Capítulo Cuatro
Caminando a la puerta que
conectaba los cuartos, Junsu asomó la cabeza hacia el interior. —Yoochun-ah —susurró.
Cuando la pareja acurrucada en el centro de la cama no se movió, alzó un poco
la voz—. Yoochun-ah.
Yoochun levantó la cabeza mirando
por encima de su hombro. Al ver a Junsu, se desenredó de la maraña de miembros
de Jaejoong y fue a la puerta. —Buenos días —dijo, su voz era profunda y ronca
por el sueño. Sonrió y se inclinó en el abrazo cuando Junsu envolvió los brazos
alrededor de su cuello y levantó la cara para darle un beso.
—Creí que podría robarte un
poco de tu tiempo antes de que Jaejoong se despertara —dijo Junsu. Aumentando
rápidamente la intensidad del beso. Lo guío hacia la cama. Con nada más que dos
pantalones delgados entre ellos, el contacto de sus cuerpos al caer sobre el
colchón se sintió celestial. Entonces abrió las piernas, dejando que Yoochun se
acomodara entre ellas—. Creo que nos quedamos por aquí... —Su voz sonó apagada con
un gemido cuando Yoochun se restregó contra él.
—Tienes demasiada ropa
puesta —le recordó Yoochun, enganchando los pulgares en el elástico de la pretina
de los pantalones de Junsu y empujándolos sobre sus delgadas caderas. Arrastrándose
abajo de la cama y jalando las prendas con él, las arrojó al suelo y acarició
las líneas musculares de los muslos de Junsu. —Eso lo arregla. —Sonrió.
—Entonces ahora que me tienes
desnudo, ¿qué vas a hacer conmigo? —preguntó Junsu, inclinando la cabeza con
una sonrisa arrogante.
*****
Jaejoong despertó lentamente
sintiendo una resaca. Le dolía la cabeza y la garganta, y lo último que deseaba
hacer era abrir los ojos. El recuerdo de hacer el amor con Yunho empezó a
llegar de nuevo, y su garganta volvió a contraerse, con las lágrimas amenazando
con derramarse. Tomó varias respiraciones profundas, convenciéndose a sí mismo de
que podía enfrentar el día. Lo había hecho muy bien sin Yunho durante los
últimos cinco años. Sobreviviría.
«No
has tenido que verlo a diario... verlo jugar con los niños de Changmin...
cantar y bailar con él». Jaejoong puso una almohada
sobre su cabeza, tratando de bloquear la molesta voz dentro de ella. Cuando eso
no funcionó, gruñó, sentándose y lanzándola a través de la habitación. El ruido
de cristales quebrándose lo sobresaltó y abrió los ojos hacia el arcoíris... Se
frotó los ojos. Arcoíris de flores. Docenas y docenas de flores, rosas, lirios,
margaritas, tulipanes, en todos los colores del arcoíris. Todas las superficies
de la habitación estaban cubiertas con jarrones y cuencos de flores frescas. No
pudo evitar sorprenderse. —Ohh... —dijo mientras sus ojos se abrieron como
platos. Levantándose de la cama, caminó por la habitación acariciando los
pétalos.
—¿Qué diablos? —Se volvió
hacia el armario para agarrar algo de ropa e ir a buscar a Yoochun, cuando notó
a Yunho sentado en silencio en la silla de la esquina.
Yunho se puso lentamente de
pie y se le acercó con cautela, como si estuviera esperando ser atacado. —Tuve
que encontrar una manera de mostrarte cuánto lo sentía. No se acerca, pero al
menos hizo que tus ojos se iluminaran por un minuto. —Intentó esbozar una débil
sonrisa, con sus ojos mirándolo fijamente para captar cualquier reacción.
Jaejoong se aclaró la
garganta y encontró su voz, aunque no sonaba tan seguro o enojado como él
deseaba que fuera. —¿Por qué te estás disculpando? —Sentía que merecía una
disculpa, pero quería escuchar la razón de Yunho para hacerlo.
