en el regazo de Yunho y besarlo, pero Yunho no
había hecho ningún movimiento para quitárselo. Gimió cuando unos dedos rozaron
la parte interna de su muslo mientras acomodaba las piernas. —Yunho... yo...
Yunho finalmente parecía
centrarse en el pequeño plato. —Anoche vi como lo comías. —Le quitó el envoltorio
y metió un dedo en el plato, quebrando el duro azúcar y tomando un poco de la crema
para llevarla a la boca de Jaejoong.
Jae abrió la boca de forma
automática, no del todo seguro de lo que Yunho quería. Cuando el dedo
recubierto con crema se deslizó entre sus labios, gimió, cerrando los ojos y chupándolo
hasta dejarlo limpio. Yunho retiró el dedo lentamente, y Jae sintió su lengua
trazarle los labios, saboreando el dulce. Yunho repitió la acción: alimentándolo
y luego buscando el sabor en sus labios. Después de tres pseudo-besos, Jae lo sujetó
de la parte posterior de la cabeza y acercándolo, abrió la boca. Yunho aceptó
la invitación, aspirando el aroma a vainilla de la lengua de Jae. Este se
arqueó y gimió, tratando de subírsele más al regazo mientras dedos se deslizaban
bajo su suéter para acariciarle el costado y espalda.
Apoyándose en el hombro de
Yunho, Jae levantó una pierna y se estableció firmemente a horcajadas sobre su
regazo. Retirándose del beso, embarró su dedo con lo que quedaba de crème
brûlée, para pintarle los labios y lamerlos hasta limpiarlos. Yunho le alzó el
suéter sacándolo por su cabeza mientras hacía malabares con el plato para
evitar que se cayera. Y deslizando su dedo alrededor del borde para recoger el
postre restante, le pintó el pecho. Jaejoong jadeó por el contraste de la crema
fría seguido del calor de la boca de Yunho. Sus pezones dolieron cuando de
nuevo fueron limpiados meticulosamente.
Dejando caer el plato vacío
en los cojines, Jaejoong enterró sus dedos en el pelo grueso mientras que los
labios, lengua y dientes de Yunho exploraban su pecho. Con un suspiro, capturó la
boca de Yunho para saquearla. —Me diste casi toda tu crème brûlée —protestó,
montando el bulto duro en los jeans de Yunho.
—Sabía más dulce en ti.
—Nos la acabamos muy rápido
—gritó Jae, mordiéndole el músculo en la base del cuello cuando este se ladeó, y
Yunho presionando la espalda de Jaejoong en los cojines, asentándose entre sus
muslos—. Hay otras partes de mí que necesitaban ser pintadas.
Yunho se apartó lo
suficiente para sonreír y agitar su dedo. —Ah no, teníamos que mantener todo el
postre por encima de la cintura.
Jaejoong hizo un puchero. —¿Por
qué?
Incapaz de resistir la
tentación, Yunho hizo una pausa para chupar el labio que sobresalía y robarle algunos
besos más profundos antes de tratar de responder. —Estamos tomando las cosas
con calma, ¿recuerdas?
Jaejoong levantó sus
caderas, envolviéndole las piernas alrededor para lograr una mayor fricción. —No
recuerdo que nadie me haya preguntado si quería eso —se quejó.
Yunho se rió, escabullendo sus
manos bajo Jae para acariciar su trasero en tanto los besos embriagadores
continuaban. —No tienes voz en eso. Yo soy el que está cortejándote.
—¿No debería tener algo que
decir al respecto? —Las manos de Jae se filtraron por debajo del suéter de
Yunho.
—Puede que tengas algo que
decir —ofreció Yunho, chupándole el punto sensible detrás de su oreja—. ¿Quieres
venirte?
—Claro que sí... —siseó Jae
cuando la mano de Yunho se cerró en él, entre sus cuerpos—. ¡Por favor! —Con
certeros y rápidos tirones, Yunho lo llevó al clímax, susurrándole estímulos
eróticos contra su oído mientras Jae se retorcía debajo de él. La sala giró
mientras Jae explotaba, su cuerpo se arqueó y luego se desplomó en una dicha liquida.
Para cuando la niebla
post-orgásmica se disolvió, Jaejoong estaba tendido en la parte superior de
Yunho quien con dedos gentiles le cepillaba el pelo... y no tenía ni idea de
cómo había llegado allí. Moviéndose para darle un beso, su cadera chocó con la
dura longitud de la erección de Yunho. —No te viniste —dijo desconcertado, acariciándole
la mejilla.
—No quiero apresurar esto. —Yunho
se encogió de hombros—. La primera vez que estuvimos juntos teníamos diecisiete
años y éramos unos calenturientos. Ni siquiera puedo recordar si te besé antes de
que estuviéramos desvistiéndonos. Anoche estaba tan asustado que actué
precipitadamente, temiendo que si íbamos lento cambiarias de opinión.
—Yo también lo pensé —admitió
Jae en voz baja.
Yunho arrastró su dedo
pulgar sobre la curva de la boca de Jaejoong. —Es sólo que esta vez no quiero
correr. Quiero anticipar... sufrir... desear... y recordar cada minuto.
Los ojos de Jaejoong se
llenaron de lágrimas, por lo que enterró su rostro en el pecho de Yunho. —Entonces,
¿por qué tenía que venirme?
Yunho se rió y la satisfacción
masculina en el sonido, curvó los dedos de Jaejoong. —Debido a que hacerte venir...
otra vez... y otra vez, es lo que quiero recordar. —«Jamás quiero olvidar como suenas
cuando lo haces».
*****
Junsu se quedó fuera de la
vista del piano, apoyado en la pared y escuchando tocar a Yoochun. No reconoció
la música. Supuso que era una melodía que fluía con el momento cuando su mente
estaba trabajando en una canción... o cuando su corazón estaba trabajando en el
procesamiento de una emoción abrumadora. Yoochun no se deprimía a menudo, pero
cuando lo hacía, tendía a refugiarse en su música. Junsu podía molestarlo por
muchas cosas, pero cuando llegaba a ese nivel, lo mejor era dejarlo solo y permitir
que la música lo curara. Muy rara vez existía conflicto entre ellos, y Junsu no
sabía cómo manejarlo. Normalmente Jae se encargaría y sonsacaría a Yoochun para
que le dijera el motivo de su estado, luego le daría pistas a Junsu sobre la forma
de hacer las paces con él. Pero Jaejoong estaba tan perdido en Yunho en este
momento, que una casa podría aterrizar en él, y ni se daría cuenta.
Era un hermoso día soleado así
que Iseul había llevado a los niños al parque. Yunho, Changmin y Jaejoong habían
ido a la ciudad para recoger los portafolios y dvds de los bailarines seleccionados.
Jae había convencido a Yoochun de que los dejara tomar su coche, pero Junsu notó
que Yunho era quien iba manejándolo. Había planeado ir con ellos, pero se echó para
atrás en el último instante, esperando aprovechar esta oportunidad para hablar
con Yoochun. Dos días de estarse evadiendo estaban a punto de volverlo loco.
«Y
en vez de hablar, estás espiándolo en el pasillo. Seguro que esto lo resolverá». Poniéndose a la vista, Junsu acercó una silla y
se sentó junto al piano. Captando la inestable melodía, tarareó con la música.
Sin levantar la vista,
Yoochun dijo: —Pensé que irías a la ciudad con los demás.
—¿Quieres decir que
esperabas que me hubiera ido a la ciudad con los demás?
—¿Por qué habría de
importarme? —Yoochun siguió centrándose en las teclas mientras tocaba.
Junsu levantó un pie y lo
golpeó en la cadera para llamar su atención. —Porque me has estado evitando
durante dos días.
Yoochun suspiró y dejó de
tocar. —No he estado evitándote. Hemos compartido todas nuestras comidas juntos
y trabajamos en el estudio durante horas. He estado contigo más de lo que he
estado solo.
—Eso no es a lo que me
refería, y lo sabes. No hemos estado solos, únicamente los dos, para poder
hablar. —La ceja de Junsu se enarcó—. Ya, Chunnie. Te dije que lo sentía. Sólo
quería ayudar, y realmente no se me ocurrió cómo se vería para ti. Me conoces bien.