Yunho se detuvo a un par de
metros delante de él. —Porque fui un idiota... por aproximadamente los últimos seis
años. —Se rió tímidamente—. Te castigué por algo que imaginé en mi mente,
aunque ahora parece ridículamente claro. No confié en nuestro amor, y anoche
tomé algo precioso y lo destruí.
Jae cerró los ojos, incapaz
de mirarlo sin arrojarse en sus brazos. —No lo destruiste —susurró. Sabía que
debía resistir. Lindas palabras no compensaban todo el dolor, pero había imaginado
un millón de veces variaciones de esta conversación y ahora que realmente estaba
escuchando las palabras de Yunho, sentía como si su corazón fuera a estallar.
Centrándose en lo mundano para no ser abrumado por la emoción, pasó el nudo en su
garganta y le preguntó—: ¿Cómo encontraste tantas flores en febrero?
Yunho se rió. —Sólo a ti te
podría importar la procedencia. Estás teniendo visiones de jardineros empijamados
congelándose en los campos mientras las recolectan a las cuatro de la mañana,
¿no es así?
Jaejoong lo miró a través
de sus pestañas, una pequeña sonrisa burlona titubeaba en las comisuras de su
boca. —¿Es malo que me importe la gente?
—No. —Yunho se acercó para
rozarle la mejilla, deteniéndose antes de tocarlo al darse cuenta de que su
contacto podría no ser bienvenido—. La forma en que te preocupas por los demás,
incluso de esos a quienes no conoces, es una de las cosas que amo de ti.
Jaejoong se sentó en el
borde de la cama, sintiendo que sus piernas ya no estaban dispuestas a soportarlo,
y miró a Yunho. —¿Qué quieres de mí?
Yunho se arrodilló a los
pies de Jaejoong, pidiéndole permiso con la mirada mientras tomaba su mano. —Me
gustaría tener la oportunidad de regresar al dos mil nueve y hacer todo de
nuevo, pero ya que eso no va a suceder, me gustaría que intentaras perdonarme.
Quiero ganarme otra vez tu confianza y mostrarte lo mucho que aún te amo.
Los ojos de Jaejoong se
llenaron de lágrimas, así que parpadeó de nuevo. Nunca creyó que volvería a escuchar
esas palabras por parte de Yunho, mas que en sus sueños. —¿Por qué no devolviste
ninguna de mis llamadas? —No quería seguir insistiendo en lo negativo, pero
tenía que saber.
Yunho frunció el ceño con
sus ojos centrándose en las rodillas de Jaejoong. —Pensé que estabas con
Yoochun, y no quería escuchar las palabras… que me ibas a dejar... que amabas a
alguien más. —Jaejoong iba a discutir, pero Yunho levantó una mano para
detenerlo—. Sé que todo estaba en mi cabeza. Tu reacción de anoche me lo demostró...
y entonces Junsu me iluminó durante un par de horas.
—¿Junsu?
Yunho sonrió tímidamente. —Creo
que él fue para evitar que Yoochun literalmente me hiciera ver luces.
Jae asintió. Podía imaginar
a Chunnie queriendo estrangularlo. —Yoochun puede ser un tanto sobreprotector conmigo.
—Me alegro de que estuviera
allí para cuidar de ti en mi ausencia. Él es el siguiente en mi lista de a
quienes pedir perdón.
—Él es muy importante para
mí y eso no va a cambiar. ¿Vas a ser capaz de manejarlo?
—Sí. He aprendido la
lección. No puedo prometer que no me pondré celoso por el tiempo que pasa
contigo, pero prometo no sacar conclusiones.
Jaejoong estiró su brazo por
primera vez, pasando los dedos a través del cabello de Yunho. —Todo lo que
quiero es que me prometas que vas a hablar conmigo. No importa lo que esté
pasando por tu cabeza.