Mi cuerpo no habría reaccionado de la forma en que lo hizo hacia tu contacto,
si lo hubiera estado usando como una herramienta para distraerte para que no
fueras a golpear a Yunho.
—Lo sé —admitió Yoochun—. No
había dormido mucho. Estaba enojado con Yunho por herir a Jae, y no tan feliz
con Jae por lanzarse tan fácilmente a los brazos de él. Fue el colmo, y mi
reacción no fue racional. Pero ya no estoy enfadado.
Junsu sintió que un hueco se
abría en su pecho. Había previsto —querido— dar un argumento para lograr que Yoochun
viera las cosas a su manera. ¿Qué hacías con una aceptación calmada cuando las
cosas todavía se sentían rotas? Junsu se sentó en el banco con Yoochun, alejado
del piano. Estirando la mano, le acaricio la mejilla, inclinándose para
acariciarle con la nariz el cuello. Yoochun se relajó ante el toque familiar, acercándose
a este. Junsu le besó la oreja, susurrando: —La casa está vacía, y te debo una
mamada.
Yoochun lo besó suavemente,
pero se apartó. —No es una competencia, y no estoy llevando la cuenta. No me
debes nada. —La sensación de vacío se expandió, impidiendo que Junsu pudiera respirar
profundamente—. En verdad tengo que trabajar en este arreglo, así Changmin
puede decidir qué canción quiere presentar. Tenemos que finalizar la lista para
el concierto.
—¿Vendrás a dormir conmigo
esta noche? —preguntó Junsu, atemorizado de forzarlo de más cuando al parecer
no era capaz de decir nada bien.
—Prometí que me quedaría
con Jaejoong-ah.
—¿Por qué Yunho no duerme con
él?
Yoochun sacó una hoja con
varias notas para rearreglar la música. —Están tomando las cosas con calma, lo
cual es una buena idea teniendo en cuenta los malentendidos que ha habido.
Junsu lo miró por un
momento, pero no pudo encontrar un mejor argumento. —Bueno... hazlo cuando
puedas.
Yoochun levantó una ceja y
le lanzó una mirada de incredulidad. —Siempre lo hago —dijo con el ligero trazo
de su habitual tono burlón. Junsu sonrió y le empujó el hombro. Por lo menos
ese pequeño destello de normalidad lo hizo sentirse mejor.
*****
Un toque suave en el hombro
despertó a Yoochun, por lo que se dio la vuelta para encontrarse con Iseul
mirándolo con una expresión preocupada. Se frotó los ojos, sentándose en el
sofá y tirando de la manta alrededor de sus piernas. —Lo siento —dijo—. Probablemente
no debería estar durmiendo en el sillón.
Iseul se sentó a su lado. —No
me importa si duermes en el, pero no es muy cómodo. Cuando los niños eran más pequeños,
me dormía aquí varias veces, y mi espalda estuvo matándome todo el día. ¿Está
todo bien? Changmin dijo que te había ofrecido a darles otra cama.
—Ah, sí lo hizo. Pero le dije
que no. —Lo último que necesitaba era que Changmin se metiera en problemas con
su esposa—. Estaba trabajando en una canción y me quedé dormido. —Frotó los
pliegues de su cuello. Se le había olvidado traer una almohada tal como lo
había hecho la noche anterior, y el cojín que estaba usando no era del tamaño
adecuado.
Iseul quien lo miró en
silencio como si hubiera estado esperando una mejor respuesta, finalmente dijo:
—Yoochun-ah, mientes peor que Changho. No es de mi incumbencia lo que pasa
entre tus amigos y tú, pero me gustaría que mis huéspedes se sintieran cómodos.
¿Puedo decirle a Changmin que te traiga una cama?
Yoochun negó con la cabeza.
—En realidad, esto es sólo temporal y no vale la pena. —Estaba seguro de que así
sería. Era sólo cuestión de tiempo para que Yunho y Jaejoong se rindieran, y
entonces él tendría una cama. No era culpa de Iseul que él no se sintiera cómodo
durmiendo junto a Jaejoong ahora que había vuelto con Yunho y tampoco podía
entender en absoluto lo que estaba sintiendo por Junsu.
Iseul seguía sin creerle,
pero no se sentía cómoda para presionarlo. —Si estás seguro... —Se puso de pie,
jalando de su bata alrededor de ella y apretándose el cinturón.
—Estoy seguro —le aseguró Yoochun
con una sonrisa.
—Buenas noches. —Con una
ligera inclinación de su cabeza, se fue y Yoochun se dejó caer sobre su espalda
con un suspiro. Estaba comportándose como un estúpido. Si Junsu o Jaejoong se
enteraban de que no estaba durmiendo en ninguna cama, lo matarían. No podía
dejar de sentir como que Jaejoong necesitaba un poco de espacio para establecer
su relación con Yunho. Y este necesitaba no pensar que él estaba demasiado
cerca de su novio, y Yoochun simplemente no se fiaba de sí mismo para dormir
junto a Junsu sin rendirse y hacerle el amor.
—¿Chunnie? —dijo Changmin suavemente
desde la entrada a la sala.
Yoochun suspiró y se sentó
de nuevo. Changmin estaba sosteniendo una almohada. —Lo siento, Minnie —se
disculpó—. No era mi intención molestar a tu familia.
Changmin negó con la cabeza
y le pasó la almohada. —No lo hiciste. Iseul no ha dormido una noche completa en
cuatro años, incluso después de que los niños comenzaron a dormir sin
despertarse. Creo que su cuerpo está acostumbrado a levantarse una o dos veces,
y nunca puedo dormirme cuando no está conmigo. A veces la encuentro parada en
las puertas, viéndolos dormir. Esta noche te encontró quejándote. Estaba emocionada.
—Si tú lo dices.
Changmin acercó una silla y
se sentó. —Entonces, ¿vas a decirme por qué estás durmiendo en mi sillón o vas
a obligarme a vaya con mi mujer y le diga que tampoco pude hacerte hablar? Te
advierto que es posible que tengas que compartir el sillón conmigo si no tengo
éxito.
Yoochun se rió entre
dientes. —No se siente bien compartir la cama con Jae ahora que está de regreso
con Yunho. Imagino que será sólo por una o dos noches a lo más para que Jaejoong
esté durmiendo o no tan sólo eso, en la casa de huéspedes.
—Aja... pero eso no explica
por qué no estás compartiendo la cama con Junsu. —Yoochun abrió la boca para
mentir, pero Changmin continuó—: ¿Tu reticencia está relacionada con el porqué lo
has estado tratando con indiferencia por los últimos días?
—Yo… Yo... ah... no lo he...
—Iseul tiene razón.
Realmente no puedes mentir. No recuerdo que antes fueras tan transparente. —Changmin
se encogió de hombros—. Pero tal vez fue porque te tenía en un altar.
—Lo tenías a Yunho.
—Los tenía a todos.
—¿En serio?
—En serio. Al parecer, soy
más bueno en esconder mis sentimientos que tú. —Changmin lució satisfecho—. No
tienes que decirme por qué estás enojado con Junsu, pero estoy aquí, y estoy
dispuesto a escuchar.
—¿Qué te hace pensar que él
no es el que está enojado conmigo?
—La forma en que ha estado siguiéndote,
con la mirada perdida y que sólo sonríe cuando le prestas atención.
—No está tan así —protestó
Yoochun.
—Sí lo está —le aseguró
Changmin—. Está mejor cuando estamos todos juntos y los niños están alrededor,
pero hoy lo he visto caminar hacia aquí unas veinte veces mientras estábamos
trabajando en los arreglos, y la única vez que sonrió fue cuando lo miraste a
los ojos. Lo cual fue exactamente una vez.
Yoochun no se atrevía a
hablar de sexo con Changmin a mitad de la noche. No importa lo mucho que pudiera
respetarlo e incluso envidiar al hombre en que se había convertido. Pero si lo
que Changmin decía era verdad, él no seguiría castigando a Junsu por sus
sentimientos confusos. —Actuaré mejor, Minnie. —Tomó una respiración profunda—.
Es un ajustamiento, por estar de nuevo todos juntos. Junsu y yo también tenemos
que encontrar nuestra nueva relación. No lo he visto mucho más de lo que tú en estos
últimos años.