—Puedo prometer esforzarme por
hacerlo. A veces soy un poco denso, pero creo que aprendí la lección. ¿Puedo
besarte?
Jaejoong inclinó la cabeza.
—¿Qué? —Yunho nunca antes se lo había preguntado.
—Dijiste que hablara contigo
acerca de lo que estaba pasando por mi cabeza, y en este momento no puedo
pensar en nada más que en besarte.
Jaejoong sonrió, lo sujetó de
la nuca y lo atrajo hasta que sus labios se encontraron.
*****
Las mejillas de Yoochun se ahuecaban
mientras chupaba, moviendo los labios húmedamente por el pene de Junsu hasta
que su lengua pudo rodear la cabeza. Las caderas de Junsu abandonaron el
colchón completamente al intentar no perder la gloriosa sensación del calor
húmedo. —Por favor, Chunnie —rogó, con sus dedos enredándosele en el pelo.
Con una última lamida,
Yoochun liberó al pene en su boca, rozándole ligeramente la cabeza con los
dientes mientras lo retiraba. —Por favor, ¿qué?
—Por favor, haz que me venga
—jadeó Junsu.
Yoochun lamió la cabeza
brillante. —¿Cómo te quieres venir? —preguntó, rodeando la húmeda carne con la
mano y moviéndola de arriba abajo.
—¡Diablos! No me importa. —El
cuerpo de Junsu se arqueó en un intento por igualar el ritmo de la mano de
Yoochun.
Yoochun sintió la tentación
de seguir jugando con su amante, pero después de meses de separación y por el
intento fallido de sexo de la noche anterior, él mismo estaba un poco más que desesperado.
Lamiendo sus labios, lo engulló por completo y profundamente, la cabeza salada se
presionó contra su garganta.
—Arghhh... —La coherencia
lo abandonó así que Junsu optó por alentarlo con sus manos y cuerpo para que se
moviera más rápido.
Junsu sabía tan bien que
Yoochun gimió mientras más y más probaba de ese sabor único que le llenaba la
boca, aumentando su deseo hasta que su erección era casi dolorosa. Sus manos
exploraban cada centímetro de la suave fragancia de la piel que podía tomar con
su boca. Los músculos de los muslos de Junsu se contraían y vibraban bajo sus
manos, por lo que chupó con más fuerza.
—Ah... ah... ah, Chun-ah —gritó
Junsu mientras su liberación se disparaba en la garganta de Yoochun.
La mano de Yoochun se
deslizó entre sus propios muslos, sujetando su miembro férreamente para no
venirse. Lamió suavemente todos los rastros de semen del pene de Junsu, y continuó
provocándolo y explorándolo con sus dedos, el eje dio espasmo y se hinchó en lugar
de ablandarse por completo. Finalmente convencido de que había reclamado hasta
la última pizca de la piel de Junsu, se echó hacia atrás, colapsando a su lado
y jalándole la cabeza a su pecho. —Eso fue increíble.
Junsu sonrió débilmente. —Se
supone que esa debería ser mi línea.
—¿Por qué? ¿No puedes conseguirte
una por ti mismo? —Yoochun se rió y lo acercó—. Me encanta hacerte pedazos y que
te vengas con tanta fuerza que grites mi nombre.
—Y a mí me encanta que lo
hagas. O no recordaba lo bueno que eras, o estás mejorando con la edad.
Yoochun pasó sus dedos por
el cabello de Junsu, esponjándolo para que las puntas húmedas por el sudor se enfriaran
y secaran. —Votaré por lo de mejorar con la edad. No me gustaría pensar que soy
tan fácil de olvidar. —La mano de Junsu se deslizó hacia abajo, desde el pecho
de Yoochun para jugar con el pene y testículos de él, provocándolo con ligeros
toques que le sacaron un gemido desigual. La erección matutina de Yoochun aún
no había sido aliviada, y aunque le gustaba la anticipación, estaba acercándose
al punto de querer voltear Junsu y joderlo contra el colchón.