Changmin parecía aceptarlo.
—Está bien. Te dejaré dormir un poco. Si tienes frío, hay más mantas en el
estante superior del armario de los niños. Buenas noches.
Yoochun se quedó observando
afuera por las puertas de cristal que daban al jardín iluminado por la luna. «Necesitas
dejar de lado las cosas del pasado y empezar a hacer que sean como tú quieres
que sean. Jaejoong-ah y Yunho parecen ir por el camino correcto, lo cual significa
que él ya no te va a necesitar. Sin la necesidad de explicar la presencia de
Jae en tu vida y en tu cama, realmente podrías encontrar una verdadera relación
si te lo propusieras».
Los ojos de Yoochun se
abrieron, la música para una canción de amor de pronto corrió por su cabeza
como un aguacero. Levantándose de un saltó, encendió la lámpara del piano y
tomó su lápiz. No podía tocar a media noche, pero podía rozar las teclas y
escuchar las notas en su cabeza.
En la mañana, la canción estuvo
completa y la mejor parte de eso era que tenía una excusa para dormir en una
cama la mayor parte del día.
*****
Yunho se inclinó,
recogiendo una botella de agua y una toalla, pasándoselas a Jaejoong antes de tomar
las suyas. Jae apretó la toalla contra su cara, arrugando los ojos al sonreírle
sobre la tela doblada mientras caminaba fuera del escenario. El amor y compromiso
de esa mirada causó que el corazón de Yunho retumbara en sus oídos, más fuerte
que cuando ensayaba una y otra vez las rutinas de baile.
Vistiendo una camiseta sin
mangas y pantalones flojos, los músculos de Jae se marcaban por el ejercicio,
con la piel brillando por el sudor y su camisa aferrándose a su pecho y
espalda. Levantando la botella hasta sus labios, Yunho tomó varios tragos
largos, secándose la cara y el cuello con una toalla en tanto observaba la
forma en que la tela de algodón cubría el trasero de Jae. Era hora de retirarse
y tener un poco de tiempo a solas con su amante.
Habían estado trabajando
todo el día con el grupo final de bailarines, y todos eran excelentes. Yunho
sentía que no era necesario quitar a nadie. Los números extra les darían más
flexibilidad con las rutinas y los cubrirán en caso de lesión o enfermedad. Poniéndose
la toalla alrededor del cuello, caminó hacia el otro extremo del escenario
donde Jaejoong, Junsu y Changmin estaban sentados encima de una caja del
equipo. Se colocó entre los muslos de Jaejoong, inclinándose hacia él. Las manos
de Jae inmediatamente se extendieron sobre su pecho, echando la cabeza hacia
atrás, con los labios ampliándose en una sonrisa mientras que Yunho le daba un
beso. —¿Es hora de volver a casa? —preguntó, sonando esperanzador.
—Casi. Creo que tenemos un gran
grupo de baile. —Enganchó las manos por debajo de las rodillas de Jaejoong, jalándolo
hasta el borde de la caja para poder presionarlo contra su cuerpo y sentir más
de él. No sentía ninguna necesidad de censurar sus acciones. Ya no eran ídolos
adolescentes, y estaba comenzando esta gira como quería que continuara, con
todos, desde el personal hasta los choferes, sabiendo que él y Jaejoong eran
pareja. Estaba demasiado grande para andarse toqueteando a escondidas detrás de
los telones.
Changmin se rió, y Yunho se
dio la vuelta para ver lo que él y Junsu estaban viendo. Dos bailarines
flanqueaban a Yoochun mientras los tres hacían payasadas al centro del
escenario. Yunho no podía oír lo que decían, pero uno de los bailarines hizo una
voltereta hacia atrás, terminando de rodillas, con las manos extendidas como si
le estuviera presentando a Yoochun un regalo. Yoochun les siguió el cuento,
inclinándose y sujetándose el estómago mientras reía.
Los bailarines estaban
recogiendo sus cosas y yéndose en grupos de dos o tres. Era viernes por la
tarde y los verdaderos ensayos comenzarían el lunes. Yunho acarició los muslos
de Jaejoong. —Salgamos de aquí. Este es el último fin de semana de descanso, el
verdadero trabajo está por comenzar.
Changmin rodó los ojos. —Vas
a hacer que me arrepienta por estar de acuerdo con esto, ¿no es así?
Yunho sonrió. —¿Es mi culpa
de que te hayas vuelto viejo y flojo? —Le golpeó el estómago, el cual era tan
plano como lo era desde que tenía veinte años.
—No te preocupes. Me
mantendré a tu ritmo —replicó Changmin, pero todos estiraron la rigidez de sus músculos,
comenzando a recoger sus cosas.
—¡Oye, Yoochun-ah! —gritó
Yunho—. ¿Estás listo para irnos?
Yoochun lo miró por encima
del hombro, intercambiando un comentario con los dos bailarines. Enseguida corrió
hacia el grupo, diciendo: —¿Pueden irse con Changmin? Creo que voy a pasar un rato
fuera.
Junsu frunció el ceño y
abrió la boca para decir algo, pero Jaejoong respondió antes de que pudiera
hablar. —Sí, claro. —Tomó la mano de Yoochun y la jaló lo suficientemente cerca
como para besar su mejilla—. No tardes mucho en volver. Puede que el ‘verdadero’
trabajo empiece el lunes, pero no tenemos una lista definitiva de canciones
para esa fecha.
—Sí, mamá... —Yoochun se rio.
Recogiendo su bolso y arrojándolo por encima de su hombro, le hizo una seña a
los dos bailarines, poniéndose a su lado al salir del escenario. Riendo, se
apoyó en el más alto, golpeando sus hombros juntos mientras caminaban hacia la
puerta.
—¿Cómo se llama ese tipo? —preguntó
Junsu, con los ojos fijos en la puerta.
—¿Qué tipo? —dijo Changmin,
hurgando en su mochila en busca de las llaves del coche.
—Con el que Yoochun se
acaba de ir.
—Eran dos —dijo Yunho, pasando
un brazo por la cintura de Jae y atrayéndolo contra su cuerpo mientras
esperaban a Changmin. Apoyando la barbilla en el hombro de Jaejoong, sonriendo al
ver la expresión de frustración en la cara de Junsu. Había sospechado durante
años que Junsu se preocupaba más por Yoochun de lo que dejaba ver, pero siempre
había supuesto que la relación de Yoochun con Jaejoong era el obstáculo. Ahora
sospechaba que Junsu disfrutaba tener su libertad y a alguien en casa. Sería
interesante ver qué pasaría si Yoochun dejaba de esperarlo allí.
—El más alto —aclaró Junsu.
—Ah... es Kwan Ho —respondió
Yunho—. Es bueno. Probablemente es el mejor bailarín que tenemos. Él y Yoochun sin
duda se cayeron bien enseguida. También se sentaron juntos en el almuerzo, ¿no?
—Jaejoong volvió la cabeza, queriendo decir algo, pero Yunho le dio un beso
para que se callara. No estaría mal que Junsu se encelara un poco.
Changmin se puso de pie con
las llaves en su mano. —Vayamos a casa. Me muero de hambre.
Con un brazo alrededor de
Changmin y el otro en Jaejoong, Yunho caminó hacia la puerta. Junsu iba
arrastrándose varios pasos atrás.
Junsu teniendo celos xD
ResponderBorrarVamos yunjae duerman juntos, bien q lo qieres yunho no te hagas de rogar
Juju.... le llego la hora a Junso....
ResponderBorrarjae y yunho muy felices y junsu sufriendo de celos mientras yoochun sale con los bailarines trata de encelar a junsu y lo a conseguido pobre de junsu pero mas bale que aclare su situación con yoochun antes de que lo pierda por no decirle que lo quiere y no precisamente como a un amigo
ResponderBorraray Yunho tampoco es que vayas muuuy lento je je je mira qie el pobre Yoochun le ha tocado dormir en sofa XD...noto cierto nivel de celos de Junsu XD
ResponderBorrarEl YunJae muy bien, aunque muy lentos.
ResponderBorrarYoochun es un mulón, nada mas hace sufrir a Junsu dandole celos.
Gracias!!!