Una risita aguda de
Jaejoong seguida de un sospechoso ruido hueco, hizo que Yoochun detuviera a
Junsu, comprimiendo su abdomen con el suyo y escuchando atentamente el sonido
procedente de la habitación de al lado. Junsu le lamió uno de los pezones
marrones, soplándole aire frío hasta que se arrugó. Yoochun miró a su amante.
Junsu estaba actuando deliberadamente, lo cual le indicaba que él sabía lo que estaba
pasando. Negándose a ser distraído como había sucedido antes, cuando creyó haber
escuchado que algo se rompió, Yoochun puso un poco de distancia entre ellos, juntándole
las manos sobre el pecho. —¿Junsu?
Con los ojos todavía
cerrados, Junsu se esforzó por continuar la exploración del pecho de Yoochun
con su boca. —¿Mmmm?
—Junsu. —Yoochun le sacudió
el hombro hasta que abrió los ojos—. ¿Qué está pasando del otro lado?
Junsu suspiró. —Bueno,
anoche cuando volví de la habitación de Yunho, te dije que él estaba realmente
arrepentido y quería hacer las paces con Jae.
Yoochun lo miró.
—Ya —persuadió Junsu—. No
seas así. En serio pensaba que Jaejoong lo había dejado por ti, y eso lo hería
terriblemente.
—¿Y por qué sus delirios
son mi problema?
Junsu frunció el ceño. —Debido
a que tu mejor amigo lo ama, y Yunho podrá ser despistado, pero ama a Jaejoong de igual manera.
—Hmmm... —Yoochun hizo un
ruido vago—. Entonces, ¿Yunho está allí?
Junsu evitó sus ojos y
asintió. —Quería hacer algo para demostrarle a Jaejoong cuánto lo sentía, así que
ordenó flores.
Yoochun resopló. —Qué idea tan
original.
—Un montón de flores. —Los
ojos de Junsu le rogaron para que abriera su mente—. Necesitaban hablar y por
mucho que quieras ponerte entre ellos para proteger a Jaejoong, él es un chico
grande y esta es la última oportunidad para ambos.
Yoochun asintió lentamente,
su mente dada vueltas. —Así que... esta mañana... realmente no es que me
necesitaras sino que querías que me quitara de en medio. —El último dejo de deseo
se extinguió, por lo que se levantó de la cama.
Junsu atrapó su mano. —¡No!
Quiero decir... sí, le dije a Yunho que antes de que Jaejoong despertara lo
ayudaría a poner a escondidas las flores en la habitación, pero no lo hice...
tenía miedo…
Yoochun apartó su mano de
manera brusca. —No te preocupes. La felicidad de Jaejoong es importante para
mí. Los dejaré en paz.
—Entonces vuelve a la cama —declaró
Junsu.
—No lo creo. —Yoochun buscó
su pantalón de pijama—. Ahora que conozco el plan y no tengo intención de echarlo
a perder, no hay ninguna razón para que me distraigas, ¿o sí? —Sintió un nudo
formándose en su garganta. Siempre había sabido que el sexo entre ellos era casual,
que incluso si no estaban enamorados, había amistad, confianza y amor. Pero en
este momento, se sentía utilizado—. Voy a ir por un poco de café. Avísame
cuando pueda entrar para cambiarme.
*****
Junsu vio a Yoochun salir
por la puerta, luego rodó sobre su estómago y enterró su cara en la almohada. —Maldición.
—Dio un puñetazo en el colchón. No había planeado seducirlo para distraerlo. Es
sólo que este había lucido tan somnoliento y delicioso arrastrándose de la cama,
que su cuerpo había reaccionado inmediatamente. Por desgracia, nunca consideró cómo
podría parecer desde el punto de vista de Yoochun. Su rostro era como un libro
abierto, y Junsu pudo ver el dolor. Le daría algo de tiempo para enfriarse y luego
iría a buscarlo.
Bajando de la cama, se dio
un baño rápido, y estaba secándose el pelo cuando Jaejoong tocó la puerta. Extendiendo
la secadora lo suficiente para poder abrir. Sonrió cuando Jaejoong irrumpió en
la habitación con una sonrisa gigante, caminando rápidamente y hablando a mil
por hora. —¡Gracias, Junnie! ¿Has visto mis flores? ¿No son hermosas? No puedo
creer que encontrara tantas en medio de la noche. Seguramente Iseul no tiene
tantos jarrones. ¿Dónde está Yoochun? —Finalmente hizo una pausa para tomar un
respiro.
Junsu sonrió. —Supongo que
esta mañana ha ido bien. —«Para alguien».
Jaejoong dio un brinco para
sentarse en el mostrador, tomando el gel de las manos de Junsu. Frotó un poco de
este entre las manos y comenzó a esparcirlo por el cabello de Junsu para peinarlo
a su gusto. —Sí. —suspiró, su mirada perdió el foco por un minuto y una tonta sonrisa
curvó sus labios—. Todavía me ama, Junnie. Me había dado por vencido, pero él
todavía me ama. —La pequeña sonrisa floreció en una alegre y plena, y Junsu no
pudo evitar ser infectado por su euforia.
—¿Dónde está Chunnie? —Jae
miró alrededor de la habitación como si Junsu lo hubiera escondido debajo de
una toalla.
Junsu sonrió y negó con la
cabeza. —Fue por café. ¿Así que hiciste el amor sobre pétalos de rosa? —bromeó.
—No. —Jaejoong hizo un
puchero—. Lo intenté, pero él insiste en que vayamos lento.
—¿Lento? Anoche no parecía interesado
en ir ‘lento’ cuando pensaba que estabas con Yoochun.
—No creo que anoche ninguno
de los dos estuviera pensando mucho. Esta mañana, sin importar lo mucho que lo presioné,
lo único que hizo fue besarme. —Jaejoong hizo otro puchero, y Junsu no pudo
evitar reír.
—No te preocupes, Joongie. Lo
convencerás. —Junsu le dio un beso rápido en la mejilla—. Nadie se te puede
resistir por mucho tiempo.
*****
—Campanita —dijo Hanuel,
señaló las hadas diminutas del pantalón de franela de Yoochun, un antiguo
regalo de las Cassies del que no podía desprenderse—. Igual. —Señaló a la misma
hada en su camiseta.
Yoochun sonrió, alzándola a
su regazo. —Tienes muy buen gusto. —Picoteó la imagen en su estómago,
haciéndola reír.
—¿Por qué todavía estás en
pijama? —preguntó Changsu.
Yoochun puso una expresión
pensativa, tomando su barbilla y apretando los labios mientras fingía pensar. —Bueno...
estaba acostado en la cama y empecé a tocar una canción en mi cabeza. Yo
escribo canciones, pero a veces si no escribes una canción en el momento, se te
olvida, así que salí a tomar prestado el piano de appa. ¿Crees que está bien?
Hanuel y Changsu
asintieron. Yoochun se volvió al teclado con Hanuel en su regazo. —Puedes
ayudarme —le dijo a la niña. Ella lo miró con los ojos muy abiertos.
—Appa no nos deja jugar con el piano —dijo Changsu.
Yoochun miró la réplica en
miniatura de Changmin, tenía una expresión seria en su rostro. —Pero no estamos
jugando. Este es un trabajo serio.
—Oh... ¿entonces puedo
ayudar? —Changsu subió al banco del piano y Yoochun se recorrió.
—Por supuesto, necesito todas
las manos que pueda conseguir. Pon tus dedos sobre estas teclas... uno por cada
una... así. —Una vez que tuvieron su rol asignado, comenzó a mostrarles el ritmo
mientras tocaba la melodía en las teclas que los rodeaban. Después de un par de
veces se las arregló para sonar, si no bien, por lo menos no horrible.
—Appa... appa... estábamos
tocando y ayudando a Yoochun a escribir canciones —gritó Changsu, saltando del
banco del piano y corriendo para abrazar las rodillas de Changmin.
Balanceando a su hijo en el
aire, Changmin entró en la sala, seguido de Yunho. —Te escuché. Fue maravilloso.
Has hecho un buen trabajo.
—¿Yo también? —Hanuel se deslizó
del regazo de Yoochun, compitiendo por su parte de la atención de su padre.
—Tú también, Hime.
Absolutamente brillante, los dos.
Yoochun no pudo resistirse.
—¿Y yo qué?
Changmin se rindió, alzando
sus manos y colapsando en la silla más cercana en tanto sus niños se
arrastraban por todo su cuerpo. —Sí, Yoochun también, appa —alentó Changsu.
—Yoochun también —admitió
Changmin—. A pesar de que luce como si tuviera un poco de frío.
Yoochun se pasó tímidamente
una mano sobre su pecho desnudo. No parecía importarle con sólo los niños en la
sala, pero ahora era muy consciente de ello con Yunho asomándose por la puerta.
—Bueno... —Sus ojos parpadearon hacia él—. Ahora que estás aquí. Puedo... ir a
vestirme.
Cuando pasó a un lado suyo,
Yunho extendió la mano y le tocó ligeramente el brazo. —¿Podemos hablar un
momento? —preguntó en voz demasiado baja para que los demás pudieran escuchar.
Yoochun sintió la tentación
de seguir caminando y hacer como que no había oído la petición. Había sido una
noche horrible, seguida de una mañana terrible, y el día prometía continuar siendo
un constante infierno.
Pero no le podía hacer eso
a Jae.
No le había escuchado una
risita como la de la mañana desde hacía seis años. Tomando una respiración
profunda, se obligó a mirar a Yunho a los ojos. —Sí, deja que me vista y me
reuniré contigo en tu cuarto en diez minutos.
Omg
ResponderBorrarEl padre yoochun estricto y es como si yunho pidiera la aprobacion de ayoochun por jaejoong xD
joko tienes razon. Es como si Yunho fuera a hablar con el padre de su novia...
ResponderBorrarEspero que las cosas ahora mejoren para el YooSu
El YunJae bello se arregla y el YooSu va mal..uhhmm que penita ;o;
ResponderBorraraww es tan tierno leer sobre Changmin y sus niños *-*
jae feliz con su amado yunho y con el montón de flores y el pobre de yoochun se siente usado y junsu que no arregla el mal entendido pero los niños son una monada muy lindos creo que son los que se la pasan contentos todo el tiempo los grandes deberían de aprender de ellos a ser felices
ResponderBorrarowwww ese chunnie siempre a sido tan sensible mi ratoncito bebé todo lastimado resulto pero que bueno que el YunJae se a dado una oportunidad de escucharse y darse otra oportunidad para amarse y concluir lo que dejaron inconcluso los amo <3 awww imaginarme a Changmini de papa es tan asahshahshs hermoso hermoso¡¡ y mas a sus babys :3 awwwww los amo¡¡ muchisimas gracias por compartir la historia¡¡
ResponderBorrarfiuuu hay que ponerle un altar a Junsu XD
ResponderBorrarbueno el detalle de las flores...ja ja ja Yunho tan serio queriendo hablar con Chunnie, parecen yerno y suegro
Oh Oh Oh. ....el Yunjae, ni hermoso Yunjae esta bien...que felicidad. ..
ResponderBorrarAhora solo falta el Yoosu. .....mmmmm Junsu es el torpe en esta relación. .....Limites, ¡Ja! De que demonios habla. ....que significa eso....siento que solo quiere a Yoochun como distracción sexual, al menos asi lo ha de ver Chunie. ...
Yunho y Jae al fin podrán ser felices, y Yoochun y Junsu espero se reconcilien.
ResponderBorrarGracias!!!